Entre la multitud de estatuas y fuentes del Parque de El Retiro se encuentra una que es de las más conocidas del recinto por su particularidad y belleza. Es el punto de encuentro de muchos madrileños y también un lugar para disfrutar de otras actividades como el ciclismo o el patinaje, que se suelen practicar a su alrededor.
La existencia de esta escultura hace de Madrid una de las pocas ciudades, quizá la única capital de un país, que posea una estatua con la representación del Diablo. Se trata de la famosa Fuente del Ángel Caído.
Esta escultura fue construida durante el reinado en España de la Casa de Austria (1516-1700) y fue destruída durante la Guerra de la Independencia (1808-1814). En 1879 dejó su espacio a una isleta ajardinada sobre la que se levanta la Fuente del Ángel Caído. En numerosos tratados históricos, la fuente ha sido calificada de “dudoso gusto” y, en ocasiones, de constituir una afrenta para la religion católica.
El objeto principal de la discordia es la escultura de bronce de Lucifer que corona la fuente, obra del artista madrileño Ricardo Bellver. Dicha figura fue reconocida y ensalzada por los artistas italianos de la época y presentada al año siguiente de su construcción a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1878, en donde obtuvo la Medalla de Primera Clase.
La imagen del demonio ha sido representada de muy diversas maneras a lo largo de la historia. Primero fue la serpiente que tentó a Eva, o el dragón que perseguía a la mujer del Apocalipsis. Con la llegada del Renacimiento también se cambió su representación, pasando a ser la imagen de un joven de gran atractivo que nos recuerda que el diablo es, al fin y al cabo, un ángel caído en desgracia.
Entre toda la simbología de lo maligno en este monumento no podía faltar la serpiente, un animal utilizado con frecuencia como símbolo del mal. Si según el Antiguo Testamento fue Satanás quien se disfrazó de serpiente para incitar a Eva a pecar por primera vez, aquí son ellas (nosotras), las mujeres las que lo arrastrarán al pecado.
En la fuente también están presentes otros animales como los lagartos y los delfines, Los primeros, como alusión a la maldad y a la destrucción y los segundos a la lujuria.
Quizá todas las leyendas que hay a su alrededor, la atracción que ejerce sobre nosotros todo lo pecaminoso o, simplemente, su belleza hacen que pasear por el Retiro y detenerse ante el Ángel Caído nos dé fuerzas para continuar nuestro camino y gozar de toda la belleza de este parque madrileño.