Cuando llegué al Club Financiero de Génova, María Luisa de Contes, siempre con esa alegría vitalista que le caracteriza, se acercó a mí y, casi sin ocasión de poner mi grabadora, ya estaba subida en ese púlpito donde suben inconscientemente los creen en sí mismos, ella habla con la verdad. Que por muy relativa que sea siempre para los incrédulos, es una verdad poco usual en el mundo ejecutivo empresarial, donde las entrevistas concedidas son milimétricas.
Nació en Sanlúcar de Barrameda, en una modesta familia de viticultores. En una época donde los derechos de la mujer estaban supeditados al hombre. Desde muy niña sintió que esa sociedad no le correspondía, creció rodeada de charlas sobre los derechos de los agricultores, sobre las libertades democráticas y los ideales republicanos.
En 1973, en busca de sus ideales democráticos, se fue a París con diecinueve años. Allí se licenció en Derecho por la Universidad La Sorbonne y consiguió su primer puesto de trabajo en el Grupo Renault. Desde hace treinta y siete años sigue trabajando en esta empresa y actualmente ocupa el cargo de secretaria general en España, es vocal en todos sus Consejos de Administración y directora jurídica del grupo. Solicitó y obtuvo la nacionalidad francesa en 1980.
Habla perfectamente tres idiomas: español, francés e inglés. Además de ser licenciada en Derecho y abogada del Barreu de París, es Master en Derecho Antitrust por la Universidad de Berkeley en California y titulada del Programa de Alta Dirección de Empresas (PADE) por IESE Business School.
De los muchos cargos que ocupa en diferentes instituciones privadas y públicas, tanto francesas como españolas, María Luisa es presidenta de la Asociación de Amistad Hispano-Francesa Mujeres Avenir y presidenta de la Comisión Mujer y Diversidad del Club Financiero de Madrid. Siendo Mujeres Avenir una de las asociaciones más activas e importantes que fomentan la amistad entre España y Francia, y cuyo miembro destacado de su Consejo Asesor es el embajador de Francia en España.
Todo lo que rodea a María Luisa de Contes tiene como objetivo impulsar la democracia, la igualdad y la paridad de mujeres y hombres. Su lucha es constante para que se reconozca la visibilidad de la mujer en la sociedad y en la empresa. Ella ha conseguido en Mujeres Avenir que el 40% de su público sean hombres, ella ha conseguido que empresas sumamente importantes apoyen sus ideales, ella ha conseguido que la Junta Directiva de esta Asociación esté compuesta por más de treinta ejecutivas de máximo nivel profesional. Después de conocerla mi pregunta es... ¿qué no puede conseguir ella?
Cuando la escuchas, rápidamente te das cuenta que no es una diosa de diseño. Es una líder, que va más allá del respeto a la jerarquía empresarial, sus brazadas no solo son institucionales, sabe nadar en lo humano: “... hacerte con la empresa, porque en la empresa hay mucha gente interesante aunque no tengan un papel en la cúspide… no se te pueden escapar por su humanidad y profesionalidad”.
Es una mujer que inspira confianza. No necesita su tarjeta de identificación para acceder por las mañanas a su despacho en Renault, en los controles le abren todas las puertas gracias a las buenas relaciones que genera. “No es suficiente ser lista, estar preparada y ser buena persona en un contexto masculino, nada de esto es suficiente si la empresa no ha integrado los valores de respeto e igualdad hacia las personas”.
Desde la perspectiva de su lucha por la igualdad, cree necesario trabajar siempre cerca de los Gobiernos. “En temas de igualdad me importa relativamente poco que sean de izquierda o de derecha, porque todos los Gobiernos para gobernar necesitan votos y para tener votos tienen que contar con la opinión de las mujeres y de asociaciones como la nuestra -Mujeres Avenir-. Para trabajar activamente con ellos, derecha o izquierda, en ese aspecto concreto me da igual, siempre que favorezcan la igualdad de oportunidades entre hombre y mujeres”.
