Las ferias artesanales

Las ferias de artesanías en Brasil son muy frecuentadas, especialmente por turistas nacionales y extranjeros. Mucha gente encuentra ropa para vestir a precios muy económicos. También existe todo tipo de artesanía local y alimentos típicos de la región. Además, las artesanías para uso doméstico como sousplats de fibras naturales y bandejas son muy baratas. Actualmente se compran las famosas hamacas paraguayas (de varios tipos), plantas, ropa femenina y masculina, artesanías de cerámica y bebidas artesanales como “cachaças”. Hoy en día vemos vasitos con imágenes hechas con arena colorida. También se encuentran las tradicionales “Carrancas”, esculturas en madera con forma humana y animal, que fue muy usada en la proa de las embarcaciones que navegan el rio São Francisco. No se sabe bien su origen (de la cultura negra o de la ameríndia) ni si son amuletos o adornos. Los artesanos que las producen son los “carranqueiros”.

Artesanía es cualquier objeto comercializable, fruto de trabajo manual con herramientas o máquinas simples, con temática popular y que utilice materia prima regional. Además, los objetos deben ser hechos en la casa del artesano o en cooperativas de artesanos y no en grandes cantidades. Los artesanos del noreste de Brasil, por ejemplo, utilizan fibras y pajas que revelan el talento y su patrimonio cultural. El detalle y la belleza de las piezas hechas por las bordadoras y encajeras del noreste brasileño son espectaculares. La serie “Nordeste Feito à Mão” retrata esa producción artesanal. La delicadeza y el detalle de las técnicas de acabado retratan el trabajo de las bordadoras y encajeras del Noreste. Esto se fue desvalorizando, pero actualmente, con la unión de las asociaciones profesionales, se ha fortalecido con producción de toallas y almohadas tradicionales, prendas de vestir que son auténticas obras de arte.

También, los artesanos del barro retratan a las personas y personajes del noreste brasileño, aunque hay creaciones abstractas, piezas utilitarias e instrumentos musicales. La cerámica es una fuente de ingresos para muchas familias, que producen y venden su arte no solo en Brasil, sino también para otros países.

Brasil tiene una producción artesanal bastante rica y diversificada, que varia según la región. En el noreste representan grandes atracciones turísticas. Ellos utilizan varios materiales de la flora y fauna autóctonas: paja (de bananera, de maíz), fibra del tronco de la mandioca; etc. También son usados bambú, semillas de plantas nativas (como “lágrima-de-nossa-senhora”), mimbre y cáscara de coco.

Lo que estaba de moda este verano eran los filtros de sueños (o atrapasueños) hechos con “cipó” (lianas) que se compran en grandes mercados. Las lianas son hidratadas para darles forma y se secan y barnizan. Una semana después se confecciona el filtro con plumas de diversas aves (ya existen las sintéticas) para hacer aros o objetos decorativos.

Esto me hizo recordar las visitas al Zoológico de mi ciudad natal durante las vacaciones de verano, solo para juntar algunas plumas del pavo real (que se desprenden de las aves y quedan en el suelo), para agradar a mi hija, quien guarda plumas hasta ahora.

El atrapasueños (cazador de sueños) hecho a mano, consta de un aro de madera, con una red floja en su interior y decorado con diversos objetos como plumas. Según la creencia popular, su función consiste en filtrar los sueños de la persona, dejando pasar solo los sueños y visiones positivas. Así, sueños que no recuerdas bajan por las plumas. Las pesadillas que queden en las cuentas (piedras) se queman con la luz del día siguiente (para que no se cumplan).

A los brasileños les agradan los colores fuertes y también el blanco, debido al clima tropical. Estudios científicos muestran que los colores son respuestas del cerebro y que es influenciado por la cultura, conocimientos, preferencias, etc. Esto está relacionado con las experiencias internas e individuales.