De las pinturas budistas al Terror Japonés, de las estampas de Hokusai al Pac-Man, del culto de los espíritus en Tailandia al manga de horror, la figura del fantasma es omnipresente en el imaginario asiático desde hace siglos. En China, en Tailandia o en Japón - terrenos de estudio de la exposición - la pasión popular por el terror es sumamente real, y tiene una gran influencia en sus diversas producciones culturales. Espíritus que erran por el bosque, vengativas mujeres-gato, fantasmas hambrientos que vuelven del infierno ("walking dead"), vampiros saltarines o Yōkai (criaturas fantásticas del folclore japonés): aparecen en todo momento y lugar, y en todos los soportes artísticos.
Para comprender mejor sus códigos, Enfers et fantômes d'Asie propone explorar su omnipresencia en las artes del espectáculo, el cine y la historieta. Pues si bien el budismo ha contribuido a la construcción de este imaginario - con la creencia de una espera de la almas entre dos reencarnaciones -, la representación de los espectros se desarrolló principalmente fuera de la religión, en el arte popular y prófano.