El 80% de los españoles piensa que el Gobierno no realiza suficientes esfuerzos en luchar contra la corrupción, según Transparencia Internacional (TI). La mitad de los españoles (56%) califica de «claramente mala» la actitud del Gobierno de Mariano Rajoy en materia de lucha contra la corrupción.
La corrupción es un problema que sigue estando muy latente en la sociedad española. Además de la reciente sentencia del caso Palau, por el que quedó probado que Convergència cobró comisiones ilegales, desde ese mismo día dirigentes del PP valenciano se sientan en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional por presunta corrupción, mientras prosigue en Sevilla el juicio de los ERE que salpica al PSOE.
«Hay una especial preocupación de los ciudadanos por la corrupción, y hay todavía un largo camino por recorrer en la lucha contra la misma», señala Jesús Lizcano, presidente de Transparencia Internacional España. Así lo certifican los datos del Barómetro Global de la Corrupción 2017, cuyos datos muestran que, en España, 4 de cada 5 ciudadanos piensa que el Gobierno no realiza suficientes esfuerzos en luchar contra la corrupción (el 80%).
Los españoles suspenden al Gobierno de Mariano Rajoy en materia de lucha contra la corrupción. La media de los 119 países incluidos en este barómetro cuando se les pregunta sobre la actual actitud de su Gobierno en contra de la corrupción la califica de «claramente mal» en un 56%, 24 puntos menos que en España. Pero ahí no se queda el dato desfavorable. La mitad de los españoles (55%) considera que «la mayoría» o «todas» las personas que conforman el Gobierno están envueltas en corrupción.
La corrupción es la segunda preocupación de los españoles, tras el desempleo, según el CIS del mes de enero, según un 31,7% de los encuestados. Macrocausas como el caso Gürtel, el caso Bárcenas o el caso Lezo han estallado en los últimos años, en un contexto de crisis económica y social, aumentando la preocupación ciudadana. Un problema que ha debilitado la confianza de los ciudadanos en las instituciones y que ha detraído ingentes cantidades de dinero público. Porque si los niveles de corrupción fueran bastante menores, los recortes sociales habrían sido igualmente menores y menos dolorosos. Además, la restitución del dinero presuntamente robado es una de las peticiones más generalizadas, junto con la excesiva lentitud de la justicia condicionada por la magnitud de las tramas de corrupción de nuestro país.
Otro de los problemas que subyace es el de la financiación de los partidos. En nuestro país, urge una nueva legislación que erradique definitivamente la corrupción en la financiación de los partidos, cuyo primer artículo debería garantizar que las formaciones políticas solo puedan recibir las aportaciones de sus militantes.
Transparencia Internacional publicó el Barómetro Global de la Corrupción 2017, el cual integra los cinco Barómetros regionales sobre la corrupción que esta organización ha realizado en estos dos últimos años, reuniendo un amplio conjunto de datos de 119 países, de los cinco continentes, sobre muy diversos aspectos relativos a la corrupción y la visión que sobre la misma tienen la sociedad y los ciudadanos de dichos países.
Según Jesús Lizcano, presidente de Transparencia Internacional España, para luchar contra la corrupción se necesita «una actitud más firme y coordinada de nuestros partidos políticos para combatir esta lacra social, y por un urgente acuerdo o Pacto de Estado contra la corrupción; ello aparte de que las instituciones públicas asuman en mayor medida el cumplimiento de la normativa legal sobre transparencia».
España en el contexto europeo
En los países más ricos, casi dos de cada tres personas (el 65 %) opinan que las personas con altos ingresos tienen demasiada influencia en las políticas públicas. En España, concretamente el 88 % de los entrevistados dijeron que las personas de los sectores más ricos influían indebidamente en las decisiones gubernamentales; en Portugal, las personas con esta opinión eran el 85 %, en Francia el 79 %, y en Alemania y el Reino Unido el 77 %.
Un gran obstáculo en la lucha contra la corrupción es la falta de protección de quienes la denuncian. El 30 % de todos los entrevistados en Europa y Asia Central dijeron que el principal motivo por el cual no hay más personas que denuncien casos de corrupción es porque temen a las consecuencias. Dos de cada cinco personas que denunciaron irregularidades sufrieron represalias como resultado.
