Si hay una frase que se repite hasta la saciedad en la moda es que «todo vuelve». La moda es cíclica y con ella, las tendencias. En 2010 fueron las hombreras; en 2014 el terciopelo y este 2017, ha sido el resurgir de marcas míticas como Champion, Fila o Juicy Couture.
Bajo la tendencia #MakeChandalGreatAgain, las celebrities e influencers de medio mundo, desde Kendall Jener hasta la pareja de moda formada por Fedez y Chiara Ferragni, han dejado sus joggings de Nike en casa y han vuelto a poner de moda las (casi) olvidadas marcas como Fila o Champion. Pero no son los únicos que han contribuido a este resurgir.
Las tiendas vintage y de segunda mano han encontrado un filón en este renacer y, ante la gran demanda, han aprovechado para subir los precios de pantalones, camisetas y sudaderas de marcas como Champion, Fila o Juicy Couture, hasta colgar el sold out en la mayoría de las tiendas. Por ejemplo, en la calle Velarde, meca del second hand y el vintage madrileño, es apenas imposible encontrar un pantalón o una sudadera de la marca Champion. Incluso los usuarios de las aplicaciones de venta como Wallapopse han dado cuenta de este nuevo «negocio» y han subido los precios. La logomanía, otro de las tendencias que comenzó en el 2016 y se ha mantenido este año, también ha fomentado la notoriedad de la marca así como el auge de ventas.
Pero, ¿qué tienen estas marcas para que, más allá de tendencias, no queramos parar de utilizarlas? La clave está en la palabra mágica normcore. Un normcore actualizado el pasado 2017 y mucho más extremo y salvaje. Si a esta palabra le sumas otra palabra mágica, Vetements, conseguimos el binomio perfecto. La firma parisina de culto del streetwear cuelga elsold out en la mayoría de las prendas que comercializa. ¿Quién no recuerda la camiseta de DHL que se vendía por 300 dólares? Pues sí, lo han vuelto a hacer. Y esta vez se han unido a Champion para crear chándales, sudaderas, camisetas... que oscilan entre los 300 y los 1200 dólares.
Así, Champion ha conseguido volver y no solo aprovechando el tirón del vintage y de la fiebre revival. Con Vetements se ha asegurado un nuevo nicho de mercado en el que los millennials son capaces de gastarse lo que sea por conseguir prendas exclusivas. Prueba de ellos son los mercadillos clandestinos o los pup up que la firma organiza y en la que la dirección no se hace pública hasta el mismo día. Aun así, consiguen crear tal expectación que la multitud allí congregada puede pasar horas esperando en filas que dan la vuelta a la manzana.