Hace pocos meses las conciencias españolas y europeas se convulsionaban con la crisis de los refugiados en Oriente Próximo y la magnitud del problema no es para menos. Sin embargo, poco se ha hablado sobre otros refugiados cuya situación es consecuencia directa de los lazos históricos que les unieron a España: el pueblo saharaui.
Recientemente se han realizado significativos avances en este conflicto que lleva ya más de 40 años perpetuándose, pero cuyo final aún se augura demasiado lejos. Tras años de reclamaciones del pueblo saharaui y de estatismo por parte de la comunidad internacional a la hora de mediar en el conflicto, el Tribunal Europeo de Justicia anuló el pasado 10 de diciembre los acuerdos agrícolas y pesqueros firmados en 2012 entre la Unión Europea y Marruecos. El dictamen, que busca acabar con el expolio de recursos del Sáhara Occidental, argumenta que "teniendo en cuenta que la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental no está reconocida ni por la UE ni por sus Estados miembro ni, de forma más general, por la ONU (...) el Consejo Europeo debía asegurarse que no se daba ningún indicio de explotación de recursos naturales sobre este territorio susceptible de hacerse contra sus habitantes, amenazando a sus derechos fundamentales".
Ban Ki Moon realizó un llamamiento con motivo del 40 aniversario del comienzo del conflicto a que las partes afectadas lleguen a un acuerdo y declaró su intención de viajar a la zona "tan pronto como sea factible".
La región del Sáhara Occidental se convirtió en colonia española en 1884 tras la conferencia de Berlín, en la que diversas potencias coloniales se repartieron la mayor parte del territorio africano.
Con la aparición de la lucha armada del Frente Polisario, movimiento de liberación nacional por la independencia del Sahara Occidental, y en vista de las presiones por parte de Marruecos y Mauritania de anexionarse este territorio, España comenzó a plantearse el estatus de esta colonia, redactando un borrador de estatuto de autonomía en 1974, según el cual se llevaría a cabo un referéndum de autodeterminación y la descolonización.
Sin embargo, los acontecimientos precipitarían el curso de la historia y tanto las presiones externas como la agonía del dictador Franco llevaron a España a firmar el Acuerdo Tripartito de Madrid, en el cual entregaban la “administración” de la colonia a Marruecos y Mauritania. En Febrero de 1976, los españoles se retiran del Sáhara Occidental, paralizando la descolonización y abandonando a los saharauis a su suerte.
El 16 de octubre de 1975, Naciones Unidas proclamó el derecho del pueblo saharaui a “la autodeterminación mediante la expresión libre y genuina de la voluntad de los pueblos del territorio”. Sin embargo, pocos días más tarde, el rey Hassan II de Marruecos envió a 350.000 colonos, en la denominada “Marcha Verde”, que ocuparon ilegalmente el territorio, mientras el ejército invadía la región nororiental y libraba una sangrienta guerra contra el Frente Polisario. Los soldados marroquíes atacaron utilizando bombas de napalm y fósforo blanco y miles de refugiados tuvieron que huir de su tierra para establecerse finalmente en las inmediaciones de la provincia argelina de Tinduf.
En febrero de 1976, el Frente Polisario, establecido y apoyado en Argelia, declaró la independencia de la República Democrática Árabe Saharaui y constituyó un gobierno en el exilio. Hoy en día, y a pesar de que ningún país excepto el propio Marruecos reconoce su soberanía sobre el Sáhara Occidental, la República Árabe Saharaui Democrática es reconocida como Estado tan solo por 82 países.
La guerra entre los ejércitos marroquí y del Frente Polisario se prolongó hasta 1991, cuando ambas parte acordaron un alto el fuego diseñado por Naciones Unidas en el que se especificaba que se celebraría un referéndum para que el pueblo saharaui decidiera si deseaba tener una nación independiente o acabar formando parte oficialmente de Marruecos. Se afirmaba con claridad que el estatus legal del Sahara Occidental era «un territorio no autónomo que estaba a la espera de la descolonización mediante un referéndum sobre autodeterminación».
El alto el fuego se ha mantenido durante más de dos décadas, pero el «periodo de transición» jamás comenzó y nunca se celebró el referéndum. A día de hoy, ambas partes siguen siendo incapaces de llegar a un acuerdo, lo que perpetúa la situación de miseria y destierro de estos refugiados cuyas voces rara vez son escuchadas.