"Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas...". George Orwell, 1984.
La distopía es un concepto que se puede utilizar contrario a la utopía; se aplica básicamente a un modelo de sociedad indeseable, casi siempre fuera de un contexto espacial y temporal precisos, pues describe estados sociales y/o políticos ilusorios que tienen lugar en situaciones muchas veces imaginarias, pero aplicables a los panoramas actuales. Dicha sociedad es plasmada constantemente en novelas o películas y por supuesto el clásico pionero de ese término, el libro 1984 de George Orwell (llevado al cine de igual forma) es un gran ejemplo para iniciar el contenido macabro de este post.
Este texto quiero dedicarlo en primera instancia a todos los lectores de la Wall Street International Magazine donde tengo el honor de sumar mis artículos, y muy especialmente a todos mis amigos y familiares, para los cuales considero que, teniendo yo algunos años en esto de la Seguridad de la Información, no he sabido transmitirles un correcto mensaje de "paranoia sustancial" sobre lo que estamos a punto de vivir y dificilmente vamos a ser capaces de afrontar.
Probablemente, lo que muchos de ustedes no son capaces de saber o entender es la trascendencia que tienen sus redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest, etc.) en la existencia misma y todas las cosas que cuelgan en Internet van a tener consecuencias más que brutales en el futuro. Si se fijan con detenimiento, hace apenas dos años el impacto de los smartphones no era tan profundo en términos de la cantidad de servicios y aplicaciones que ahora podemos compartir con nuestros conocidos en tiempo real. Un dispositivo wearable, un refrigerador que se conecta a internet, imágenes holográficas, etc. están ahora con nosotros y los ciclos de penetración de estas tecnologías son increíblemente cortos contra la gran diversificación que adquieren.
Planteando este escenario (que continuamente está inovando y cambiando) quiero expresar mi gran preocupación por hacerles notar a las personas cómo la relación entre su información digital y su propia libertad individual estará más ligada que nunca a la manera en que ellos mismos respondan y comprendan los términos de privacidad 2.0 e identidad digital. Para todo lo anterior me gustaría utilizar nuevamente a la palabra distopía y contarles por qué razón entender todos estos términos sobradamente geeks, aunque ustedes no sean del gremio de la informática o la Seguridad TI, se vuelve vital para su vida diaria (y si no es vital aún, créanme que se volverá).
2025, Año Chino de la Serpiente. Conversación entre esposos, Alice y Bob
"Bob, ya no podremos sostenernos ni un mes más si no consigues un empleo pronto. Nos resta muy poco del dinero de tu liquidación y los ahorros de toda la vida. Apenas libramos la renta y la colegiatura de Charlie, pero ya no nos va a alcanzar ni para comer. Todavía no entiendo cómo se te ocurrió postear una foto en "SmileBook" con tu jefe en la borrachera de fin de año y subir un video a "Metube"... ¿es que no sabías que la compañía rastreaba todo ese tipo de información y te podían despedir por el contenido? ¿Es que no sabes que eres parte de la imagen que da la empresa?" dijo la incrédula mujer.
"Alice, ya me lo has reclamado mil y un veces. Y creéme que yo estoy hecho un manojo de nervios y estress por nuestra situación, pero... realmente no recuerdo haberlo hecho yo... Conscientemente, claro. Te lo juro. Mira, sé que estaba muy, muy borracho, pero en toda la fiesta no recuerdo haber tocado mi teléfono para nada. Es más, ya te dije que lo dejé cargando ahí paradito, en su funda cargadora inalámbrica (porque casi ni pila tenía), en la mesa de entrada al jardín donde estábamos brindando todos, y hasta que terminó la reunión lo tomé de nuevo. No sé en qué momento pasó que esas imágenes y ese video se colgaron en la red. Simplemente no lo entiendo", dijo el aún más incrédulo hombre sobre sus lagunas mentales de briago.
