Round numer 3. En un lado del ring tenemos a la nación patria del capitalismo. Con calzón de barras y estrellas y pocas veces derrotada… ¡EE.UU! Al otro lado del ring, con calzón roído y sin elástico, patria de la revolución castrista, hasta la victoria siempre camaradas, compatriotas, compañeros, compañeras, Willi Toledos y demás… ¡República de Cuba! ¿República? ¿Cuba? Bueno eso sí, ¿no? Saquen la regla; de dos palabras créanse una. Parece un chiste, pero no es así, es la pura verdad. EE.UU y Cuba se han reunido por tercera vez, ahora en territorio norteamericano, para hablar. Y, para más inri, por petición cubana el tema central eran los derechos humanos. ¿Qué tendrá que hablar Cuba de derechos humanos? Es como pedirle a ISIS que hable sobre libertad de religión o a Arabia Saudí sobre energías renovables o a la Familia Real sobre compañías low cost. Es un contrasentido. A mí me gusta poner de ejemplo, sin que nadie se vaya a ofender, la inteligencia militar. No sé, son dos términos que tampoco me han pegado nunca juntos y ahora Cuba y derechos humanos…
Pues la cuestión es que sí ha hablado. Es más, el gobierno cubano se siente ofendido por cómo se violan los derechos humanos en el país norteamericano. Entre los temas que más preocupan a la élite cubana se encuentran la discriminación racial y la brutalidad policial que existe en EE.UU. La verdad es que yo pagaría por poder ver in situ esas reuniones. ¿Se les escaparía alguna sonrisa burlona a los americanos? Ambos países han aclarado que las reuniones se han llevado en un clima de respeto mutuo así que supongo que no, pero cómo puede permitir EE.UU que un país como Cuba le espete semejante aseveración a la cara. Y no es que vaya yo a defender a capa y espada al país norteamericano, porque tampoco lo merece, pero en este caso se pasa de democrático. Dan ganas de recoger las palabras del ex monarca español y contestar: “¿por qué no te callas?”.
Bochornoso ha sido el papel de Cuba en la VII Cumbre Panamericana, al igual que el de Venezuela, ya de paso. Ha sido más que notoria la mano tenebrosa de la Isla tras las fuerzas de seguridad panameñas. Revolucionarios, pagados por Cuba a toda vista, agrediendo física y verbalmente a opositores al régimen que depositaban flores ante el busto de José Martí. Vergonzoso y escandaloso que los únicos arrestados y detenidos sean los opositores al régimen, mientras que los que propinan los golpes y cantan alabanzas de los Castro salen de rositas. ¿Pero en Panamá también? Los cubanos que pueden hablar, es decir, los que están fuera del país, suelen decir siempre que en Cuba no hay dinero para nada salvo para el servicio de inteligencia. Parece que tienen razón. Otro ejemplo: Rosa María Payá, activista e integrante del partido de oposición cubana e hija del fallecido Oswaldo Payá, fue retenida nada más pisar suelo panameño. Según ella misma manifestó en su cuenta de twitter “están verificando mis documentos”. ¿Por qué le interesa a Panamá la hija del opositor cubano? Puede que sean manías mías, pero aquí huele a connivencia política.
Y a pesar de todo, la bajada de pantalones de Barack Obama puede llegar hasta retirar a Cuba de la lista de países promotores del terrorismo, lo que daría un vuelco a las relaciones económicas de ambos países. Todavía hay que esperar a ver qué dice el Congreso, pero para empezar permitiría a los empresarios norteamericanos abrir empresas en la isla, hasta ahora un privilegio vetado para ellos. Según la versión oficial de Cuba, esto beneficiaría al pueblo cubano, pero ya hemos visto antes que de lo que dice hay que creerse la mitad. ¿Se verá el pueblo cubano realmente beneficiado de estas medidas o será una maniobra para que la élite del gobierno siga enriqueciéndose? Hasta ahora sólo hemos visto un “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Está claro que Cuba ya no puede sacar más de un pueblo pobre y raquítico. Otros países han aprendido que quien ayuda a Cuba se empobrece repentinamente, pero parece que el “archienemigo” de la isla no lo sabe todavía. ¿Qué garantías tiene EE.UU. de que Cuba aplicará una seria de medidas de democratización que permita, entre otras cosas, no volver a expropiar a americanos de sus negocios o tierras en la isla? Ya ha pasado una vez, ¿te la van a volver a colar, EE.UU? Ya han aparecido ciudadanos norteamericanos que han exigido las propiedades que se expropiaron a sus padres en Cuba o, al menos, una compensación. Todavía no se ha hablado ni una palabra al respecto, pero desde el país de las demandas huelo que se avecina una lluvia torrencial de las mismas. Si es verdad que somos todos tan democráticos, habrá que devolver o compensar a los antiguos propietarios aquello de lo que se les privó. Según la versión oficial, Castro expropió a los americanos para devolver las tierras al pueblo cubano. La triste realidad es que ya se sabe que, de todas las tierras expropiadas, tan sólo un 5% pertenecían a americanos, todo lo demás fue robado al propio pueblo cubano y a algún que otro español.
Y ¿qué defensa ha podido hacer Cuba de los derechos humanos en su país? Viejas consignas sobre educación y sanidad tan manidas que ya no hay quien se las crea. La educación ya no es lo que fue y de la sanidad… para qué hablar de todos aquellos que mueren con dolores o que no tienen acceso a medicamentos básicos simplemente porque cuando llega la hora de repartir al pueblo ya no queda. La nación que promulgó eliminar las clases sociales y creó otras distintas: primero el gobierno, luego los diplomáticos, después los turistas y por último, los parias, el pueblo, con “derecho” a todo, pero sin nada. Esa misma nación sigue enarbolando antiguas banderas de logros revolucionarios ante un mundo que los contempla, a través de sus smartphones, muerto de risa. Ese gobierno está lleno de abuelos cebolletas. Cuando en Cuba exista la justicia igual para todos, la democracia, la libertad de prensa, la libertad de expresión, las elecciones libres, se saquen de las cárceles a los presos políticos, se compense a aquellos a los que se robó en aras de un bien común, cuando paguen los corruptos que alimentan ese sistema, cuando a los disidentes que no tienen más remedio que abandonar su país se les deje de considerar “mercenarios respaldados por EE.UU”, cuando se deje de perseguir a las Damas de Blanco, cuando se deje de encarcelar a opositores o voces disidentes, cuando el pueblo cubano pueda viajar libremente fuera de la isla, cuando Cuba cumpla un mínimo de derechos humanos, será entonces, y solo entonces, cuando EE.UU. deba negociar con el gobierno cubano.