En un mundo dominado por la falta de personalidad, la producción en serie y el consumo rápido, el trabajo artesanal y los atelier se reivindican más que nunca. Y es esto lo que propone Assaad Awad, un libanés afincado en España. Hace algo más de dos años decidió que quería comenzar una nueva vida o, por lo menos, cambiarla. Awad, que había desarrollado hasta entonces una exitosa carrera como director creativo de diversas agencias de publicidad tanto en Líbano como en España, creó grandes campañas de publicidad para marcas como Dunkin' Donuts o Pizza Hut. Y aquí comenzó su despegue hacia el estrellato. Awad cambió su vida y se introdujo en el mundo de las joyas y los accesorios con tres premisas claras: una vuelta a lo artesanal, el mimo hacia el producto de calidad y la recuperación del vínculo entre un diseñador y su cliente.
Su idea de dedicarse al diseño se fue materializando y alquiló un bajo en el mismo edificio en el que vive en el madrileño barrio de Lavapiés. Allí nació su taller en el que, desde 2009, produce piezas tan impactantes como atrevidas. La pasión por su trabajo le hace recorrer Madrid en busca de ferreterías y guarnicionerías para conseguir materiales como el metal y el cuero, claves en su obra. Aunque al principio su familia no apoyaba este nuevo trabajo, encontró el aliado perfecto para que un nombre diese la vuelta al mundo: las redes sociales. Su trabajo comenzó a hacerse viral y en apenas cuatro meses le llegó el email que cambió su vida. Anna Trevelyan, estilista de Lady Gaga, contactó con Awad para decirle que había visto su trabajo en Internet y que le encantaba. Tras los primeros piropos, Anna Trevelyan le encargó cinco pedidos. El impacto global llegó con el videoclip Judas, segundo sencillo del álbum Born this way, de Lady Gaga, en el que el actor principal lucía una corona de espinas firmado por Awad. Así fue el inicio del idilio entre Lady Gaga y Assaad Awad. Su relación laboral continuó con la actuación de la cantante en el Festival de Cannes, en el que sus bailarines lucieron arneses dorados, y prosiguió en Londres, en uno de los espectáculo de la diva en el que hubo otros arneses plateados con estrellas. De esta manera, el nombre de Assaad Awad dio la vuelta al mundo y le comenzaron a llover pedidos de todas partes del planeta: París, Japón, Líbano, Arabia Saudí, Nueva York, Los Ángeles, Canadá...
Nicola Formichetti (director creativo de Thierry Mugler) le envió también un correo electrónico con una proposición ante la que no pudo negarse: fue el encargado de realizar los accesorios para la colección masculina de Primavera-Verano de 2012. Además, colabora con la marca francesa creando editoriales para Vogue con Mario Testino. A partir de ahí, diseñadores nacionales como Juanjo Oliva o Maya Hansen también han contado con él para algunas de sus últimas colecciones.
100% “Made in Spain”
Pese a haber nacido en Líbano, España y, sobre todo, Madrid son parte esencial en su trabajo. Por eso, y para aportar su pequeño grano de arena a la economía española, todos los proveedores de Awad Madrid, su marca, son nacionales. Como él mismo asegura, una parte de sus bolsos y accesorios se fabrican en Ubrique, ya que considera que es el mejor sitio para hacerlos. Trabaja un concepto que denomina “ecolujo”, una apuesta por la sostenibilidad con materiales de alta calidad. Para Awad el lujo no lo marca el precio, sino la manera en la que está realizada el producto. Las tiradas son muy pequeñas y los modelos muy trabajados, lo que convierte sus piezas en diseños exclusivos.
Para continuar con este concepto, Awad formó parte de A2Garage (Hermosilla, 59), un espacio ideado para acoger mentes creativas como la suya. A través del coworking en espacios como este, se pretende que la creatividad, el diseño, las piezas únicas y, sobre todo, el trato con el cliente tengan un peso considerable en el mercado actual. Por eso su atelier no es solo un espacio de venta, sino que pretende convertirlo en un espacio de diálogo entre creador y cliente en el que le puedan preguntar cosas, ver cómo se trabaja en el encargo o puedan tomarse un té mientras discuten del proceso creativo.