"Bob...ya no me puedo enojar (tanto) después de los meses que pasaron. Pero ¡¿cómo es posible que me digas que no hiciste nada y al otro día todas tus locuras estaban posteadas en las redes para que las viera la compañía entera?! Obviamente te iban a despedir, hombre ingenuo", musitó la histérica mujer.
Charlie, el hijo de 15 años, que por supuesto notaba que su padre estaba sin trabajo, pero que jamás había oído discutir a sus progenitores sobre la razón por la cual ocurrió el despido, cayó en cuenta casi de inmediato lo que sucedía. Sabía de antemano que sus padres pertenecían a la generación del boom tecnológico de los años 2009 a 2015 y todos esos individuos, jóvenes en esas épocas, eran conocidos actualmente (año 2025) como analfabetos 2.0. Eran personas que tenían redes sociales por doquier, creaban identidades digitales por todos lados, compartían su información con el mundo e instalaban las apps de moda sin saber lo que realmente hacían con su propia vida. Suponían que teniendo el smartphone, o el dispositivo del momento, iban a mantenerse a la vanguardia, que nunca serían excluídos de sus círculos de amigos y sin embargo eran los ignorantes más pueriles que el mundo jamás haya conocido. Tenían todos los recursos y el poder de Internet a la mano y no se tomaban el tiempo para saber manejarlos tan siquiera un poco. Exponían en todos lados información tan valiosa, que a Charlie cuando le enseñaron en sus materias obligatorias de Seguridad Informática en la primaria, se le hacía increíble que sus padres naciendo y creciendo con tecnología, fueran tan poco educados en el tema. Y lo peor es que seguían conservando sus mañas de antaño, Bob, por ejemplo, no le prestaba jamás su celular a Alice (ni a Charlie) por temor a que viera sus cosas "privadas", pero irónicamente dejaba su vida abierta totalmente al universo, por medio de las apps que seguía instalando (cada vez más invasivas a la privacidad) y las redes sociales a las que pertenecía. Charlie no dudaba que su padre fuera despedido por sus tonterías digitales que jamás lograron curarse desde adolescente y decidió irrumpir en el smartphone del delito para saber qué había pasado en realidad.
"Alice, estaba revisando nuestras bitcoins y creo que este mes aún podemos vender algunas en DeepWeb para tener algo de dinero... pero no tengo ni idea de cómo navegar ahí para que no nos estafen....", le decía Bob a Alice sobre vender monedas digitales en el mercado negro de internet, cuando en ese momento irrumpió Charlie en la conversación.
"Papá, necesito hablar contigo y que me escuches bien", le dijo Charlie decididamente a Bob.
"Hijo, mamá y yo estamos tratando de resolver algunos problemas, por favor no es momento de...".
"Papá escúchame, yo sé por qué razón te despidieron", dijo Charlie a los asombradísimos Bob y Alice.
"Charlie, hijo, por favor no estés jugando con nosotros, tu padre y yo estamos muy alterados y, la verdad, no queremos ahorita tener que escuchar más sobre...".
"No, mamá. Escucha" - interrumpió Charlie imperativamente - "Escucha bien mamá, porque lo que tengo que decirles ya se los había repetido antes sobre sus costumbres tan malas en el mundo digital y jamás me hicieron caso... Ahora vean las consecuencias".
Alice y Bob miraban estupefactos a Charlie pero no hablaron más y esperaron a que su hijo continuara.
"Papá, perdóname. Sé muy bien que te molesta que toquen tu smartphone... aunque de veras me resulta muy gracioso cómo tienes información hasta de cuando dejé de orinarme en la cama, compartida con toda la gente...Mamá, papá tiene razón: él no hizo nada en la fiesta, quizá tú lo dudas (y con justa razón) porque él estaba demasiado ebrio. Pero creéme, papá no subió las fotos ni el video. Al menos él no lo hizo manualmente..."
