Las motos, las mujeres, la música, la noche, las drogas, la vida y la muerte, siempre han servido de inspiración a Alberto García Alix. “Las fotografías de motos particularmente se han constituido como un eje de su obra y forman parte de su último libro publicado, titulado “Moto”. Esta muestra presentaba desde las primeras instantáneas que tomó en 1975 durante una carrera de motocross en la que participaba su hermano, hasta el año 2007; contemplando un nuevo bloque de fotografías inéditas, con las que el autor, buscando sus límites, inicia un renovado discurso fotográfico, mediante un uso más abstracto y alegórico de la imagen.
La transformación entre las imágenes de los 80 y 90 y las de ahora es muy radical. En las imágenes más antiguas presenta retratos y autorretratos de personajes montados en sus máquinas en medio de diversos circuitos, fiestas, calles y carreteras, introduciéndonos en el mundo de la motocicleta desde dentro. En las imágenes recientes no se ve nunca la máquina completa. De un modo más sugerente, juega con su sombra y con las contorsiones que la luz pueda proyectar sobre ella. Se trata, en definitiva, de un conjunto de fotografías que trasladan la belleza y el cuidado con el que García Alix ha retratado su vida ligada a la moto.”
Motos y vida, motos y muerte. La moto deja de ser un objeto para convertirse en un personaje de primera fila igual de importante que los que la montan, tiene vida propia y tiene
alma, el alma está presente en su sombra de contornos difusos, distorsionada por el pavimento, por las aceras, por las alcantarillas. El objeto real se transforma por medio del uso de un expresionismo feroz, en alegoría, en sentimiento, en estado de ánimo, poco importa lo definido, lo presente; las motos, lo mismo que los edificios de París o de China, las siluetas de los árboles y las rejas, expresan condiciones extremas de soledad, de desamparo, son metáforas de abandono o de fuga.
Estas fotografías de una vida en moto se van intercalando con otras que son imprescindibles en la iconografía de Alberto García Alix y en la iconografía de la fotografía española, como son los retratos y autorretratos, que él define como : “un enfrentamiento en el que suele colocarse frontamentalmente frente a su modelo cara a cara”, y que han dejado imágenes eternas, que ya forman parte de la rica Historia de la Fotografía, representando desde dentro-nunca fue una artista periférico- la realidad, primero de la movida madrileña, movimiento que significó un cambio fundamental en la cultura de la sociedad española de la transición democrática, y que tuvo como protagonistas destacados a Pedro Almodóvar, Rossy de Palma, Emma Suárez, Alaska y otros muchos, magistralmente retratados por el artista. Pero García Alix nunca se quedó allí, es más, ha marcado una distancia esencial, a la velocidad de la moto en una carretera sin curvas, con aquellas fotos. Su maestría continua hasta hoy con el descubrimiento de maravillosos y oscuros personajes de mirada intensa, de edificios nocturnos, de vegetaciones vivas pero muertas, pero sobre todo haciendo una increíble, sincera y brutal introspección en sí mismo y en su mundo más íntimo, esta es la verdadera esencia del trabajo actual de Garcia Alix, su más inquietante hallazgo.