Iba a ser una película sobre Alfredo El Grande producida por Working Title y escrita por Michael Hirst a principios de este siglo. Hirst, un académico licenciado en Historia y Literatura inglesa y americana que llegó al cine por casualidad, era uno de los guionistas del momento en Hollywood gracias a la premiada Elizabeth; producción que casi le valió un Oscar a Cate Blanchett en 1998. Por aquel entonces se encontraba en los albores de una carrera que le llevaría a ocupar en solitario un exclusivo nicho como guionista capaz de enganchar a las audiencias actuales con rigurosos dramas históricos. Pero para eso aún quedaba tiempo y, sobre todo, producciones como Elizabeth: The Golden Age, The Tudors y Vikings. Las dos últimas para televisión y todas ellas escritas en su totalidad por él.
El proyecto sobre Alfredo El Grande no llegó a cuajar por las razones que fueran. Pero eso no impidió a un académico como Hirst -que pensaba que su futuro se encontraba en el campo universitario- realizar sus deberes. Investigación que, a la postre, le llevaría a encontrarse con la figura de Ragnar Lodbrock.
Ragnar Lodbrock en la Inglaterra Anglosajona
Los vikingos son importantes en la historia de San Alfredo –sí, también es santo- porque éste fue el único Rey de la Inglaterra Anglosajona que resistió la invasión del Gran Ejército Pagano –daneses, principalmente- en el siglo IX. Y consiguió forzar el fin de una contienda que arrasó los cuatro reinos ingleses –Mercia, Northumbria, Estanglia y Wessex- durante más de una década. Un enemigo realmente terrible capaz de subyugar a lo que hoy es Inglaterra por un cabreo familiar y que en la turbulenta Dark Age –anglicismo más sugerente que el término Alta Edad Media- acostumbraba a saquear el resto de Europa siglo sí y siglo también.
Alfredo, nacido en 849 y quinto hijo de Ethelwulfo, Rey de Wessex, comenzó a destacar en las batallas contra la Gran Armada Vikinga –se le conocía también así al Gran Ejército Pagano o Gran Ejército Danes- a los veinte años. Hubo de todo, derrotas estremecedoras y victorias épicas. Hasta que en la batalla de Ethandum -año 878- Alfredo El Grande derrotó al ejército nórdico y permitió el Tratado de Werdmore que pondría fin a las hostilidades… por unos años. Aquellos tiempos eran particularmente volátiles.
Hirst, fascinado por la sociedad vikinga
El caso es que, con toda la carga épica y dramática de un personaje como Alfredo El Grande, Hirst quedó conquistado por los vikingos. Al parecer, bastante desconocidos en términos históricos pero una sociedad con características muy avanzadas para su época según encontró el guionista. Aspectos como la posición de las mujeres en la sociedad, la jerarquía permeable a base de degüellos y la importancia de la fama para los vikingos captaron su interés. Cuando unos años más tarde MGM le propuso una serie en torno a los vikingos, no se lo pensó dos veces.
La elección de Ragnar Lodbrock como protagonista y motor de la historia llegaría después. Vikings arrancó su historia bastante antes de la época que correspondió a Alfredo El Grande, en el año 793. Pero lo cierto es que la historia del primero engancha con la del segundo. La muerte de Lodbrock a manos del rey de Northumbria dio inició a la mencionada invasión de la Gran Armada Vikinga. Y fue Alfredo El Grande quien puso fin a ese conflicto.
Aún queda para llegar a ese punto, pero Alfredo El Grande, aún un niño, ya es uno de los personajes incluidos en la cuarta temporada de Vikings, actualmente en emisión en History Channel. Parece que, finalmente, guionista y personaje se reencuentran.