El Mundial femenino de fútbol, cuyo comienzo está previsto para el próximo 6 de junio en Canadá, se disputará sobre hierba artificial. La demanda que interpusieron en octubre más de 60 jugadoras internacionales ante el Tribunal de Derechos Humanos de Ontario, inculpando a la FIFA y a la Federación de Fútbol de Canadá (CSA), por considerar que se les estaba tratando de forma discriminatoria, fue retirada el pasado 21 de enero porque, según la capitana de la selección española, Vero Boquete, “no íbamos a conseguir nada y nosotras necesitábamos centrarnos en preparar nuestro Mundial”.
Las quejas de las futbolistas aluden a un trato discriminatorio respecto a los hombres, ya que el tipo de juego se ve alterado a causa de las diferencias del terreno (el bote de la pelota es distinto y los tiempos de recuperación también, ya que la exigencia muscular varía en función de la superficie). Además, las firmantes de la demanda consideran que la probabilidad de lesiones aumenta al competir en césped artificial, por lo que adjuntaron varias fotografías de piernas heridas para demostrar la veracidad de sus argumentos. Sin embargo, la FIFA, que aceptó reunirse en Zúrich con las tres candidatas al Balón de Oro el pasado 12 de enero, no consideró replantearse la decisión tomada respecto a los campos de juego. De hecho, Joseph Blatter ya había defendido el uso del césped artificial en una entrevista concedida a la revista alemana Sport Bild tras la queja de las féminas, afirmando que es “el futuro del fútbol”. Resulta curioso que, a pesar de estas declaraciones del máximo responsable de la FIFA, los próximos Mundiales masculinos (Rusia 2018 y Qatar 2022) se celebrarán sobre hierba natural, igual que las veinte Copas del Mundo que ya han tenido lugar.
El Tribunal de Derechos Humanos de Ontario (HRTO), tras recibir la denuncia por parte de las jugadoras, citó en octubre a las partes litigantes a personarse para exponer sus alegatos. Sin embargo, la FIFA rechazó la jurisdicción del HRTO y no se presentó al acto de conciliación, solicitando que el caso pasara a manos del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) -que casualmente tiene la sede en Suiza, igual que la FIFA-. Gracias a esta ingeniosa decisión, si el TAS hubiera admitido a trámite la causa, los jueces no habrían podido dictar sentencia antes del comienzo del Mundial.
Es la primera vez que un Mundial de fútbol femenino se disputa sobre césped artificial, por lo que las jugadoras lo consideran “inherentemente discriminatorio”. El grupo reclamante está liderado por la estadounidense Abby Wambach, Balón de Oro 2013 y nominada al galardón en la última edición. Wambach se reunió junto a las otras dos aspirantes al Balón de Oro 2014 (la alemana Nadine Kessler –que resultó ganadora– y la brasileña Marta da Silva –galardonada con este trofeo en cinco ocasiones y nominada otras cuatro–) con Jérôme Valckle, Secretario General de la FIFA, el pasado 12 de enero –día de la Gala Ballon D´Or– en Zúrich. Aunque desde la federación futbolística aseguraron que el diálogo se mantendría abierto, lo cierto es que ese día dejó constancia de que la decisión estaba tomada y seguirían defendiéndola.
La retirada de la demanda no está exenta de polémica, ya que varias partícipes han revelado que se las ha estado presionando desde sus respectivas selecciones para retirar su apoyo a la reivindicación. Aunque “la federación canadiense niega categóricamente haber tomado represalias contra cualquiera de las demandantes”, según un comunicado que emitió la propia institución, lo cierto es que la denuncia de las futbolistas fue ampliada un mes después de haberla interpuesto porque, en palabras de su abogado, “varias jugadoras fueron amenazadas con la suspensión si se sumaban al pleito”. El único logro que han adquirido las jugadoras tras la denuncia ha sido verse incluidas en el Plan de Protección de Clubes, un seguro médico que les ofrece indemnización en caso de resultar lesionadas –en el que antes no tenían cobertura–.
El torneo se celebrará en Canadá entre los próximos 6 de junio y 5 de julio de 2015. Las sedes que acogerán los partidos –en estadios de hierba artificial, por supuesto– son Edmonton, Moncton, Montreal, Ottawa, Vancouver y Winnipeg. Es la primera vez que España participa en el Mundial de fútbol femenino, y lo hará en el Grupo E junto a las selecciones de Brasil, Corea del Sur y Costa Rica, siendo el debut contra esta última el 9 de junio a las 16:00 (hora local).