Mensaje Embotellado, 1900, país con tinte europeo y sangre de indios asesinados.
He estudiado las letras, he caminado las líneas y he saltado párrafos. Me he recibido de lector después de no escatimar ojos a libros con títulos que no entendí hasta el momento de releerlos las veces que fueron necesarias.
Vengo del mundo al revés, en donde los escritos apócrifos son leídos y muy respetados. Han pasado más de 2184 años y aún no son admitidos en el antiguo testamento de los religiosos judíos, ni tampoco de los protestantes. La razón, del por qué, esta llena de razones, pero al leer sobre Judas Macabeo se la entiende pues encabezó una revuelta de gran envergadura en contra de los sirios. En las páginas de Meer no tuve problemas. Virtudes de las revistas democráticas virtuales.
Me dedicaré a escribir de todo aquello que me logre sorprender, de todo aquello que me produzca dolor, de las pequeñas injusticias, Y de las diminutas, previsiones, gozosas y justas que alimenten mi deambular al borde de las aguas que nos regalan cartas enfrascadas que transcribiré palabra por palabra sin omitir pausas ni letras indescifrables.
Buscaré la sombra del árbol más frondoso, me sentaré en la piedra más cómoda y leeré los mensajes tantas veces, que cuando regrese de mi travesía, recordaré la forma, tamaño y sabor de las letras a transcribir.
Me acercaré a la luz sin miedo, leeré bajo el sol que ilumina trasfondos y mentiras. Elegiré la mejor lámpara y el sillón más mullido, donde me sumergiré sin prejuicios, frente a las notas enviadas en botellas o por medio de la red.
Me dejaré encantar por las flores, me embriagaré de las aguas más puras y cambiaré de lentes todas las veces que sea necesario para seguir leyendo mensajes, que agotados de nadar se arriman a las orillas y se dejan abrir para todos aquellos que no temen a los escritos apócrifos.
Reconozco que, en mis estudios, me he dejado tentar por letras de sirenas, pero los años pasan y los colores vistosos pierden su atracción, ya no me engañan. Si se trata de entender lo leído es necesario cavar a fondo, más vale una novela epistolar que un manifiesto político y mucho más un filósofo que agitador.
No ha sido fácil el vivir cerca de las guerras. No ha sido sencillo entender que aquellos que luchaban seriamente por nuestro planeta y en contra de la destrucción del mismo, hoy se han convertido en los adalides del militarismo y cambian sus frutas y verduras ecológicas por armas mortales. Más difícil me ha sido aceptar, que las por mi admiradas y queridas abuelas, madres, novias y amigas prefieran las raquetas a las palomas.
Al momento de elegir posición, me paralizo y trato de escuchar los leves rumores que de vez en cuando se alzan pidiendo el cese de la muerte, que nunca se equivoca y siempre ataca a niños y mujeres, que al no estar uniformados se enfrentan desnudos frente al despojo del aire que les permitiría seguir viviendo.
Al momento de elegir quito mi nombre, acato otro, el de muchos, para recoger las palabras de los que no pueden hablar y repetirlas hasta que alguien diga te escucho, te leo, te entiendo.