Treinta y nueve billones de bacterias y treinta billones de células: este es el resultado científico de lo que constituye la configuración del ser humano. No obstante, y a pesar de semejante sobriedad, este entramado vertiginoso de células y bacterias pueden realizar -bien organizadas- actos y obras sorprendentes. Desde crear piezas de arte inigualables, valga como ejemplo La Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, hasta la ejecución del más triste crimen del momento.
Tan escueta síntesis se debe al estudio e investigación de tres científicos del Instituto Weizmann de Ciencias -Ron Sender, Shai Fuchs y Ron Milo-, en Rejovot (Israel), que han querido colgar su trabajo en la web bioRxiv del Laboratorio Cold Spring Harbor de Estados Unidos. Sin embargo, el reciente descubrimiento pone en tela de juicio el argumento que allá por los años 70 era expuesto como incuestionable por la comunidad científica: la proporción existente entre el número de bacterias y de células que se encuentran en el organismo humano.
Fue en 1972 cuando el microbiólogo estadounidense Thomas Donnell Luckey publicó un estudio sobre la fauna bacteriana del aparato digestivo humano y, deduciendo datos como consecuencia, obtuvo una proporción de 10 bacterias por cada célula. Pero según los tres investigadores, la estimación de Luckey es errónea puesto que parte de una zona del organismo donde la densidad de bacterias observa un índice muy elevado -sobre todo, en el colon del intestino grueso-, y que no se corresponde con el promedio del resto del cuerpo humano.
El trabajo de los científicos del Instituto Weizmann ha empleado para sus cálculos una representación humana bastante común: varón de entre 20 y 30 años de edad, 70 kilos de peso y 170 centímetros de altura. De estos 70 kilos, el 25% procede del líquido extracelular y otro 7% son sólidos extracelulares; de hecho, nuestros 30 billones de células solo pesan 47 kg y, entre ellas, los glóbulos rojos -esos mínimos organismos encargados de transportar el oxígeno a la sangre- representan el 84% de esos 30 billones, aunque no llegan a alcanzar los 3 kg. Estas conclusiones se deben a que el 75% del colosal conjunto de células está formado por los adipocitos que dan lugar a la grasa y, a su vez, por las células musculares.
De igual modo, los mismos autores recuerdan que la concentración de glóbulos rojos es un 10% menor en las mujeres, y su volumen sanguíneo también es alrededor de un 25% menor al de los hombres. Sin embargo, el volumen de su densidad bacteriana es similar. “Por lo tanto, creemos que la proporción de bacterias frente a células humanas se incrementará un tercio en las mujeres”, señalan los científicos.
Pero, como se puede imaginar, este estudio no zanja el asunto de la proporción bacteria/célula ya que resulta en extremo difícil contar células humanas. Y, además, el cálculo se fundamenta en cuentas bacterianas promedio que tienden a fluctuar de una persona a otra.
“Después de llegar a los miles de millones de bacterias, ¿tiene ya alguna importancia?”, pone de manifiesto Carolyn Hovde Bohach, microbióloga de la Universidad de Idaho. “No lo sé”, concluye. “Es muy fácil olvidar que vivimos en un mundo microbiano”, añade Bohach. “Son los emperadores de nuestro planeta”.
Con todo, y a pesar de tanta cifra y porcentaje, el objetivo de la investigación no es otro que seguir avanzando en la lucha contra el cáncer. Como los científicos de Israel confirman, “conocer el número de células en diferentes tejidos puede ser un indicador importante para entender las variaciones del riesgo de cáncer entre esos mismos tejidos”.
Esperemos, pues, que aunque sea realmente complicado aquello de numerar bacterias y células, podamos asistir a un nuevo horizonte donde la enfermedad experimente su propio retroceso ante el ingente ejército biológico al que se enfrenta...