Considera vergonzoso la brecha salarial. Me miró y me dijo: “Una mujer no puede trabajar 85 días del año gratis con respecto al mismo puesto de un hombre. Eso es una problemática que Rajoy tiene pendiente de solucionar en la agenda de su Gobierno, y tendrá que abordar su solución enviando inspectores a las empresas para que midan esa diferencia intolerable”.
“Así que no es cuestión de tiempo que las mujeres ocupen el lugar que por formación y demografía les corresponde, es necesario adoptar medidas concretas ya. Porque han aumentado las diferencias de retribución entre hombres y mujeres desde el año 2008 al año 2016, a pesar de estar acreditado que las mujeres directivas están mejor formadas actualmente que entonces. Antes de la crisis la brecha salarial era del 11,9%, sin embargo ahora, las mujeres cobran de promedio un 17,1% menos que los hombres”.
“Y luego está el asunto pendiente de las cuotas en las empresas…”
Háblame de la legislación de cuotas en las empresas.
Recientes estudios de diferentes consultoras internacionales y prestigiosas escuelas de negocios, indican que el talento de las mujeres está reconocido socialmente, sin embargo, su lugar en cargos directivos de empresas y organismos es muy desigual con respecto a los hombres.
A pesar de la contundencia de los datos, los detractores de las cuotas argumentan que no es preciso forzar legalmente la presencia femenina en los cargos de responsabilidad en los Consejos de Administración. Dicen que se solucionará solo, poco a poco, y con acuerdos voluntarios, lo cual es poco probable.
De hecho, Noruega fue el primer país que aplicó la legislación en 2003 con una regulación que imponía sanciones a las compañías que no alcanzaran un porcentaje del 40% en los órganos de decisión, después de haber comprobado que los acuerdos voluntarios con las empresas no daban resultados. Lo mismo se ha comprobado y decidido recientemente en diversos países de nuestro entorno, con resultados óptimos a nivel económico y productivo, como por ejemplo en Francia, Italia, etc.
Has desarrollado la mayor parte de tu trayectoria profesional en Renault, ¿crees que el mundo de la automoción sigue siendo un mundo de hombres?
Sí, sigo pensando desgraciadamente que sí, a pesar de que las cosas han cambiado y evolucionado bastante. Hoy día, por ejemplo, en el Comité Ejecutivo de Renault en París hay tres mujeres. Si tienes un Comité Ejecutivo con tres mujeres, eso es un cambio, pero estoy hablando de un cambio muy reciente, porque dos de ellas hace un año que se han incorporado. Actualmente por tanto hay diversidad, en un Comité que siempre fue conformado por hombres y todos ellos de nacionalidad francesa. Sin embargo, ahora no solo hay mujeres, sino que se han incorporado japoneses, alemanes, españoles, etc.
Y han cambiado también en Renault España, con los acuerdos voluntarios del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que proponen aumentar la presencia de mujeres en órganos de dirección y consejos de administración de las empresas. Estos acuerdos voluntarios han sido firmados por el Grupo Renault en España.
Poco a poco estamos intentado que los órganos de dirección de las empresas respeten los acuerdos voluntarios firmados con el gobierno para alcanzar el 40%-60% de mujeres y hombres en los Consejos de Administración; como ha sido el caso reciente de RECSA (Renault España Comercial) y Renault-Nissan Consulting, gracias a la concienciación de los dos directores generales de estas filiales.
La Legión de Honor es la más conocida e importante de las distinciones francesas. Eres Chevalier de la Légion d´Honneur y Chevalier de l´Ordre Nacional du Merite. ¿Qué significan?
En Francia existen esos dos reconocimientos, ambos muy importantes, de carácter nacional: la Orden Nacional del Mérito, creada por el General de Gaulle, y la Orden Nacional de la Legión de Honor, creada por Napoleón. La primera recompensa los méritos civiles, me la dieron en 2009, como reconocimiento a mi implicación en reforzar los lazos económicos y de amistad entre Francia y España; la segunda en 2015, se me concedió por méritos que consideraron extraordinarios, por mi lucha en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres.
