El templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona es una basílica católica situada en el barrio del Eixample (Ensanche). A pesar de ser el monumento más visitado de Barcelona y de España (con mas de 5 millones de visitas), no es la catedral de Barcelona, error que algunos turistas comenten.
Seguramente es el único caso del mundo de un edificio que empezó a levantarse a finales de siglo XIX y aún hoy sigue construyéndose. Actualmente su mayor altura acabada es la torre de la Virgen María, que alcanza los 138 metros, pero cuando se termine la torre de Jesús, hoy avanzando rápido en su construcción, se llegará a 173 metros, la mayor altitud de una iglesia cristiana del mundo. La Sagrada Familia está íntimamente ligada al arquitecto modernista Antoni Gaudí, pero no inició él la construcción del templo.
En 1882, cuando arrancó la edificación de este templo expiatorio dedicado a la Sagrada Familia, Gaudí aún era un joven arquitecto con muy poca obra ejecutada, de manera que era imposible que la “Junta Constructora del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia”, nombre de la sociedad constructora, se fijara en él. La Junta decidió la construcción de un templo expiatorio para que los “pecadores” (todos nosotros) pudiésemos reconocer nuestros pecados y asumirlos pidiendo perdón (y colaborando con una limosna en la construcción del templo).
En estos 142 años la financiación del templo siempre ha sido a partir de limosnas, donativos que hoy en día se pagan con la entrada a la Sagrada Familia. En ningún momento se han dedicado caudales públicos para su construcción, y ha sido la relación entre pecados y sus indulgencias la que ha permitido construir esta gran basílica.
La idea de levantar un templo expiatorio dedicado a la Sagrada Familia fue del librero barcelonés Josep Maria Bocabella, que en 1881 compró un gran solar en el barrio del Ensanche que se estaba levantando, pero no cerca del centro sino en una zona completamente yerma, fuera incluso del limitado termino municipal de Barcelona, en el entonces pueblo independiente de Sant Martí de Provençals (que sería anexado a Barcelona en 1897).
El terreno era una típica manzana cuadrada del Ensanche barcelonés que había diseñado el ingeniero Ildefons Cerdà, en este caso una manzana que estaba reservada a hipódromo, entre las calles Mallorca y Provença (paralelas al mar) y Marina y Sardenya (perpendiculares al mar). El proyecto fue encargado al arquitecto Francisco de Paula del Villar y Lozano, de gran reputación en su momento, quien proyectó un templo neogótico.
La primera piedra se colocó el 19 de marzo de 1882 (día de san José), con la presencia del obispo de Barcelona. Entre la numerosa concurrencia estaba Gaudí, ya que había trabajado como ayudante de Villar en algún proyecto, aunque supongo que el joven Antoni no se podía imaginar que él pasaría a ser el arquitecto de la incipiente Sagrada Familia en un futuro próximo. Al año siguiente Villar renunció por desavenencias con Bocabella, y éste le ofreció el proyecto al célebre arquitecto Joan Martorell, que rehusó el encargo. Fue entonces cuando el proyecto fue ofrecido al joven Gaudí, cuando solo tenía treinta y un años. Al hacerse cargo del proyecto, Antoni Gaudí lo modificó por entero, salvo la parte ya construida de la cripta.
La mayoría de los turistas que vistan la Sagrada Familia entran por la nave principal y por las torres, atraídos por la inundación de la luz y por las vistas de los campanarios, pero lo más lógico sería entrar primero por la cripta, la obra neogótica diseñada por Villar. Visitar esta parte más silenciosa y a la vez tributar pleitesía a Gaudí, puesto que en ella se encuentra su tumba. Durante los años de mi niñez, cuando la nave todavía no estaba construida, algunos domingos con mi familia íbamos a misa a la Sagrada Familia, que se llevaba a cabo en la cripta.
Gaudí trabajo durante cuarenta y tres años de forma interrumpida en el templo, los últimos quince años de forma exclusiva. Gaudí, además de planos y maquetas trabajaba muy intensamente en la obra, por lo que al final necesitó vivir dentro de ella. El arquitecto murió en 1926 atropellado por un tranvía, dejando, además de la cripta, una porción del claustro y la fachada del Nacimiento construidas.
Gaudí sabía que la Sagrada Familia era una obra de siglos, por eso quiso empezar a construir parte de una fachada para que las generaciones venideras tuvieran un estímulo erigido para proseguir la obra. A su muerte sus ayudantes sucesivos han ido continuando las obras, hoy bajo la dirección del arquitecto Jordi Faulí.
Rodeando la nave central existen tres fachadas. En el nordeste la fachada del Nacimiento, en el suroeste la fachada de la Pasión (se empezó a construir en 1956), y en el sureste tendrá que levantarse en el futuro la fachada de la Gloria. Cada una de las fachadas está organizada alrededor de cuatro campanarios, que representan los doce Apóstoles de Jesús. Desde los campanarios, en las horas punta (entre las 9h y las 21h) se puede escuchar en cada hora un carrillón con una obra musical tradicional catalana para cada lapso horario en concreto. Además, el repertorio musical puede modificarse en Cuaresma o Navidad, diferente del repertorio del tiempo religioso ordinario. Estas doce torres tienen una altura diversa entre los 98 y los 120 metros.
Pero las características torres campanario de los Apóstoles, con sus acabados en pináculos gigantes de porcelana, no son las únicas torres de la Sagrada Familia. En el centro se alzan las cuatro torres dedicadas a los Evangelistas, de 135 metros de altitud, que fueron terminadas entre noviembre 2022 y septiembre 2023, acabadas en sus vértices con los tetramorfos, las figuras alegóricas que los representan en la iconografía cristiana. La torre de san Juan representada por el águila; san Marcos el león; san Mateo el ángel; y san Lucas el buey.
Además, encima del ábside, se levanta la torre dedicada a la Virgen (se terminó el 29 de noviembre de 2021), rematada por una gran estrella de doce puntas, que de noche se puede observar iluminada desde su interior. Actualmente se está construyendo la torre de Jesús, la que será la más alta de la Sagrada Familia. Las obras avanzan a un rápido ritmo, ya superan en altura a las torres de los Evangelistas, a las que estará conectada por cuatro puentes.
Esta torre dedicada a Jesús estará rematada por una gran cruz de cuatro brazos de 14 metros de longitud cada uno. Los brazos emitirán potentes haces de luz, que serán visibles a grandes distancias. La culminación de la torre de Jesús será la gran creación en un futuro próximo, pero no significará el acabamiento de las obras del templo, puesto que aún restará por terminar toda la fachada de la Gloria con su gran escalinata sobre la calle Mallorca, además de la urbanización y el ajardinamiento de este lado suroeste.
Concentrar en poco más de mil palabras la basílica de la Sagrada Familia puede parecer muy atrevido, pero es un punto de partida desde el cual el lector podrá, si es de su interés, avanzar en el conocimiento de este gran templo expiatorio, único en el mundo. También pude recurrir a la cuantiosa bibliografía publicada sobre el templo y Gaudí, de la cual recomiendo “The Sagrada Familia” de Gijs van Hensbergen, editada inicialmente en 2016.