Los robots no lloran es una adaptación para México de la obra para marionetas Manufacturing Mischief creada por Pedro Reyes durante su estancia académica en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) donde impartió una clase titulada “The Reverse Engineering of Warfare: Challenging Techno-optimism and Reimagining the Defense Sector” (La ingeniería inversa de la guerra: cuestionando el tecno-optimismo y reimaginando el sector de defensa).
El curso exploró la compleja interrelación del imperialismo, las intervenciones armadas, el entretenimiento popular y el desequilibrio global creado por la obsesión de occidente por el avance tecnológico. La puesta en escena resultante incluye representaciones ficticias de estas realidades y de las preguntas éticas, a menudo no planteadas, a las que se enfrenta la sociedad en la actualidad.
Durante su estadía como profesor visitante en el programa de arte, cultura y tecnología del MIT, Reyes se entrevistó con Noam Chomsky, distinguido profesor de lingüística, a quien le propuso hacer una obra protagonizada por su figura. En Los robots no lloran, el personaje de Noam Chomsky tiene como antagonista a Ayn Rand, quien siempre ha sido motivo de burla en los círculos académicos, pero cuya perniciosa influencia sigue presente, en especial entre los seguidores de Trump y los monstruos del partido republicano estadounidense. Por su parte, el magnate Elon Musk representa al héroe tecnocrático de nuestros días, al estilo de Henry Ford y Steve Jobs. Estos y otros personajes son traídos a escena mediante un deus ex machina llamado “iWay”, un aparato que resucita al autor de cada libro que se introduce a la máquina.