Desde inicios de la década de 1990, Eduardo Abaroa ha desarrollado una producción artística que propone una reconfiguración de lo cotidiano. En su práctica utiliza o alude a objetos, espacios o situaciones comunes y conocidas, con el fin de alterar su función, percepción y entendimiento habitual, muchas veces desde una perspectiva que considera el humor. Si bien la producción del artista incluye acciones, videos, pinturas y dibujos, Abaroa ha dedicado gran atención a piezas y proyectos tridimensionales a lo largo de su carrera. La presencia física de este mundo ordinario trastocado, a través de esculturas, instalaciones o intervenciones en el espacio público, parece materializar la posibilidad de que la esfera de lo cotidiano pueda ser y entenderse de distintas maneras. Su obra proporciona así una “fenomenología oblicua de la vida ordinaria”. El humor toma una función crítica en esto: confunde expectativas y produce una actualidad singular, juega y cuestiona las prácticas aceptadas o reconocidas por una sociedad, y transforma el estado existente de las cosas abriendo nuevas perspectivas y posibles cuestionamientos sobre éste.
En su práctica, Abaroa reflexiona sobre el legado del arte del siglo XX (desde las vanguardias históricas, el postminimalismo y ciertas prácticas conceptuales que han sido revisitadas desde los años sesenta). La repetición serial, la acumulación, el uso simbólico de los materiales o la escala, la noción del readymade o del ensamble, la constante transformación o plasticidad, entre otras soluciones formales, aparecen en su trabajo. Sus piezas, en muchas ocasiones, subrayan problemáticas o realizan observaciones críticas. Al referirse al dominio de todos los días, Abaroa analiza, entre otros aspectos, la construcción de identidad, los usos de la ciencia y la tecnología, la cultura de la mercancía así como los efectos que pueden tener en la comunicación, el medio ambiente y, en general, en la percepción de la realidad. Al recurrir al humor, el trabajo del artista señala la contingencia y arbitrariedad de estas estructuras así como los rituales sociales que generan.
Tipología del estorbo incluye, en primer término, una selección de veinte piezas bidimensionales, tridimensionales y videos realizados por el artista desde 1990 hasta la fecha. En este conjunto se pueden apreciar distintas estrategias formales, soluciones plásticas, intereses conceptuales y perspectivas críticas que caracterizan su producción. En segundo lugar se presenta el proyecto Destrucción total del Museo de Antropología (2012) que especula sobre la demolición del icónico y simbólico edificio construido por Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares en 1964. Desde que se presentó por primera vez el proyecto, Abaroa ha continuado su investigación sobre ese museo. Parte de estos resultados se pueden ver en esta exposición en Notas sobre la destrucción del Museo Nacional de Antropología (2014), una propuesta que continúa las líneas de reflexión del proyecto original como, por ejemplo, dar visibilidad a los embates políticos y económicos sobre los pueblos originarios del país. Tipología del estorbo, también, incluye dos piezas de video: La gran catástrofe del oxígeno (2016), perteneciente al proyecto Fotosíntesis, una obra de ciencia ficción intertextual y low-tech, y La caverna del diablo (2017) que presenta una reflexión visual elaborada en el interior de una gruta volcánica en el estado de Morelos.