Uno de los síntomas más característicos del mal de Alzheimer es la disminución parcial o total de los sentidos del gusto y del olfato, lo que en muchas ocasiones se materializa en la disminución del apetito de las personas que sufren esta enfermedad. Para mitigar sus efectos, la Unión Europea está patrocinando el Proyecto Gymsen, un conjunto de terapias fundamentadas en la gimnasia sensorial que estimula la percepción y retrasar la pérdida del olfato y el gusto.
Los sentidos del gusto y el olfato son los que se encargan de diferenciar el sabor de los alimentos. Al igual que la vista y el oído, estas habilidades sensoriales se deterioran con la edad, y por eso algunas personas mayores pierden el interés por la comida y no sienten satisfacción al ingerir determinados alimentos. Esto es especialmente patente en los enfermos de alzhéimer.
En este proyecto aún en período de investigación, enmarcado en el Programa Erasmus+, ha participado más de un centenar de personas mayores de entre 50 y 95 años de distintas zonas del Viejo Continente, pretende crear una terapia que ejercita estos sentidos, con el objetivo de que se mantengan en las edades más longevas.
Mejoría de la capacidad cognitiva
Los primeros resultados del proyecto piloto europeo Gymsen han mostrado como conclusión que que un programa de ejercicios de estimulación del gusto y el olfato mejora la capacidad de identificación y percepción de los alimentos. “Las conclusiones son esperanzadoras, pero habrá que seguir investigando”, subraya Beatriz Villegas, especialista en análisis sensorial y comportamiento del consumidor de la Asociación de Investigación de la Industria Agroalimentaria (Ainia).
En los países del sur europeo donde se han desarrollado las primeras investigaciones de este Programa de investigación, los equipos científicos han escogido como base de sus trabajos distintos colectivos, aunque con un punto en común: la edad relacionada con la pérdida de estos sentidos. Así, en España, los ejercicios de estimulación sensorial se realizaron con un grupo de personas sanas y activas, que sirvieron como controles; en la República Checa el proyecto se centró en personas sanas pero menos activas; en Italia en individuos de la tercera edad ingresados en residencias y, finalmente, en Grecia se contó con enfermos de alzhéimer.