Llega diciembre y, en Andorra, como país de los Pirineos, la temporada de esquí está a la vuelta de la esquina. Los más impacientes ya suspiran por ver las montañas nevadas y poder volver a deslizarse por los más de 300 kilómetros esquiables que hay en el país, mientras que otras personas prefieren un día soleado y con temperaturas agradables para disfrutar de una jornada esquiadora ya sea en solitario, con amigos o en familia. Y es que en el esquí, a pesar de ser un deporte de práctica individual, la mejor opción es compartir el día y la experiencia. Las risas y el buen ambiente están asegurados.
Sin embargo, ya seas de un grupo de impacientes o de uno de los del buen tiempo, todo debe estar listo, tanto el material como la preparación física. Como los coches, los esquís cada temporada deben pasar la ITV: se afilan los cantos, las fijaciones se reajustan al nivel de cada uno y se pasa una nueva capa de cera, y es que la seguridad en gran parte depende de que el material esté en buen estado. Unas cuantas horas de trabajo del personal de las tiendas de deporte y el equipo estará listo para ser usado como si de nuevo se tratara.
Las botas, los pantalones, guantes y casco son los materiales que uno debe revisar antes de empezar la temporada y comprobar que estén en buen estado y sean adecuados. Unas botas que aprieten o hagan daño pueden arruinar una jornada de esquí. Al menor inconveniente o molestia, lo mejor es darse una vuelta por las distintas tiendas deportivas del centro de Andorra la Vella y Escaldes-Engordany para escoger el material más adecuado para cada uno. Lo principal es ir bien equipado y seguro, y es que -recordemos- la seguridad es lo principal en un deporte como el esquí.
La puesta a punto a nivel físico es otra cosa: no se consigue ni en una hora ni en un día. Como en todos los deportes, las lesiones están al orden del día y, para evitar y prevenir que la temporada de esquí termine antes de tiempo, la preparación corporal, sobre todo a nivel muscular, es importante. Cada persona es distinta y el cuerpo reacciona de un modo diferente al ejercicio físico. Cada uno debe conocer sus límites y escuchar las sensaciones que éste le transmite. Que salgo a correr y al cabo de 30 minutos noto demasiada fatiga muscular cuando normalmente hago una hora... no hay problema, aflojo y reduzco el tiempo de entrenamiento. Y es que, por cualquier motivo, ese día el cuerpo no está receptivo al ejercicio y forzarlo no es conveniente, puede romperse cuando uno menos se lo espera.
Las piernas, y en especial, los cuádriceps y los gemelos, son los músculos más castigados en una jornada de esquí, así que durante la preparación física fortalecerlos debe ser uno de los objetivos. Además, de esta forma también se ayuda a proteger la rodilla y a prevenir posibles lesiones de ésta. Un trabajo que debe complementarse con ejercicios de brazos y espalda para así evitar tener agujetas si un día toca “remar” y forzar más las extremidades superiores.
Sin embargo, la puesta a punto a nivel físico no termina antes de la apertura de pista. A lo largo de la temporada de esquí, los días en los que se sube a la montaña a esquiar, antes de empezar, unos estiramientos para calentar los músculos irán muy bien con el fin de evitar lesiones. A esto cabe añadir una buena dieta que ayude a aguantar la carga de trabajo de ese día. Un buen desayuno por la mañana y agua, zumos, frutos secos y chocolate en la mochila para alargar el día y aguantar hasta que te echen de las pistas a las cinco de la tarde. Y es que cuando uno se lo pasa bien las horas pasan volando.
Si los esquiadores hacen su puesta a punto para la temporada, también la realizan las estaciones de esquí. Desde hace meses que, en el caso de Andorra, Vallnord y Grandvalira, están preparando la campaña. El personal de restaurantes revisa las instalaciones de restauración y carga las neveras; los técnicos de mantenimiento comprueban toda la maquinaria y ordenan reemplazar aquella que está en mal estado o presenta defectos, así como sirven de guía a los técnicos externos que deben ayudar en las mejoras de las pistas -como las instalaciones de más repetidores de cobertura wifi para que ésta llegue a todos los rincones de la pista y los esquiadores podamos compartir en las redes sociales la jornada de esquí, por ejemplo-. Sin embargo, el departamento de recursos humanos es el que echa más humo con la contratación del personal necesario entre pisters, camareros, cocineros, personal de soporte, etc. Atrás tampoco se quedan los de márketing; de hecho, son los que empezaron antes a prepararlo todo con la promoción en las ventas de los forfait o la presencia en distintas ferias para atraer público, entre otros aspectos.
Cada esquiador cuenta con un trabajo específico y objetivos concretos, pero todos tienen una misma finalidad: disfrutar de cinco meses de una temporada de esquí que empieza en tres, dos, uno... ¡ya!