Il Futurismo es un movimiento literario y artístico italiano conducido por Filippo Tommaso Marinetti, cuya fecha de nacimiento resulta fijada en el Manifiesto, escrito por Marinetti y publicado en el diario francés ‘LFígaro el 20 de febrero de 1909, en el que constaban todas las tesis del nuevo movimiento: ruptura con el pasado, polémica contra el academismo, celebración de la civilización mecánica y de su dinamismo, admiración hacia toda clase de energía y de agresividad, destrucción de la sintaxis tradicional para un estudio de inmediatez y sinceridad en la expresión. Las bases del Futurismo se encuentran fácilmente en las filosofías de finales siglo XIX y de inicios del XX, Marinetti optaba por la concepción de la poesía libre de estructuras lógicas y reducidas a la pura intuición de la realidad que, como las doctrinas de Friedrich Nietzsche y de Georges E. Sorel, extraía la exaltación de la energía y de la voluntad de potencia, alineándose naturalmente con las posiciones de los triunfantes nacionalismos. Los sucesivos manifiestos, en los que se debe reconocer lo que más positivo dio el Futurismo a la renovación de la poesía y de las artes, generaron precisaciones cada vez más decididas en la técnica expresiva que el Futurismo quería imponer a cada arte. Se remonta a 1910 el Manifiesto técnico de la literatura futurista del mismo Marinetti, que afirmaba el principio de las “palabras en libertad”, o sea de una poesía o prosa libres de las reglas de la sintaxis, de la métrica tradicional y de la puntuación.
En el mismo año salieron el Manifiesto de la pintura futurista, que proponía una imagen moderna de la vida exaltando el dinamismo y expresando la multiplicidad de la cosas a través de la continuidad del movimiento; el Manifiesto de los músicos futuristas, completado al año siguiente con el Manifiesto técnico de la música futurista. En el catálogo de la exposición que en 1912, los futuristas organizaron en la Galería Bernheim-Jeune de París, se lee: “La simultaneidad de los estados de ánimo en la obra de arte: he aquí la meta embriagadora de nuestro arte .../...”.
En realidad el Futurismo fue un fenómeno innovador entre los más interesantes en el que se valora la influencia que tuvo en muchos sectores de la actividad artística y de la publicidad. Como fenómeno de vanguardia histórica, registró un retorno que, iniciado en 1968 con la nueva edición de las Obras de Marinetti, culminó en la gran exposición veneciana de 1986 así como Futurismo 1909-1944 en el Palaexpo de Roma en 2001; Futurismo 1909-2009 en el Palacio Real de Milán en 2009 o Italian futurism 1909-1944 en el Guggenheim de Nueva York en 2014.
Y ahora, celebrando el 80° aniversario de la muerte de Filippo Tommaso Marinetti, acaecida el 2 de diciembre de 1944, se ha inaugurado en la prestigiosa GNAMC esta exposición, comisariada por el profesor Gabriele Simongini, la cual a diferencia de las precedentes dedicadas al revolucionario movimiento italiano de vanguardia, se concentra en la relación entre arte y ciencia/tecnología e ilustra “aquella completa renovación de la sensibilidad humana registrada consecuentemente a los grandes descubrimientos científicos”, en los que se funda el nacimiento del Futurismo.
Se trata de una reflexión de gran actualidad, si pensamos en el tsunami de la inteligencia artificial que está invadiendo a la humanidad, la profecía de la maquinización en la actividad humana y de la humanización de la máquina ya adelantada por los Futuristas.
En el recorrido cabe destacar las obras formativas de los cinco futuristas iniciales- Balla, Boccioni, Carrá, Russolo y Severini, que llevan al visitante a principios del siglo XX. Y en el límite entre Divisionismo y Futurismo, se propone el diálogo entre Pellizza da Volpedo y Balla, así como para subrayar el cambio tras la llegada de la electrificación, que expresa plenamente la ‘Modernolatría’ de la que hablaba Boccioni, esta modernización influyó intensamente a los Futuristas en la estructuración formal de sendos trabajos como si hubieran recibido descargas eléctricas. Además en el paisaje y la estética futurista de la máquina’ (1931), el creador del Futurismo exalta “las nuevas inmensas constelaciones de luz eléctrica inventadas y construidas por el florentino Jacopozzi” en la torre Eiffel, definiéndolo “un futurista y el plasmador eléctrico de las noches modernas”.
Como explica Simongini: “Con su fanatismo radical y audacísimo, los Futuristas emanaron una energía similar a la que se desarrolla en la transición entre dos estados, de sólido a líquido, transformando dos épocas y dos mundos, el agrícola del siglo XIX en el industrial del siglo XX”. Y continúa: “Prácticamente, vivimos en el futuro intuido y emprendido por Marinetti, Balla, Boccioni y compañía, un mundo nuevo fundado en la centralidad de la comunicación, en la transversalidad de los lenguajes, en la inmaterialidad, en lo efímero y en la idea de que la tecnología cambie la constitución misma de lo humano... Se puede afirmar que en muchos aspectos de nuestra vida diaria las ideas de los Futuristas se han convertido en ordinaria realidad”.
La exposición reparte 350 piezas -entre cuadros, esculturas, proyectos, dibujos, objetos decorativos, películas y un centenar entre libros y carteles, un hidrovolante, automóviles, motocicletas e instrumentos científicos de la época- en diez secciones significativamente tituladas: Antes del futurismo, Futurismo analítico y dinamismo plástico, Reconstrucción futurista del universo, Arte mecánico, Aeropintura, ‘Idealismo cósmico y sus evoluciones’, ‘Herencia del Futurismo desde la segunda posguerra’, además de dos apartados temáticos dedicados respectivamente al cine y a la arquitectura y una sala dossier centrada en Guglielmo Marconi. El recorrido reserva una especial atención, además de los cinco fundadores, a Fortunato Depero y Enrico Prampolini, que asumen una importancia cada vez mayor en el resultado de las investigaciones futuristas sucesivas a la muerte de Boccioni y, marcadas en determinados matices por el liderazgo de Balla.
El recorrido trata de ser inclusivo, didáctico y multidisciplinar, ilustrando los conceptos de velocidad, de espacio, de distancia y de sensibilidad perceptiva evidentes en las obras maestras del Futurismo y lo coloca en el contexto social de la época, impactada por las innovaciones científicas y tecnológicas. Para describir mejor aún el ambiente futurista, el contenido se enriquece de dos instalaciones sitespecific de Magister Art y de Lorenzo Marini.