"Hijo, por favor explícanos bien que no te entendemos nada. ¿Quieres decirme que el smartphone lo hizo solito? ¡¡¿Es tan inteligente ya, eso no puedo creértelo?!!" gritó Alice exasperada.
"(Ya veo por qué les dicen analfabetas 2.0) Sucede, mamá, que papá compró el smartphone de lujo que traía las nuevas apps de "Smilebook", "Metube" y un montón de aplicaciones que se alimentaban de las redes sociales, la ubicación, los gustos y en sí toda información que papá tenía en la red por defecto. Como papá jamás se dedicó a crear un perfil seguro que restringiera lo que hacía o no cada aplicación, o lo que podía acceder o no, digamos que todas estas monerías tenían un permiso full-effect para lo que se les diera la gana. Entonces pasó lo siguiente: papá llegó a la fiesta de fin de año de su jefe e hizo un check-in en la misma, anunciando que estaba en la bacanal del milenio. Le quedaba poca pila, así que esa fue la última acción manual que hizo mi padre y después justo como lo mencionó, dejó parado su dispositivo en la entrada del jardín, sobre una mesa teniendo un ángulo de visibilidad perfecto hacia toda la fiesta. Ahora viene lo bueno; como papá dio acceso total a su smartphone a estas apps, al hacer check-in y escribir la palabra "fiesta" automaticamente activó un feature mega invasivo (e inteligente) que posee MeTube, SmileBook y demás, para compartir cualquier celebración en tiempo real sin tener que estar nosotros manipulando el smartphone; la cámara del celular (ultra HD) se activó y comenzó a tomar fotos aleatoriamente seleccionando las mejores, aplicando algoritmos de mejora de luminosidad en ambientes nocturnos, subiéndolas al SmileBook de papá y taggeando a los participantes mediante mecanismos de identificación facial; por otra parte, MeTube se encargó de subir un video de 10 minutos. editado por la misma app para resaltar los momentos de máxima euforia dependiendo de la vibración del sonido y la cantidad de movimientos de los participantes. Como colofón, se distribuyó esta gran celebración por todo el "social media" de papá y en este punto por supuesto ya no había nada que hacer. Su borrachera estaba siendo indexada por "Moogle" para jamás salir de allí. Ya era visible e imborrable en todo Internet. Ahora bien, ¿te preguntas por qué mandas CV's sin cansancio y no encuentras trabajo? Los departamentos de recursos humanos tienen actualmente algoritmos de scoring automático que les permiten evaluar a los candidatos, sin necesidad de una videoconferencia y ya ni siquiera de una visita presencial. Aprovechan tu información subida en la red para generar rápidamente un perfil preciso y aplican estos criterios de selección a los puestos, por las actividades que una persona ha ido evidenciando a lo largo de todo su existir. Así que si tienes colgada toda tu vida estás en un serio problema. Pero, dime, qué bonito era subir fotos y videos de tus borracheras de joven, ¿no, papá? O tus mil fotos en facebook de amor, amistad y frases cursis, con tus novias y tus viajes, o tus selfies que solo hacían resaltar tus complejos y manías como individuo (importantísimo para las empresas), y que tú pensabas que nunca te iban a pasar factura. Debiste haber entendido todo esto a tiempo, porque ahora (y desde siempre) borrar esa información de Internet es imposible...".
-------Fin-------
La historia queda inconclusa, pero me parece que es suficiente. Tal vez, esta conversación entre Alice, Bob y Charlie no tenga todavía mucho sentido en el año 2015. Sin embargo ya no podemos pensar en el ahora. Tenemos que comenzar a pensar en el mañana, y en un mañana muy, muy próximo, donde todo prácticamente estará conectado a Internet y deberemos saber el verdadero impacto de lo que hacemos en la red, pues no es un Second Life como pensamos, es nuestra existencia real.
O díganme... ¿Por qué razón si no le entregan la llave de su casa a un individuo desconocido, si le entregan la llave de su información digital a todo Internet?