El Museo Reina Sofía presenta una gran exposición dedicada a Salvador Dalí, una de las muestras más completas realizadas hasta el momento del artista ampurdanés. En esta ocasión única se van a reunir alrededor de 200 obras procedentes de importantes instituciones, colecciones privadas y de los tres depositarios principales de la obra de Salvador Dalí. Fundació Gala-Salvador Dalí (Figueres), Salvador Dalí Museum de St. Petersburg (Florida), y Museo Reina Sofía (Madrid), que de esta forma aúnan esfuerzos para ofrecer al público lo mejor de sus fondos.
La exposición se propone revalorizar al Dalí pensador, escritor y creador de una particular visión del mundo. Contribuyen a su excepcionalidad préstamos de instituciones de primer orden, como el MoMA (Nueva York), de donde se traerá la significativa obra La persistencia de la memoria (1931); el Philadelphia Museum of Art, que prestará Construcción blanda con judías hervidas (Premonición de la guerra civil) (1936); de la Tate Modern vendrá Metamorfosis de Narciso (1937) y, de los Musées Royaux des Beaux-Arts de Bélgica, La tentación de San Antonio (1946).
El período surrealista constituirá el núcleo de la muestra que se podrá ver en el Museo Reina Sofía, haciendo especial hincapié en el método paranoico-crítico desarrollado por el artista como mecanismo de transformación y subversión de la realidad. Las diferentes secciones contendrán, además de las pinturas y los dibujos, material documental, fotografías, manuscritos del propio Dalí, revistas, películas y filmaciones de enorme importancia para entender el complejo universo del artista.
Arrancará la exposición con una sección dedicada a las primeras obras de Dalí, en la que predominarán los elementos que marcaron su infancia, como la familia —Retrato de mi padre (1925) o Muchacha en la ventana (1925)— y el entorno que le rodeó en estos años, como por ejemplo en Acantilados (1926) o Paisaje de Cadaqués (1923).
Su llegada a la Residencia de Estudiantes de Madrid a finales de 1922 y su encuentro con Federico García Lorca y Luis Buñuel —con quien colaboró en la película Un perro andaluz (1929)—, entre otros, le enfrenta a la Generación del 27, que agrupa poetas, escritores, pintores y cineastas. En este momento Dalí se inspira cada vez más en las vanguardias y coquetea con diferentes -ismos como el cubismo, el fauvismo o el futurismo. El imaginario colectivo desarrollado en la Residencia se refleja en los numerosos dibujos de la serie Putrefactos, de mediados de los años 20. Entre otras importantes obras, en esta parte de la muestra se podrá ver también el emblemático Retrato de Buñuel (1924) o la significativa Academia neocubista (1926).
La sección dedicada a Autorretratos nos acerca a la visión que Dalí tuvo de sí mismo y la visión que construyó en distintos momentos de su vida, desde sus Autorretrato con cuello rafaelesco (1921) o Autorretrato Cubista (1923), hasta el film realizado con JeanChristophe Averty, Autoportrait mou de Salvador Dali, de 1966.
En un momento que podríamos calificar de presurrealista, en el que se observan influencias de Masson, Bataille, Miró y Picasso, Dalí realiza obras como Asno podrido (1928) o Carne de gallina inaugural (1928). Ya en plena etapa surrealista, Dalí desarrolla su método paranoico-crítico, que centrará la siguiente sección de la muestra, con la presencia de grandes obras como El Gran Masturbador (1929), La persistencia de la memoria (1931), Guillermo Tell (1930) o El Espectro del Sex-Appeal (1934). El método paranoico-crítico le permite transformar y subvertir el mundo: Dalí propone, ante el automatismo pasivo del surrealismo (el dibujo automático, los cadáveres exquisitos…), un método activo basado en el delirio de la interpretación paranoica.
A continuación se dedicarán secciones específicas a la relectura que el artista hace del Angelus de Millet; al surrealismo después del 36, que contendrá algunos objetos surrealistas, como el conocido White Aphrodisiac Telephone (1936) o Veston aphrodisiaque (1936-77); y al tema de la guerra, con óleos tan perturbadores como Premonición de la guerra civil (1936) o El rostro de la guerra (1940).
Continuando el recorrido se podrán contemplar treinta dibujos originales de los que sirvieron para ilustrar el libro La Vida Secreta de Salvador Dalí, de los años cuarenta, para pasar a los trabajos relacionados con su experiencia en Estados Unidos, a través de la cual revaloriza la teatralidad de su obra —La Tentación de San Antonio (1946)—. Es el momento de los proyectos cinematográficos experimentales y los relacionados con Hitchcock (Spellbound) y Walt Disney (Destino).
La Segunda Guerra Mundial y la catástrofe nuclear de Hiroshima y Nagasaki transforman profundamente su obra y empieza su periodo místico-nuclear, obras como Cabeza rafaelesca estallando (1951) o La máxima velocidad de la Madonna de Rafael (1954) son representativas de este periodo. A partir de los años 60 y hasta el final de su creación, la ciencia y las nuevas tecnologías le suponen la exploración de lenguajes de futuro, ejemplo de ello son experimentaciones como la obra estereoscópica, Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis verdaderos espejos (1972- 73) o su última obra Cola de golondrina y violonchelos (1983), basada en la teoría de las catástrofes del matemático René Thom, sin dejar de mirar a la tradición de los grandes maestros, como Velázquez o Miguel Ángel, o a su propio mundo y trayectoria como en A la búsqueda de la cuarta dimensión (1979), que plasman la seducción de lo inexplicable.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
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Martes cerrado (incluidos festivos)