Recuerdo que, con la problemática de ETA, el Gobierno francés tardó en entender que no eran un grupo de liberación de tipo separatista, sino que eran terroristas. En aquellos tiempos ETA se refugiaba en el sur de Francia, y el Gobierno francés toleraba su presencia sin proceder a su detención. Esto creó una relación de tensión entre los dos países que hacía imposible las relaciones políticas, económicas e incluso institucionales… y yo tenía al respecto mucha conciencia de que había que hacer algo.
A través de nuestra asociación de amistad hispanofrancesa –a la que yo pertenecía- se entendió que era necesario convencer al Gobierno francés de la necesidad de establecer un acercamiento. En ese momento, el ministro del Interior en Francia era Jean Pierre Joxe, y el ministro del Interior español era José Luis Corcuera. Paradójicamente eran dos Gobiernos socialistas pero no había compresión, ni colaboración entre ellos.
Fue una época donde las relaciones entre España y Francia eran muy tensas, no solo por esa problemática política, por ejemplo, también estaba el tema agrícola, con los camiones españoles parados en la frontera francesa. De hecho, antes de entrar España en la Comunidad Económica Europea, recuerdo que Giscard D´Estaing, el presidente de la República francesa, se oponía a su ingreso.
Mi contribución para que esta situación cambiase fue reconocida finalmente por el Gobierno francés y se me recompensó con la Orden Nacional del Mérito. Es una Orden de Estado concedida por el presidente de la República. Fue muy importante para mí y me conmovió muchísimo.
A partir de este acercamiento entre los dos países, consideré que el objetivo de esa primera asociación de amistad hispanofrancesa estaba cumplido, dado el acercamiento en estos dos aspectos entre Francia y España. El nuevo objetivo era luchar por la igualdad entre hombres y mujeres, y de aquí parte el origen de la Asociación de Amistad Hispano-Francesa Mujeres Avenir.
Desarrollar esta nueva labor fue lo que provocó que me otorgaran la Legión de Honor. Fue un enorme reconocimiento que no me esperaba y que me emocionó profundamente. Es el máximo reconocimiento que el Gobierno francés concede y sentí que se premiaba mi trabajo en Renault y en la sociedad civil, tal cual refleja el decreto del Gobierno. Se me premiaba por los treinta años dedicados a la defensa de los intereses franceses en Renault, y lo que siempre fue mi lucha, la igualdad entre hombres y mujeres.
¿Con qué te quedas de París?
Con todo, a París no le quito nada. Cambiaría las banlieues, los alrededores, que hay que hacerlos más habitables, más humanos y más diversos… evitar que sean un ghetto. Pero de París me quedo con todo. Yo tenía diecinueve años cuando llegué a París, a vivir al barrio Latino, donde se encuentran las mejores universidades, y me sentí muy aceptada.
¿No te impresionaba La Sorbonne?
Para mí fue todo tan fácil que ni me enteraba. En mi primer año lo aprobé todo y así sucesivamente. Aunque en realidad me pasaba diez horas diarias en la biblioteca, pero nunca lo viví como un sacrificio. Mis compañeras francesas se despedían de mí al final del día, sorprendidas de que aún me quedase estudiando, pero cuando veían mis notas, yo decía: “Ves como tú te tienes que quedar más tiempo estudiando, que has suspendido”. Quiero decir que no me costaba hacerlo, porque tenía muchas ansias de conseguirlo y trabajaba en consecuencia.
Después, cuando me fui a vivir a Estados Unidos, hice lo mismo para hablar en inglés. Fui a la universidad de adultos, tenía que estudiar de noche porque trabajaba en Volvo durante el día. Y me di cuenta de una cosa, que una vez que te has adaptado e integrado en un país que no es el tuyo de origen, después te adaptas en seis meses a cualquier otro.
¿Cómo fue en Estados Unidos?
