La “gente caribe” contagia alegría al transitar por la vida con una sonrisa a flor de piel; también suele hablar “cantadito”. Aparentemente, el clima cálido y los abundantes rayos de sol provocan que el carácter amable fluya por los poros.
A diferencia de los habitantes de algunos países europeos y latinoamericanos, donde abundan el ceño fruncido y cierta postura tirante de hombros, los naturales de países con costas bañadas por el mar Caribe tienen el geniecito liviano. Aquí destacan los habitantes de Cuba, país que tuve el privilegio de visitar un par de veces.
En esta isla, la más grande de las Antillas, se puede palpar la vida esforzada de sus paisanos, llena de estrecheces y de privaciones, de restricciones y de penurias, pero también se pueden conocer sus esperanzas por un mejor futuro.
Impresiones de una viajera entusiasta
Visité Cuba por primera vez hace ya una década. En los estancos de La Habana vimos largas filas de personas quienes esperaban su turno pacientemente, con cupón en mano, para obtener la cuota de productos racionada por el gobierno.
Me comentaban el desafío que implica estirar una barra de jabón al mes para una familia de seis personas, al igual que las siempre austeras raciones de café, azúcar o harina.
En la capital, pudimos comprobar el deterioro y los estragos que causa el tiempo en el otrora glorioso malecón habanero. El ruinoso aspecto de decenas de edificios, que obviamente conocieron mejores años, desalentaba la visita de los turistas y era un poco deprimente, al igual que esa nostálgica admiración por los vehículos de la década de los ‘50 y ‘60, que estoicos transitaban a duras penas.
Luego, a vagar por las callejuelas empedradas de La Habana Vieja, especialmente por el barrio de Miramar, el vecindario de las embajadas, con sus lujosos palacetes y hermosos parques.
“Mi mojito en La Bodeguita y mi daiquiri en el Floridita”, -decía Hemingway-…
Recorriendo y perdiéndonos entre esos desgastados pasajes, bajo el ardiente sol, damos con “La Bodeguita del Medio” y el Floridita, pintorescos tugurios para alcohólicos famosos como Hemingway, uno de sus más asiduos parroquianos.
Grandes glorias de la hotelería habanera relucían orgullosamente: el Hotel Nacional, el Ambos Mundos y el Riviera aún desafiaban al tiempo, orgullosamente dignos.
Los establecimientos, afamados por sus casinos y por su agitada vida nocturna, resultaban un imán para las reuniones de la élite de la mafia estadounidense, que vio florecer en la isla los negocios tradicionales de apuestas, prostitución y narcotráfico.
Aires calientes en La Habana.
Una década después, aterrizo en la isla por segunda vez.
Percibo ciertos cambios en la capital isleña. Las remozadas fachadas en La Habana Vieja lucen un aspecto notablemente hermoso. No se divisan filas, aunque tampoco ningún local con internet en pleno centro, así es que debemos conformarnos con el lentísimo wifi del hotel.
Llaman mi atención, sin embargo, las modernas y ocupadas autopistas, así como un número creciente de vehículos nuevos. Después de 50 años, los cubanos pueden comprar autos nuevos, a pesar de ser este un sueño inalcanzable para muchos por el elevadísimo costo.
A pesar de estos avances, aún permanecen vigentes muchas restricciones a las libertades de sus habitantes, un férreo control sobre las salidas al extranjero, para la compra de divisas y en el tema derechos humanos.
Algunas sugerencias
Ya sea si se trate de una primera, segunda o tercera visita, a continuación algunas sugerencias.
En La Habana hay que visitar el Capitolio, el Palacio de Bellas Artes, el mirador de Bacunayagua o la Plaza de la Revolución. Disfrutar de la cordialidad del expresivo y amigable cubano en los paladares, donde se puede degustar un ajiaco (con vegetales y carne) o los deliciosos tostones (platanito verde frito muy sabroso). Disfrutar del atardecer dorado bajo unas palmeras, mientras se bebe un refrescante mojito. Escuchar canciones de viejas glorias de la trova cubana; deleitar los oídos con Ibrahim Ferrer o el maravilloso piano del maestro Rubén González, quien con más de 90 años deslumbraba al mundo entero. Ellos y muchos más disfrutaron del reconocimiento y fervor internacional que causó el redescubrimiento de su magnífica tonalidad a través del documental Club Social Buena Vista.
La Habana Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982, es una de las zonas más turísticas de la Habana debido a la restauración de sus iglesias, fortalezas y otros edificios históricos. Dispone de restaurantes de todo tipo: desde los mencionados paladares hasta establecimientos internacionales donde saborear una deliciosa “ropa vieja”, plato de carne mechada de andrajoso aspecto y exquisito sabor. También se encuentran librerías, museos y tiendas artesanales donde regatear.
Varadero y sus maravillosas playas de aguas turquesas. Mojarse con la lluvia gruesa en la provincia de Matanzas, recorrer Mayabeque o Jibacoa.
Pasear por Santiago de Cuba, a unos 900 km de La Habana. Es tremenda aventura, más que por los parajes, por el ejercicio de paciencia para transitar a una velocidad crucero de 50 km por hora.