En cuanto a la percepción de la corrupción, uno de cada tres ciudadanos de toda Europa y Asia Central afirman que la corrupción y los sobornos es uno de los grandes problemas de sus países. En particular, entre 65 y 67 % de los kosovares, españoles y moldavos son quienes piensan que la corrupción debe ser una prioridad que los Gobiernos deben abordar.
Por otra parte, en España, el 28% de los ciudadanos percibe un aumento de la corrupción en el país en los últimos 12 meses, mientras que un 37% piensan que todo sigue igual. Además, son particularmente críticos con la regeneración política que lleva a cabo el Gobierno; el 80% opina negativamente acerca de esta cuestión.
En lo que respecta al Índice de sobornos, en España un 3% de los usuarios admiten haber pagado alguna vez un soborno por utilizar al menos uno de los ocho servicios públicos indicados en la encuesta. Dentro de los que han tenido contacto en carretera con la policía, un 2% admite haber pagado algún soborno. El mismo porcentaje (2%) se refleja en los que han recibido educación pública. Son tasas bastante bajas en términos relativos a nivel internacional.
Sobre cuál es la principal razón por la que muchos ciudadanos no denuncien la corrupción cuando ocurre, un 35% de los españoles encuestados piensan que se trata del miedo a las posibles consecuencias negativas ante la denuncia de corrupción. Por otra parte, un 19% acepta la corrupción como algo normal.
En cuanto a la actitud ciudadana en España, un 48% de los encuestados están de acuerdo con que los ciudadanos pueden cambiar la situación en la lucha contra la corrupción, y un 45% aceptan que en nuestra sociedad los testigos de corrupción lo denuncien. Un 48% están muy de acuerdo con: «Si yo fuese testigo de un acto de corrupción, me sentiría personalmente obligado a denunciarlo». Es más, un 46% estaría dispuesto de estar durante todo un día en un juzgado si hiciese falta para denunciarlo.
Más de la mitad (el 56%) de los ciudadanos encuestados piensan que su gobierno no se esfuerza por combatir la corrupción. Cuatro de cada cinco ciudadanos en España, junto a Ucrania y Bosnia-Herzegovina, piensa que sus Gobiernos no realizan suficientes esfuerzos en luchar contra la corrupción (entre el 80 y el 86%).
Los políticos y funcionarios se perciben como los más corruptos. En la generalidad de los países donde se ha llevado a cabo el estudio, los miembros del parlamento y los funcionarios públicos son los que se perciben como altamente corruptos. Además, cerca de la tercera parte de los encuestados piensan que la mayoría o todos de ellos son corruptos.
También el sector privado no está exento de corrupción. Más de la cuarta parte de ciudadanos de Europa y Asia Central piensan que los directivos de empresa son altamente corruptos (26%).
España en relación con el entorno mundial
En cuanto a la evolución del nivel de corrupción existente en nuestro país, España ocupa una posición intermedia en relación con el conjunto de países evaluados, si bien es muy clara la diferencia entre el 47% de los ciudadanos que opina que la corrupción ha aumentado de forma clara (54% a nivel internacional), y solo el 15% de los ciudadanos que opinan que ha disminuido claramente (17% a nivel mundial).
En relación con el nivel en el que las diferentes instituciones están más o menos envueltas en corrupción, los resultados de España frente a la media de los 119 países evaluados son claramente desfavorables en relación, por ejemplo con instituciones como el Gobierno, o como los miembros de los Parlamentos. No ocurre así con la opinión de los españoles respecto al nivel de corrupción existente en instituciones como la Policía, los Jueces o los organismos relacionados con el control tributario, en los que el nivel de corrupción percibido es bastante más bajo que la media global de los citados 119 países.
En lo que respecta a la opinión de que en la sociedad es aceptable en general que los ciudadanos denuncien casos de corrupción, la situación en España es algo mejor que la media internacional, con un 59% afirmativo, siendo la media mundial del 49%.