Cuando me fui a Estados Unidos eso fue una revolución en mi vida. En seis meses ya quería ser americana y no había nada mejor que Nueva York. Cuando me envió Renault a Nueva York gobernaba Clinton, fue cuando se firmó el acuerdo entre Renault y Volvo. Pensaron que yo tenía mucha capacidad de adaptación y que generaba buenos contactos… ya se sabe que las alianzas al principio, entre fabricantes de automóviles, no son fáciles.
Mi inglés era horrible, pero me iba entendiendo con ellos y al cabo del año y medio ya estaba totalmente integrada. Tuve la suerte de pasar de París a Nueva York en una época donde Nueva York era una maravilla, y además vivía frente a Central Park South. Mi exmarido se quedó en París y me llevé a mi hijo de doce años conmigo. Renault me dio todas las posibilidades económicas del mundo para que yo estuviera en un lugar seguro, tenía por lo menos veinte porteros el edificio… cuando llegó el día de Navidad para darles el aguinaldo me quedé sin salario.
En aquel momento, se me había nombrado General Counsel de Volvo y así, trabajando, mejoré mi inglés. Hasta que no dominas el inglés no te das cuenta que eres ciudadana del mundo. Cuando tuve que volver a París, a los tres años, porque la alianza fracasó, lo hice llorando. Estados Unidos me había marcado muchísimo y me quedé con las ganas de estar allí más tiempo… que menos que diez años más. Después de vivir en Nueva York, mi mundo nunca más fue un mundo local.
¿Un sueño cumplido y uno que te quede por cumplir?
Uno que he cumplido es ser una mujer libre, desde que nací hasta hoy, que tengo sesenta y tres años. He hecho siempre lo que he pensado que tenía que hacer. Soy muy poco influenciable, aunque escucho a mis amigos. Mi gran satisfacción es que siempre he seguido mis convicciones en el mundo laboral, familiar y en el de los amigos.
Uno que me gustaría cumplir: yo creo que mi estancia en Estados Unidos es un objetivo que aún no lo he concluido. París es una ciudad que me tranquiliza mucho y mi casa está allí, y cuando llegue el momento de mi jubilación profesional yo voy a estar entre Madrid y París. Pero es posible –si mi economía me lo permite- que compre alguna casa en Nueva York. Quiero profundizar en Estados Unidos porque todo me gusta, me gusta Nevada, Texas, California, me encanta Filadelfia, Nueva Orleans… me queda esa asignatura pendiente de compartir más vida con los norteamericanos.
Un hombre y una mujer que te hayan marcado en tu vida
Una mujer, mi abuela. En el sentido de nunca someterse a nada. Ella me decía que tenía que ser yo misma y pensaba que nunca nadie es más tú. Mi abuela era atea y en los colegios de Andalucía, cuando yo era pequeña, la misa era obligatoria y ella no quería que yo fuese a misa.
De todas formas, yo siempre he sido una niña muy inconformista y nací diciendo: “esto no me conviene”. No era muy creyente, pero me convenía ir a misa porque la señorita me ponía buenas notas por ir, y en ese sentido era muy pragmática. Me era indiferente ir a misa, pero sí me importaba sacar buenas notas, así que me escondía de mi abuela. Ella nunca se sometió a nadie, ni a la Iglesia, ni a las costumbres. Y en ese sentido me marcó muchísimo.
El hombre, sin duda mi padre. Era un hombre muy valiente, y creo que es una cosa que me caracteriza a mí. Mi padre era un hombre que no tenía miedo a nada, ni a que lo torturasen cuando era detenido por la policía franquista. Como era sindicalista, cuando lo detenían y salía del cuartelillo de la Guardia Civil, no me contaba lo que le habían hecho, consideraba indigno el simple hecho de hablarme de sus pesares. Era un hombre valiente, y eso genera libertad… una de las más grandes cualidades.
Mi agradecimiento a Laura Vilamajó Gibal por su inestimable ayuda para realizar esta entrevista.
Mi profunda admiración a María Luisa de Contes por su incansable labor en la lucha social del papel de la mujer en la sociedad.