Los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, se convirtieron en Estados independientes poco después de la Primera Guerra Mundial. Para celebrar su centenario, esta exposición invita a descubrir el simbolismo báltico, desde la década de 1890 hasta las décadas de 1920-1930.
En los países bálticos, el simbolismo europeo y la enmancipación de la conciencia que transmite son inseparables de su independencia. La exposición refleja los juegos de influencias y de resistencias a través de los cuales los artistas forjaron un idioma propio a su universo. Recurriendo a elementos de la cultura popular, del folclore y de las leyendas locales, así como de la singularidad de sus paisajes, desarrollan un arte verdaderamente original.
Con excepción del lituano Mikalojus Konstantinas Čiurlionis, pintor y compositor mundialmente reconocido, la mayor parte de los artistas son descubiertos por primera vez fuera de su país.