Iniciaré contándoles una experiencia que viví hace 5 años, la cual, considero, me ayudó a definir quién soy ahora y el camino a seguir para quien quisiera llegar a ser.

Estaba cursando el 2do año de mi carrera universitaria, Ciencias de la Comunicación, en la Universidad San Martín de Porres, ubicada en Lima, Perú, en efecto, soy peruana. Caminaba entre los pasillos, con la mirada en todos lados, como si estuviera prestando atención a lo que sucedía a mi alrededor, pero, la realidad era todo lo contrario. Mi mente ahondaba cada vez más respecto a la película que vi la noche anterior, They Live de John Carpenter, y como esta misma había impactado fuertemente, no solo en mi postura frente a la carrera que elegí, también en la realidad social en la que me encontraba viviendo. Claramente no entraré en detalles del film, pero la recomiendo en lo absoluto a todos los que me estén leyendo y tal vez, me lo logren comprender.

Tenía 19 años cuando me sentí caer en una espiral de emociones y conflictos intrapersonales, sin rumbo, sin objetivos y sobre todo sin sinceridad en mi corazón para tomar decisiones. No fue hasta el año siguiente que pude apreciar las primeras luces de claridad, gracias a una muy enriquecedora conversación con Paula, una efímera alma que atravesaba una situación similar, pero con una ruta de salida ya planteada. «Otro gallo cantará mañana, si a tu parecer procede, precederá tu anhelo». Sin más que decir, ambas caímos en un llanto liberador, supe que era el momento de reconstruirme.

He crecido toda mi niñez y cierta parte de mi adolescencia, sumergida en los libros y música, debo confesar, que si bien es cierto no desarrollé habilidades con los instrumentos o la voz, parte de mi ser, conectó con el arte de la contemplación gracias a la infinidad de imágenes, paisajes y momentos que recorrí gracias a la lectura.

Ahora, con mis 24 años, aporto en mi servir, inmortalizando fotografías, las cuales ansío puedan apreciar en conjunto con mis escritos por medio de este espacio de expresión y libertad que me brindan. ¿Qué ahora cómo estoy? Feliz, con la sensación de amor hacia la agridulce vida que me viene tocando forjar, con los pies enraizados en la esencia de mi existir, soltando para crecer y viviendo cada uno de mis días con dicha.

Soy instantes, e insisto en ser esplendor. Soy eternidad, que busca tallar en la brevedad. Soy el fuego, cuando irradia el sol en mis poros. Soy la oscuridad, que la luna acurruca a mi quimérica misión de volar. Pero más que todo, soy real dentro de un mundo de apariencias, tengo heridas por curar, cicatrices de batallas vencidas, errores de los que hacerme cargo y placeres, como a la fragancia deleitable de una mente nueva.