El 6 de marzo de 1995, la Organización de Naciones Unidas (ONU) dio por inaugurada en la ciudad de Copenhague la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, con la asistencia de 184 delegaciones de países miembros de la ONU. El Secretario General de la ONU, señor Boutros Boutros-Gali, hizo ferviente llamado por lograr un contrato social como base del Desarrollo Social, clave para el mantenimiento de la Paz.
Con la participación de 121 Jefes de Estado y de Gobierno, la Cumbre tomo una serie de compromisos, uno de los cuales expresaba:
«Promover la integración social fomentando las sociedades estables, seguras y justas, basadas en la promoción y protección de todos los Derechos Humanos…».
A 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos bien vale rememorar el origen de la misma y la actualidad, pertinencia y viabilidad actual de la misma.
Sobre la Organización de Las Naciones Unidas
Al terminar la Segunda Guerra Mundial (WWII), a pesar del fallecimiento del presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, quien recién iniciaba su cuarto periodo de gobierno, se continuó con el lanzamiento de lo que se denominaría la Organización de Naciones Unidas, que implicaba un esfuerzo por prevenir toda posibilidad de una nueva guerra mundial.
Roosevelt proponía prácticamente el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial, que sustituiría el orden convenido al final de la Primera Guerra Mundial (WWI), en 1918. Orden que reafirmó el concepto de balanza de poderes, concebido al final de las guerras napoleónicas, en 1815, y que implicaba la creación de los estados modernos, la obligatoriedad de respetar la integridad territorial de los mismo, limitaba el armamentismo, con la idea de que ningún estado tuviese mayor poder militar que le permitiera someter a los otros Estados.
Principios estos últimos que sirvieron como bandera populista en los 1930 para que Hitler relanzara el derecho soberano de Alemania a rearmarse y a recuperar territorios que consideraba Alemania como de su propia soberanía, provocando así la WWII que se pretendió evitar.
El presidente Roosevelt era contrario a las tesis colonialistas de la época, lo que era drásticamente rechazado por Winston Churchill, primer ministro inglés, quien mantenía la tesis imperialista frontalmente diciendo que Inglaterra sin sus colonias no sería ya el Imperio Británico. Roosevelt insistió en su visión y al momento de entrar a la WWII declaró enfáticamente que los Estados Unidos no pretendía obtener ventajas territoriales en perjuicio de la soberanía de otros Estados. Así al final de la guerra, si bien ocupó Japón, le facilito su independencia posteriormente con su propio régimen constitucional. Igual que con Filipinas, aunque se mantuvo al archipiélago de Hawái como parte del territorio nacional norteamericano.
Roosevelt fue sustituido por su vicepresidente Harry S. Truman, quien continuó con el proyecto preferido del presidente Roosevelt, la ONU.
Roosevelt consideraba vital para que este proyecto funcionara la participación de Rusia, gobernada entonces por el mariscal Josef Stalin, de quien Churchill nunca confió y se oponía a tal participación. Además, Roosevelt insistía en la participación de la República de China, gobernada en ese momento por el general Chiang Kaisheck, pero sometida a una guerra civil liderada por Mao Tse Tung. Esto convertía a esa China en un cliente dependiente de la ayuda y asistencia de Roosevelt.
Pero finalmente se impuso la diplomacia y la ONU se instaló el 25 de abril de 1945 en la ciudad de San Francisco, Estados Unidos. Tomando una estructura similar a la de una organización republicana tradicional—un Poder Ejecutivo (el Consejo de Seguridad), una especie de Poder Legislativo (la Asamblea General) y un Poder Judicial (la Corte Internacional de Justicia).
Consecuentemente, se le establecieron dos organismos financieros mundiales, el Fondo Monetario Internacional (FMI), y el Banco Mundial (BM). Se eligió también el primer Consejo de Seguridad de la ONU con los cinco grandes poderes: Estados Unidos, Rusia, la Unión Soviética (aún no conformada), la República China, el Reino Unido y Francia.
