Quizás la mayoría no sepa situar a Marfa en el mapa. Y es que no es para menos. Con una población que ronda los dos mil habitantes, Marfa es una ciudad ubicada en en el condado de Presidio, en el estado estadounidense de Texas. ¿Qué hace una tienda de Prada en un lugar así?, será lo siguiente que os preguntaréis. Pues bien, todo tiene su historia.
Marfa no tiene una calle comparable a la Quinta Avenida o a la Avenida Montaigne. Más bien está lejos de todo el trajín de las grandes urbes. Sin embargo, tiene una de las tiendas más fotografiadas del mundo. En mitad del desierto y al lado de una granja se erige, desde hace algo más de 10 años, un cubículo de hormigón coronado con el logo de Prada y repleto de un buen surtido de bolsos y zapatos de la firma que jamás han estado a la venta.
Los arquitectos y artistas escandinavos Michael Elmgreen e Ingar Dragset, creadores de esta tienda que nunca abre, la construyeron en 2005 como crítica al lujo. Lo que nunca imaginaron es que diez años después, lo que comenzó siendo una crítica se convertiría en todo lo contrario; la “no tienda” de Prada es lugar de peregrinación de los devotos de la moda y parada obligatoria para todos los fashionistas que pisan tierras tejanas.
Gran parte de la culpa de la explosión de Prada Marfa y de que se haya convertido en un icono pop, más allá de la industria de la moda, la tiene Beyoncé. Hace varios años, allá por el 2012, la cantante colgó en sus redes sociales una imagen en la que posaba saltando frente a la fachada de la “no tienda”. Y todos sabemos cuál es el poder de Beyoncé y de los Beyhives. A partir de ese momento, muchos fueron los que acudieron, a modo de peregrinación, a sacarse una foto frente a Prada Marfa en mitad del desierto.
Pero ahí no quedó la cosa. Y es que Prada Marfa tuvo un lugar importante, casi protagonista podríamos decir, en la famosa serie Gossip Girl. Los seguidores de la serie seguramente recuerden el póster blanco con tipología negra que sobresalía de las paredes del salón de Lily van der Woodsen. Un cuadro en el que aparecía el nombre de Prada Marfa junto a un número que indicaba la distancia, en millas, que había hasta Prada Marfa. Pues ese cuadro es otro ejemplo más de cómo esta “no tienda” se ha convertido en un icono pop del que se han hecho todo tipo de merchandising. Desde la edición limitada de cuadros que indica la distancia hasta fundas de cojines, fundas para el móvil, velas o camisetas.
Aunque es cierto que su propósito original dista mucho de lo que se ha convertido, sus creadores siguen apostando por la escultura que levantaron hace ya once años. Como ellos mismos cuentan, “en la década de 2000 empezamos a notar que todo el mundo vestía de Prada en las exposiciones o en las galas y quisimos profundizar en el significado de lo que representaba. Decidimos alterar el estilo reconocible de sus tiendas colocando una en mitad de la nada. Empezamos el proyecto por nuestra cuenta, pero cuando nos percatamos de que nos costarían más los accesorios de la firma que el edificio en sí decidimos llamar a Miuccia. Ella fue muy amable y, a pesar de que sabía que era una crítica a la industria del lujo, se interesó por él y nos dejó todo lo necesario para llevarlo a cabo”. Tanto les ayudó que además donó los bolsos y los zapatos que se pueden encontrar en la “no tienda”.
Desde aquel momento y con el beneplácito de una de las jefazas de la industria, Prada Marfa ha soportado durante diez años las inclemencias del tiempo, la sequedad del polvo y los actos de vandalismo. También han intentado demolerlo. El Departamento de Transporte de Texas lo denunció por “signo ilegal de publicidad” ya que reproduce el logo de la firma italiana en un territorio donde se prohíbe cualquier tipo de anuncio. Pero no lo han conseguido. Al parecer, la “no tienda” tiene el mismo poder que Prada.