La historia del perro doméstico se empezó a escribir hace miles de años, y no se puede entender sin hablar también del ser humano. Así mismo, se podría decir que el ser humano no sería el mismo si no hubiera vivido ese codesarrollo, ese proceso de domesticación mutua.
Era versión oficial que los primeros perros habían aparecido hace unos 14.000 años en alguna zona de Asia, pero hace tres años se publicó en Science una investigación a nivel mundial, en la que también participó el CSIC, y que demostró que los primeros perros aparecieron en Europa en algún punto entre hace 32.000 y 18.000 años. Y éstos son ancestros de todos los perros actuales, incluidos perros americanos, asiáticos... en contra de lo que se pensaba.
Se cree que la relación se inició con los lobos más mansos y confiados de algunas manadas, que se irían acercando a las pequeñas aldeas de cazadores-recolectores atraídos por el olor a carne cocinada al fuego. Sabiendo la posibilidad de probar algunas sobras, algunos se irían a vivir cerca de las aldeas y, con el tiempo, los humanos los fueron acogiendo dentro de sus grupos, seleccionando a los ejemplares más mansos, que al cabo de muchos años derivaron en los perros actuales.
¿Cuántos años se tarda en domesticar a una especie? Se podría pensar que miles, pero no sería así en todas las especies ni en todos los escenarios. Por una casualidad terrible, se descubrió algo interesante hace unos años: una industria tan empática y comprometida con la naturaleza como es la industria peletera, en un país de Europa del Este, estaba intentando seleccionar a ejemplares de zorros que fueran menos agresivos para que les fuera más fácil trabajar con ellos, moverlos de un sitio para otro, alimentarlos, aprisionarlos, matarlos y arrancarles las pieles para hacer abrigos glamourosos. Pues al cabo de unos 25 años ya habían conseguido un ejemplar de hembra tan manso que no se diferenciaría en comportamiento de cualquier perro equilibrado y juguetón, una hembra que podía tener cachorros que fueran dóciles para ser matados con tranquilidad.
Sólo 25 años habían tardado, y no sólo eso, sino que se dieron cuenta de que aleatoriamente los zorros nacidos de esa madre empezaron a sufrir modificaciones, unos nacían con colas más cortas, orejas caídas, ojos de distintos colores, incluso muchos empezaron a nacer con manchas blancas en la piel. Cuando las condiciones del entorno en el que vive una especie cambian de manera extrema, la capacidad de esas especies que sufre el cambio de tener crías con más y variadas mutaciones genéticas aumenta exponencialmente; esto se produce porque para que esa especie pueda existir en el nuevo entorno necesita de un ejemplar que nazca con una modificación, de entre todos los fracasos que aparezcan, que pueda sobrevivir en esas nuevas condiciones. Y aunque la naturaleza había sido arrancada del alma de esos animales salvajes para poder después arrancarles la piel, aún ahí la vida se abrió camino y los ejemplares mutados con manchas blancas en la piel se salvaron, no eran aptos para abrigo.
El ser humano lleva tanto tiempo siendo sedentario como tiempo lleva de relación con el perro. Las primeras aldeas de homo sapiens tenían perros, las primeras ciudades eran cuidadas por perros que ladraban ante el desconocido. Se podría decir que el homo sapiens nómada se ha convertido en humano actual a la vez que el lobo se convertía en el perro doméstico con todas sus "razas" y enfermedades. Aún con todos estos miles de años de interrelación y variabilidad, más del 85% de las razas de perros han sido creadas en los últimos 150 años. Y digo creadas intencionadamente, ya que el ser humano pervierte todo lo que toca y, por supuesto, no iba a ser menos su mejor amigo.
Se puede tener la idea de que los perros han existido siempre de la misma manera en la naturaleza, pero la naturaleza del perro es lo que decida el ser humano, ya que éste es su creador, y no sólo desde los últimos 150 años. El ejército romano modificó un tipo de perro durante tanto tiempo para usarlo en batalla que acabó siendo un arma más, una muy potente. Esos perros del ejército romano serían ancestros de los conocidos hoy en día como Pitbulls, llamados así porque los romanos también los usaban para sus espectáculos de batallas, donde dos o tres de estos perros se enfrentaban a enormes toros a vida o muerte.
En el siglo XIX, la Inglaterra sobrepasada por su propia vanidad, donde la alta sociedad era dueña del mundo, también se creyó reina del destino del perro. Y fue entonces cuando empezó este vórtice de creación de lo que llamamos razas puras. Los aristócratas empezaron a competir entre ellos para ver quién conseguía el ejemplar de perro más raro, más estrafalario, que hiciera las delicias de los demás, con piernas más cortas, cuerpos largos, cuellos cortos, nariz aplastada. El catálogo de variaciones que consiguieron puso las bases para la creación de los estándares que hoy en día mantienen a raya clubes con grandes capacidades de presión como por ejemplo el Kennel Club. Se podría pensar, en principio, que no tendría por qué haber nada malo en la crianza de perros para que tengan unas mismas características deseables para las personas que quieren tenerlos, pero el hecho es que el mantenimiento de rasgos que constituyan cánones para que sean considerados como puros hacen que esos perros sean obligados a la endogamia, a ser apareados con sus padres, hermanos, sus familiares más cercanos, para así asegurarse de que esas características van a permanecer intactas.