La participación de Francia fue otro motivo de controversia. Roosevelt rechazaba, y realmente no soportaba, el carácter aristocrático y pomposo del general Charles De Gaulle, pero Churchill lo apoyaba apasionadamente. Stalin alegaba que Francia no había aportado mayor cosa y habiendo sido ocupada por los nazis de Hitler más bien habían tenido una participación negativa, incomparable con el heroísmo de los 20 millones de ciudadanos rusos que perecieron en esta Segunda Guerra Mundial.
La Asamblea General de la ONU eligió como su primer Secretario General al ciudadano noruego Troygve Lie, procediendo a elegir 15 jueces de igual número de países para integrar la primer Corte Internacional de Justicia, completando así su estructura organizacional establecida en la Carta Fundamental, conocida como la Carta De Las Naciones Unidas. Estas reuniones tuvieron lugar en la ciudad de Londres, Inglaterra, donde sesionó la ONU por primera vez en 1946. La Asamblea General contó en ese entonces con 48 Estados miembros.
En ese mismo año, comienzan a darse las primeras señales de lo que se denominaría como la Guerra Fría. Expresión de los dos bloques hegemónicos que surgieron al final de WWII y que polarizarían el mundo existente en dos bloques ideológicos que pretendían imponerse e incluso eliminar el uno al otro y que se extendió por varias décadas.
Así, acompañado por el presidente Truman, el primer ministro Churchill en su discurso en la universidad norteamericana de Westminster College, ubicada en Fulton, Missouri, usa la frase que, en referencia a Rusia, formaliza tal enfrentamiento ideológico, ya no armado diciendo que «desde Stettin en el Mar Báltico hasta Trieste en el Mar Adriático una cortina de hierro ha sido trazado sobre el Continente» (declaración que el entonces presidente Truman afirmó que no tuvo conocimiento previo a haber sido expresada en su presencia, pues no correspondía con la política de acercamiento con el mariscal Stalin heredado del fallecido presidente Roosevelt).
Ello, acompañado con la proyección de ayuda económica que significó el Plan Marshall y la creación de la organización de carácter militar la Organización Del Tratado Del Atlántico Norte (OTAN), reafirmó la bipolarización del mundo conocido.
Por su parte, la ONU va completando su organización mundial creando la UNESCO para el tema de la educación, la OIT para las relaciones laborales, ACNUR para el tema de los refugiados y otras múltiples instituciones de carácter especializado, que se han venido ampliando al ir dando respuesta a los cambios que se desarrollan en el campo internacional.
Mientras tanto, Rusia logra detonar su propia bomba atómica y así rompe el monopolio nuclear norteamericano. Y uno por uno, va incorporando a los países de la Europa del Este bajo el umbral de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), conformando así el bloque identificado como Bloque del Este, enfrentado al Bloque Occidental liderado por los Estados Unidos e Inglaterra.
Del tema de los Derechos Humanos
Por alguna razón, el presidente Truman acepta nombrar como miembro de la delegación norteamericana ante la ONU, sobre el tema de derechos humanos, a la viuda del presidente Roosevelt, la señora Eleonor Roosevelt, quien en sus años de primera dama se había proyectado como una activista constante sobre temas como ponerle fin a todo concepto de discriminación, especialmente el tema racial norteamericano y como la eliminación de las leyes del linchamiento que aún se aplicaban en algunos estados del sur de los Estados Unidos contra personas de color u origen africano, la igualdad de derechos de la mujer y otros temas sociales considerados revolucionarios en esa época.
Nombramiento no muy bien recibido por el resto de miembros de tal delegación, integrada con personajes del mundo diplomático y empresarial norteamericano que evidenciaban claramente su falta de interés en temas socioeconómicos. La señora Roosevelt era un personaje en el mundo contestatario mundial y a veces sus actuaciones eran limitadas por compromisos privados con su marido presidente, así se conoce en diversas oportunidades el presidente Roosevelt le sugería no tocar ciertos temas o posponer la discusión sobre los mismos, según la situación política del momento.
