La Vuelta a España está muy cerca de dar el pistoletazo de salida y, un año más, los corredores que no han hecho una buena temporada se quieren desquitar en la ronda española. Aunque también otros tantos tienen mucho apego a esta carrera, siendo Alejandro Valverde el más claro ejemplo. El de Las Lumbreras siempre ha demostrado su clase en suelo patrio y ha cuajado en nuestro país sus mejores resultados en cuanto a vueltas de tres semanas de duración. Es aquí donde ha encontrado el éxito que siempre se le ha resistido en el Tour de Francia. Uno de sus mejores días lo relatamos a continuación.
En el año 2003, Alejandro Valverde, más conocido como “Balaverde”, apenas gozaba de 23 primaveras en el que era su segundo intento en la Vuelta. Con el abandono del año anterior aún reciente, el murciano tenía como propósito ayudar a su equipo, el Kelme-Costa Blanca, cuyo líder era un Oscar Sevilla que quería por lo civil o por lo criminal triunfar por fin en una de sus carreras favoritas. Pero ocurrió justamente lo contrario. El de Ossa de Montiel trabajaría para que el joven murciano pasase de ser una promesa a ser una clara y meridiana realidad. El día en el que cambiaron los papeles fue el 21 de septiembre, y el lugar, la calurosa sierra de La Pandera, en la tierra de los olivos, Jaén.
Tras más de 160 kilómetros en las piernas, el menguado pelotón (gracias en gran parte al trabajo de los US Postal) se decidía a afrontar la última subida de la jornada. Una cota en la que triunfó el año anterior Roberto Heras, y en la que, por lo tanto, tenía como objetivo repetir el bejarano. Probaban suerte corredores como Roberto Laiseka, Txema del Olmo o Unai Osa. Pero el hombre que puso empeño de verdad fue Félix Cárdenas. El colombiano de La Barca-2 Cafés Baqué era por entonces el líder de la clasificación de la montaña y quería demostrar tal condición ganando en una cima de prestigio.
Mientras tanto Manuel “Triki” Beltrán dinamitó aún más el grupo y con su ritmo ayudó a que Heras descolgase al que era el líder, Isidro Nozal, un contrarrelojista que aguantaba bien en la montaña. El líder del US Postal se unió al colombiano y juntos siguieron escalando el duro puerto, mientras por detrás estaban regulando y con la cabeza fría los Kelme: Oscar Sevilla y Alejandro Valverde.
En los últimos kilómetros, cuando parecía que el triunfo de etapa iba a ser para el dueto de delante, el gran trabajo de Sevilla situó a Valverde, tras pasar por una pequeña crisis, a pocos segundos de la cabeza de la carrera. Tanto fue así que el murciano, en un visto y no visto, superó a Heras y Cárdenas en los metros finales y les quitó la victoria de las manos. Era el segundo triunfo parcial después de ganar en el Port de Envalira para el de Las Lumbreras, pero era también algo más. Era el doctorado de un corredor que pasó de ser un niño a ser un hombre en el mundo del ciclismo.