Como ya he dicho en ocasiones anteriores, amo mi ciudad, amo su historia y pasado de igual forma que su presente. Es una ciudad que tiene mucho que ofrecer pero que en no se le ha dado la importancia que debería al desarrollo turístico y cultural. Es una ciudad donde han acontecido sucesos históricos que mucha gente desconoce y que ni siquiera se imaginarían, como ser la ciudad donde se jugó el primer partido de fútbol en américa latina, según relatan los historiadores locales, así como el lugar donde nació el equipo mexicano más antiguo de fútbol, El Club de Fútbol Pachuca, más coloquialmente conocido como “Los Tuzos del Pachuca”. También es el lugar donde se dio la primera huelga en Latinoamérica por causa de las condiciones de trabajo que experimentaban los mineros en aquella época.
La mayoría de estos sucesos, tanto los antiguos como los que aún están presentes, tuvieron lugar por causa del desarrolló minero en Pachuca, sucesos de los cuales hablaremos en una serie de entregas que versan sobre lo que comenzó con la minería y los resultados que dejó y que siguen vivos hasta ahora.
Comencemos por conocer cómo es que se dio ese desarrollo de la minería en la ciudad de Pachuca, quiénes fueron los actores que intervinieron y cuáles fueron los sucesos más importantes que sucedieron durante tal desarrollo.
En entrevista con el Lic. Juan Manuel Menes Llaguno quien, además de ser el Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Hidalgo, es uno de los cronistas más reconocidos sobre la historia de Pachuca y el Estado de Hidalgo y cofundador del Centro Hidalguense de Investigaciones Históricas, pudimos indagar un poco sobre los inicios y desarrollo de la minería en el Estado de Hidalgo. Él, muy amablemente, nos recibió en su oficina y nos contó que, aunque no está totalmente demostrado, todo pudo haber comenzado desde la época prehispánica donde se sabe que hubo expropiación minera que se abandonó a la llegada de los españoles. En 1552 se descubrieron las primeras vetas, hecho que generó una bonanza en los 4 reales que conformaban la Comarca Minera de aquella época: Real del Monte, Real de Atotonilco el Chico, Real de Arriba y Real de Tlahuelilpan, esto al margen del pueblo de indios de Pachuca, que es lo que conocemos hoy como Pachuquilla.
A partir de ahí nace la minería. En el siglo XVII se llegó al manto freático, lo que retrasó el trabajo minero pues no había manera de drenar los socavones. En el siglo XVIII, José Alejandro Bustamante y Pedro Romero de Terreiros, I Conde de Regla, lograron desaguar la veta Vizcaína. Bustamante muere durante este suceso y Romero de Terreiros se queda como dueño absoluto de todo, lo que lo convierte en el hombre más rico de su tiempo, no sólo en la nueva España sino de todos los virreinatos americanos y de la propia península ibérica. Fue capaz de comprar todas las posesiones de los jesuitas tras su expulsión en 1767, que costaron 1.020.000 pesos en oro de mina; cantidad que hoy en día es inimaginable.
Más tarde, tras la muerte de Romero de Terreiros y su hijo, el II Conde de Regla, las minas quedan en manos del III Conde de Regla, quien tiene mucho desapego de la minería y vende las acciones de las minas a través del gobierno mexicano a una empresa británica.
Los británicos estuvieron en Real del Monte hasta 1848. Ellos realizaron una transferencia tecnológica extraordinaria, trajeron las bombas de vapor que sirvieron para desaguar los socavones, mover objetos pesados y operar los malacates (ascensores utilizados por los mineros para descender a las minas). Sin embargo, los mineros que llegaron venían de Cornwall, donde las minas existentes eran principalmente de carbón y no estaban familiarizados con la explotación de minas de metal (oro, plata, zinc y cobre) que era la principal extracción de esta zona. Esto provocó que tuvieran una pérdida significativa de dinero que los llevaría a vender las minas en 1848 a una empresa mexicana que la tendría en posesión hasta 1904, año en que la empresa estadounidense American Smelting and Refining Company compró las acciones de todas las minas de la comarca y las explotó hasta 1947. En este año, el precio de la plata comenzó a decaer de forma drástica, pues la plata dejó de utilizarse en los enceres industriales y farmacéuticos, motivo que orilló a la empresa norteamericana a dejar las minas y venderlas al gobierno mexicano, quien creó la primera empresa paraestatal minera del país, La compañía Real del Monte en Pachuca que operó hasta el año de 1991, cuándo se vendió a una empresa regiomontana quien actualmente está en posesión de estas.
Este auge minero provocó un crecimiento desmedido de la ciudad de Pachuca, que pasó de tener 4.000 habitantes en 1851 a 44.000 en menos de 50 años, era la quinta ciudad más poblada de la república. Las calles de Pachuca son el reflejo actual de ese crecimiento desmedido, pues es posible observar en los barrios antiguos callejones sin salida y bastante angostos. Este crecimiento también provocó que hubiera una migración de gente de otras regiones del estado y del país. Generalmente se habla únicamente de la huella que dejaron los ingleses tras su paso por estas tierras. Sin embargo, no es la única huella que la minería deja: la migración de los trabajadores que venían de otra parte del estado o del país también trajo consigo manifestaciones socio-culturales que siguen vivas pero que son poco conocidas, tema en el que profundizaremos en la siguiente entrega.
A pesar de que los ingleses estuvieron solamente 24 años, de que ni siquiera intentaron aprender el idioma, de vivir en guetos cerrados y de tener su propia religión metodista (que estaba prohibida en aquel tiempo, pues la constitución hablaba de una sola religión, la católica) dejaron una importante huella tanto en la gastronomía, la arquitectura e incluso en el fútbol y en la lucha de los trabajadores. Aún son visibles los rastros históricos de los ingleses en los apellidos de familias como Rabling, Straffon, Randall, etc.
Actualmente, los conrwalneses que visitan esta región se quedan asombrados por la similitud que existe en las construcciones de las casas, en las mismas vetas o en las calles con construcciones similares a las de Cornwall de aquella época.
Respecto a la herencia gastronómica, los ingleses trajeron el “Cornish Pasty” que no es otra cosa más que un pastel de carne horneado cuyo contenido se cocina junto con la masa, es decir, la masa se rellena con el contenido crudo, a diferencia de las empanadas donde el relleno ya va cocido al momento de hornear la masa. Los pachuqueños conservamos la receta original. Sin embargo, la aculturación fue inevitable dado que un ingrediente que nunca puede faltar en la gastronomía mexicana es el picante, lo que resultó en un paste de papa con carne y picante agregado, versión pachuqueña actual del tradicional Cornish Pasty. Año con año, se celebra el Festival Internacional del Paste en el municipio de Real del Monte y también se cuenta con el Museo del Paste, donde se puede aprender más sobre este alimento.
Con esta introducción es que comenzamos con la serie de entregas sobre la minería y sus aportaciones culturales en esta tan poco conocida región de México, tan encantadora como el resto del país. Estén pendientes el próximo 21 de septiembre en dónde profundizaremos sobre la herencia cultural que, indirectamente, el desarrollo de la minería dejó y, como se dicen en los cuentos: ¡esta historia continuará!