Fotografiar atardeceres en Cienfuegos, La Perla del Sur, y a quien cantaba sentidas coplas Ibrahim Ferrer, añorando el sabor rumbero de su guaguancó.
Lo que había
Bajo el firme control comunista de Castro, los cubanos accedieron a oportunidades educacionales sin paralelo, a un mundialmente alabado sistema de salud, seguridad social y a altas expectativas de vida. Pero también penaban las constantes denuncias de violaciones a los derechos humanos, del control sobre los medios de comunicación, la falta de libertad de prensa y acceso a la web. Las críticas provenían especialmente de la disidencia cubana y aseguraban que “Cuba se acostumbró a vivir subsidiado, primero por el régimen soviético y posteriormente por Venezuela”.
Los éxitos en el sistema educacional y de salud, promocionados como las grandes conquistas sociales del régimen, “han sido exagerados y utilizados para la propaganda”, como ha sostenido por años la controvertida bloguera cubana Yoani Sánchez. Ella, además, ha denunciado las condiciones en que se encontrarían millones de cubanos y presos políticos “encarcelados injustamente en la isla”.
Sánchez asegura que el acercamiento con Estados Unidos es resultado de las urgencias económicas ya ineludibles. “El país está colapsado y eso lo ha empujado a hablar con el eterno enemigo”, asegura.
Lo que hay
Imposible dejar de mencionarlo. Fue, de hecho, titular en todo el mundo, una jornada histórica. Tras más de 50 años de tensiones desde el triunfo de la revolución impulsada por Fidel Castro en 1959, Estados Unidos y Cuba reanudaron oficialmente sus relaciones diplomáticas.
En el inédito episodio, un verdadero descongelamiento de las frigorizadas relaciones bilaterales, el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, resaltó la decisión de Obama y Raúl Castro de dejar de ser “rehenes de la historia” y apremió a continuar la tarea: “seguimos convencidos de que lo mejor para los cubanos sería una democracia auténtica, donde el pueblo elija a sus líderes”.
La significativa ceremonia se sumó a la serie de cambios y reestructuraciones que se vienen aplicando desde hace tiempo y que incluyen reformas internas, normalización de las relaciones diplomáticas y el desarrollo de inversiones chinas.
Aún quedan tópicos no resueltos en la agenda acumulada durante décadas, como el levantamiento del embargo -que depende de la decisión del Congreso estadounidense- y el cierre de las instalaciones en Guantámano.
Con todo, se nota optimismo frente a lo que se considera como un gesto decidor, una declaración de buena voluntad de ambas partes para romper las desconfianzas y trabajar en agendas conjuntas.
De momento, existe expectación por el impacto económico que pueda provocar este nuevo estado de las cosas. Las áreas donde los expertos vislumbran grandes cambios serían:
- Remesas. Se estima que las remesas estadounidenses que llegan a Cuba bordean los 2.000 millones de dólares, según datos del Departamento de Estado de EE.UU. Ahora se multiplicaría por cuatro el monto que los ciudadanos estadounidenses podrán enviar a Cuba, pasando de los 500 a los 2.000 dólares.
- Agroindustria. Bajo la flexibilización de restricciones autorizada por el entonces presidente Bill Clinton en el 2000, los agroindustriales de EE.UU. recibieron permiso de exportar alimentos a Cuba. Entre el 2000 y 2013 esas exportaciones llegaban a los 5.000 millones de dólares.
- Turismo. Se considera una flexibilización a las restricciones de viajes a Cuba, así como una nueva medida que permitiría a los estadounidenses usar sus tarjetas de débito y crédito. Aún se prohíbe el turismo ordinario, pero se retirarían algunas limitaciones en 12 categorías, incluyendo las visitas familiares, profesionales y educativas. También ya se tramitan los permisos iniciales del proceso de licitación del servicio de ferries directos entre Estados Unidos y la isla -que sería la punta de lanza para retomar el próspero intercambio de turistas estadounidenses-.
- Telecomunicaciones. Cuba tiene una de las tasas de penetración de internet más bajas en el mundo, estimada en un 5% . "La economía cubana sufre de infraestructura precaria y obsoleta incluyendo comunicaciones y avances tecnológicos, incluyendo a internet y el servicio telefónico”, aseguran expertos. Parte de las reformas permitirían a las firmas de telecomunicaciones estadounidenses expandir su infraestructura.
Reflexiones finales
Honestamente, espero la vida me dé una tercera oportunidad para acercarme a estas tierras una vez más. Incluso estos días, en que enfrentan la peor sequía en 50 años, con alrededor de un millón de personas que dependen del agua transportada por camiones aljibe para las necesidades básicas.
No importa si no encuentro un McDonald’s o Kentucky Fried Chicken. Sí espero toparme con algún cibercafé donde pueda subir una canchera selfie que me muestre sonriente, a piernas cruzadas y soportando el pesado aroma y espeso humo de unos fabulosos Partagás, de un Cohiba Maduro 5 Genios o un afamado Montecristo… y eso que no soy fumadora.