En todo caso, en Londres la prensa prefería entrevistarla a ella y no a los personajes de la delegación. Logrando de esa manera crear una opinión pública sobre temas de su interés hasta que ya no pudieron ser ignorados ni por el resto de sus colegas ni por las otras delegaciones. Se impone así la tesis de dotar a la ONU de una especie de Bill Of Rights, o Carta de Derechos de aplicación obligatoria a nivel internacional.
La señora Roosevelt obtiene apoyo de diversos delegados, como la señora Ansa Mesha de la India, el teólogo católico francés Jacques Maritain, su colega norteamericano Adlai Stevenson, el internacionalista canadiense John P. Humphrey, el intelectual chino Peng Chun Chang y el libanés Charles Habbib Malik, a quienes se agregó el asesor jurídico del general De Gaulle, René Cassin, quien había sufrido la muerte de su hermana y 25 parientes en los campos de concentración nazi.
La señora Roosevelt fue elegida secretaria de la comisión humanitaria e inició el proceso de elaboración de lo que conoceríamos como la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas. De previo, la señora Mesha logró que se cambiara la designación original de derechos del hombre por el de todos los seres humanos.
Finalmente, se aprobó en la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948 la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, con un voto favorable de 48 países miembros, contra la abstención de los países del bloque soviético (Polonia, Checoeslovaquia, Bielorrusia, Yugoeslavia, Ucrania Y Rusia) a los que se agregaron Arabia Saudita y Sud-África. Los países de Yemen y Honduras estuvieron ausentes de dicha asamblea.
Inicialmente, hubo fuerte oposición al tema de derechos civiles y políticos, especialmente por Estados Unidos por su problema racial y obviamente por los sistemas discriminatorios del país árabe y el apartheid de los sudafricanos. Stalin instruyó a su delegación a aceptar esta Declaración, pero presionar por la aprobación de una sección de derechos sociales y económicos. Como señalara un delegado: «¿de qué sirve hablar de derechos a alguien con el estómago vacío?».
Así, la Declaración aprobada contiene en sus primeros 22 artículos disposiciones sobre derechos civiles y políticos y los artículos 23 al 30 contienen disposiciones sobre derechos sociales y económicos, como obligación de la comunidad internacional por garantizar el libre e integral desarrollo de todos y cada uno de los seres humanos.
Temas actuales
En la actualidad, hay un resurgimiento en pro de la promoción y cumplimiento de estos compromisos humanitarios agravados por dos realidades de reciente recrudecimiento: los derechos de cientos de miles de personas desplazadas y movilizándose de su país de origen en busca de refugio, protección o simplemente un mejor nivel de vida; y el incremento de los abusos y violencia contra las mujeres, incluso en el ámbito familiar, agravado este último con la incidencia del tráfico de personas que afecta mayormente a las mujeres, niños, niñas y adolescentes.
La adhesión a estos compromisos humanitarios está obligando a una profunda y sincera revisión de sus metodologías de implementación. Éstas son afectadas no solamente por su aceptación dentro de países comprometidos a recibir a aquellos que necesitan la ayuda del sistema internacional y que ven un resurgimiento del racismo, la xenofobia y otras expresiones discriminatorias, o que simplemente pasan por una etapa económica domestica que dificulta convencer a los connacionales de extender esta ayuda a extranjeros. Pero también está el grave problema del abuso de este mismo sistema por malhechores que llegan a países comprometidos a ayudar, y que ven a sus connacionales heridos o asesinados en actos violentos y/o de terrorismo que nunca antes se habían vistos en sus territorios.
Situaciones que han provocado amplias discusiones sobre si el respeto y protección de los Derechos Humanos de ciertas minorías prevalecen sobre las limitaciones de seguridad que den garantías a la mayoría de la población.
Temas que abordaremos a mayor profundidad en próximas entregas.