Cuando se inauguró el Museo del Prado en 1819, las únicas pinturas expuestas eran obra de artistas españoles, pues desde el primer momento hubo una clara voluntad de utilizar la institución para dar a conocer la pintura española, y para reivindicar sus valores. Esa voluntad ha pervivido, y como resultado, al área de “Pintura española (hasta 1700)” está adscritas algo más de 2.000 pinturas, cuya cronología abarca desde el siglo XII hasta finales del siglo XVII. A través de esas obras se ofrece un panorama bastante detallado de los principales episodios de la historia de la pintura en nuestro país, especialmente en lo que se refiere a maestros y escuelas a partir del Renacimiento. Dentro del total, destacan varios conjuntos muy importantes y nutridos de obras de muchos de los principales artistas activos en España, como Juan de Flandes, Pedro Berruguete, Luis de Morales, Correa del Vivar, Juan de Juanes, El Greco, Maíno, Ribera, Velázquez, Zurbarán, Alonso Cano, Pereda o Murillo. De casi todos ellos, el Prado es el museo que custodia una colección más completa. Un caso especialmente significativo es el de Velázquez, del que el Prado posee 48 obras, lo que constituye cerca del 40% de su producción conocida. Entre esas pinturas, además, se encuentran gran parte de sus obras maestras.
Además de estos conjuntos vinculados a un solo artista, el Prado ofrece también una visión muy completa del desarrollo de los principales géneros pictóricos en el país. Es el caso, por supuesto, de la pintura religiosa, pero también de la naturaleza muerta o del retrato cortesano. Igualmente, la colección incluye algunas de las principales series de cuadros que han ido modelando la historia de la pintura española. Algunas de ellas están vinculadas a un sólo artista, como las pinturas del retablo del colegio de Doña María de Aragón, de El Greco, o el conjunto que realizó Vicente Carducho para la cartuja de El Paular. En otros casos, son series en las que participaron varios pintores, como la destinada a decorar el Salón de Reinos en el Palacio del Buen Retiro, en la que participaron -en competencia- los artistas más destacados activos entonces en la corte, como Velázquez, Maíno, Carducho, Pereda o Zurbarán.
La colección de pintura española anterior a 1700 se despliega a lo largo de siete salas en la planta baja del museo, y 22 en la planta principal. A través de ella se propone un recorrido cronológico, y se subraya también su relación con otras tradiciones nacionales. Así, las obras de Pedro Berruguete cuelgan cerca de las de los primitivos flamencos, El Greco está cerca de los venecianos, Ribera comparte una sala con caravaggistas franceses, y Las hilanderas se exponen junto al Rapto de Europa de Rubens. Junto a salas o conjuntos de salas dedicadas a la obra de un solo artista conviven salas en las que cuelgan obras realizadas por pintores coetáneos, dos salas que tienen como tema la naturaleza muerta, otra dedicada al retrato cortesano del siglo XVI, y una dedicada expresamente al mencionado Salón de Reinos.