kurimanzutto y Luhring Augustine se complacen en anunciar una importante exposición en dos partes de las obras del artista mexicano Julio Galán, fallecido en 2006. Esta muestra marca la primera presentación individual significativa del trabajo de Galán en Nueva York en más de dos décadas, y se llevará a cabo simultáneamente en las sedes de ambas galerías en Chelsea.
La brillante carrera de Galán, que abarcó desde mediados de la década de 1980 hasta su prematura muerte en 2006, transcurrió principalmente en Nueva York, París y Monterrey, México. Si bien su obra no ha sido ampliamente expuesta fuera de su país natal desde su fallecimiento, durante su vida fue exhibida internacionalmente de manera extensa y es considerado el pintor mexicano más destacado de su generación. Su práctica multidisciplinaria, expansiva y no conformista, aborda cuestiones de identidad, género, cultura y construcciones sociales en obras que combinan la autorrepresentación y aspectos biográficos con temas más amplios como la diferencia cultural y sexual. Infundidas con una cualidad alegórica y tejidas con una compleja variedad de signos—iconografía enigmática y referencias culturales—sus obras, así como su persona pública, meticulosamente construida, adoptan un sentido consciente de alteridad y una ambigüedad mutable que rechaza interpretaciones fijas. Como escribe la historiadora del arte y profesora Teresa Eckmann, “en el lienzo, narraba y construía visiones ilógicas, desdibujando la línea entre lo real y el artificio; su trabajo era considerado una forma ’inaccesible pero formalmente embriagadora de fabricarse a sí mismo.” Galán ocultaba tanto como revelaba del contenido de su obra; simultáneamente, con su cuerpo, exploraba una identidad fluida a través del disfraz y la máscara.
Realizada en un pastiche de estilos y con un enfoque sincrético de la cultura, la obra de Galán combina referencias e influencias que van desde el folclore mexicano y la imaginería religiosa hasta el surrealismo, el arte pop y el graffiti. Aunque a menudo se le ha asociado con el movimiento del Neomexicanismo en su país natal y con el neoexpresionismo de sus contemporáneos en Nueva York, él resistió estas categorizaciones, de la misma manera en que rechazaba cualquier forma de definición restrictiva o interpretación única. Magalí Arriola, exdirectora del Museo Tamayo y curadora de la retrospectiva más reciente de Galán, señala: “Aunque en algunas de sus obras [él] recurrió a una iconografía asociada con la cultura popular mexicana... el uso de figuras estereotípicas como el charro o la tehuana también estaba relacionado con su interés en el travestismo y los disfraces como estrategias para subvertir identidades sexuales y otras construcciones culturales.” El enfoque de Galán expone las limitaciones y problemáticas inherentes a los sistemas interconectados que crean y sostienen cualquier forma de clasificación binaria o caracterización fija, ya sea en relación con la sexualidad, la nacionalidad, la espiritualidad o cualquier otra categorización. Como señala el escritor Evan Moffitt, “La apropiación de estereotipos mexicanos y personalidades platónicas por parte de Galán revela el nacionalismo como una especie de pomposa farsa... Sin duda, hay mucho kitsch en las pinturas de Galán, pero ese kitsch es fundamental para su radicalismo.” Aún hoy resuenan la notable energía, inteligencia y teatralidad de la obra de Galán, así como las preguntas que exploró sobre la relación entre la identidad individual y la construcción del yo en contraste con las nociones sobredimensionadas de cultura y nacionalismo.