Sin embargo, esta práctica ejercida sobre este animal ha hecho que el 20% de los perros que existen actualmente en el mundo tengan alguna enfermedad genética grave. Más de cien especies tienen displasia de cadera, razas como el Carlino tienen problemas respiratorios, el perro crestado o de penacho chino sólo tolera la luz solar durante unos instantes antes de sufrir daños permanentes, el bulldog (que era un animal glorioso hace 100 años) ahora tiene que nacer por cesárea en la mayoría de los casos por tener una cabeza demasiado grande. El Shar Pei, que es un perro chino criado y estandarizado en Estados Unidos, tiene especial tendencia a padecer luxación de rótula, displasia de cadera, torsión gástrica, hipotiroidismo, amiloidosis, tendencia a engordar y tendencia a tener ataques al corazón si engorda. Es terrible, y lo más terrible es que, por ejemplo, un pastor alemán no sería considerado puro si no tuviera la displasia de cadera que se les puso de moda hace 20 años y que considera no puro a un ejemplar sin ese problema en los huesos. Aunque, para mi, hay algo más terrible aún... Si miras por ejemplo la página wikipets, cuando habla del Shar Pei y de todas sus enfermedades, al final dicen, y lo dicen sin malicia: "todos los problemas de salud descritos aquí tienen posible tratamiento". Con esto me refiero de nuevo a grupos de presión como los Kennel club y tantos otros, que tienen compromisos económicos con las industrias que crean los remedios para las enfermedades que ellos se encargan de mantener como estándares en las razas, un bucle.
Cualquiera de esos problemas de cualquiera de estas razas puras se podría resolver sólo dejando que se cruzaran con cualquier otro perro, pero perderían sus características, y eso no parece cercano. El mestizaje, el perro de mil razas y ninguna, esa sería la aspiración real para un perro sano.
He sido muy criticado en algunos círculos al exponer mi idea de que se debería regular y llegar a legislar sobre la no proliferación de razas de perros que sean potencialmente mortales. Siendo específico, razas como el pitbull, que no es que tengan un potencial muscular para hacer daño, sino que son perros que no huyen para evitar el contraataque, éstos no descansan hasta matar si no son separados. Mucha gente dice: "yo tuve un pitbull que era muy bueno", "eso depende de la educación que le des, del dueño"... Entonces, ¿eso qué disculpa es? Es como si la gente llevara armas peligrosas por la calle y se permitiera porque se presupone la bondad inherente del ser humano que las lleva. Así que, después de la manipulación genética, selección y creación de razas para el divertimento y la guerra, para la compañía y el trabajo, ¿por qué mantener a los que fueron creados para la guerra? No sería un genocidio animal el hecho de que, por una vez, tuviéramos perros sanos y que nos representaran y que para eso decidiéramos que los ejemplares de perros así existentes hoy en día fueran los últimos, que no pudieran tener hijos, ni entre particulares ni en criaderos. Parece exagerado, ya, bueno, daré un dato entonces: 27 personas han muerto sólo en España por ataques de perro en los últimos 25 años, entre ellos: bull terrier, american staffordshire terrier, rotweiler, dogo argentino, fila brasileiro, tosa inu, y pitbull, éste último responsable de 6 de las muertes. Entre estas 27 personas, 12 eran menores; la mayor de esos menores una niña de 13 años y el menor, un bebé de 20 meses. Hablo sólo de las muertes, no hablo de números de casos como el del pasado mes de abril, donde el pitbull de un hombre le arrancó la cara de un mordisco a su sobrino en el sur de España. En todo caso, hay que decir que en muchos otros países el líder de ataques es el pastor alemán, pero no tiene tanta fama. La mayoría de estos casos eran perros de la familia, perros queridos sin episodios anteriores de violencia que podrían haber protagonizado uno de esos vídeos graciosos de YouTube jugando con esos mismos niños bajo el título "qué bueno es mi pitbull". Ahora, ¿qué daño haría a la sociedad que se decidiera no reproducir más a los perros que existan con estas características?
El tratamiento que le da el dueño a la vida del perro, la importancia que tiene el perro en la empatía que siente el ser humano, es el reflejo del humano mismo. un humano que ha visto la luz de su desarrollo intelectual acompañado de este otro animal, lo poco que aún nos queda para recordar que somos animales también, que nos recuerda la conexión que aún podemos tener con la naturaleza, una parte de nosotros tan profunda que guardamos un espacio el uno del otro en nuestros ADN.
Una sociedad sana se preocupará de tener perros sanos, y el concepto de perro sano es totalmente contrario al concepto de perro puro. El concepto de raza pura en los perros es sólo un espejo del racismo con el que el ser humano tiende a describir el mundo; muestra de no haber aprendido nada de nuestra propia historia y los problemas con las razas puras.
Nunca he estado más convencido que después de escribir este artículo de que la naturaleza del perro es la cultura del ser humano, como especie e individuo. El perro es un reflejo de todo lo bueno, pero también todo lo malo de nuestra especie; y lo que ha ocurrido en las últimas décadas no sería más que una perversión del poder del anillo del rey salomón.
Nunca intercambie dinero por un perro y no será mercancía ni usted ni el perro, no pague dinero para asegurarse de que su animal tenga alguna que otra enfermedad genética... reproduzca a su perro con un ejemplar de otra raza, hasta que no haya razas, que al menos los hijos y nietos tengan la oportunidad de ser animales sanos; sería un buen comienzo para ambas especies... así quizás un día hasta el ser humano pueda llegar a ser un animal sano también, quizás, algún día también digno de ser compañero del perro.