La esclavitud intensiva en Grecia coincidió con la época clásica y la madurez sistemática del pensamiento filosófico. A fines del siglo V a.C., había 70 mil esclavos en Atenas; habiéndose consolidado la organización de la vida socio-económica y asentándose la ideología y el pensamiento filosófico sobre la esclavitud.
Antes, el siglo VI a.C., incrementó la demanda de esclavos en Atenas por la privatización terrateniente, el fomento de la producción mercantil y la falta de mano de obra. Atenas fue el centro de atracción de una ingente población y del aumento de la demanda de ingresos líquidos para las élites, concibiéndose la esclavitud como un hecho primordial y una actividad que la polis realizaría naturalmente para alcanzar su finalidad: buen gobierno y vida feliz de los ciudadanos.
La esclavitud existió desde los tiempos heroicos de la cultura griega. El término que usualmente se traduce como “esclavo” es doulos (δουλος) aunque también hubo otras palabras que no son equivalentes. Los términos ilota (εἱλώτης) en Esparta, penestai (πενισταί) en Tesalia y laoi (λαοί) en Asia Menor, antes de referir la idea de esclavo individualmente coaccionado por un estatuto típico, refieren la noción de “siervo”, más cuando podían liberarse en grupo y reintegrarse a la vida ciudadana. En la Grecia del tiempo de La Odisea, el término que se empleaba era drester (δρεστερ) que significaba “alguien que trabaja o sirve”, sin denotar diferencia entre el hombre libre y el que no lo era.
Estatutariamente el esclavo era una propiedad, carecía absolutamente de gobierno sobre sí mismo y se encontraba en indefinido y radical desarraigo. Inmediata y frecuentemente, se toleraba su presencia y naturaleza cotidiana e inferior, porque su trabajo era imprescindible, justificándose que el “pueblo superior” regía la vida de los esclavos y bárbaros para felicidad de todos y por el interés colectivo.
El gobierno comenzaba en Grecia con la administración de la casa (οἶκος) y concluía con los servicios públicos de la polis, con la esclavitud como una necesidad en los límites del brillante mundo griego. La cotidianeidad de la vida del esclavo, por su estatuto que establecía su inferioridad, no estaba exenta, sin embargo, de cierta ambigüedad. Varias actividades, labores, habilidades y disposiciones que realizaban los esclavos fueron apreciadas por los amos, estableciéndose en Atenas, el destierro temporal de los esclavistas que golpeasen a sus esclavos hasta matarlos. Las limitaciones redujeron el abuso e influyeron para que se justifique política y éticamente la esclavitud, destacando el pensamiento de Aristóteles.
A los esclavos en Atenas se los encontraba en las más diversas actividades, sin que existan muchas de su exclusividad. Desde los esclavos que trabajaban en las minas descansando solamente cinco días al año, en angostas y bajas galerías, a gran profundidad, con aire enrarecido y luz tenue, hasta los esclavos que cumplían encargos como compradores de mercancías para sus dueños, en misiones ultramarinas y con capitales considerables, haciéndose pasar como hombres libres; se halla una diversa gama de ocupaciones y funciones de los esclavos.
Tanto hombres como mujeres, si servían como domésticos en la casa de sus amos siendo propiedad animada, debían cumplir los deseos sexuales de sus dueños, quienes podían disponerlos para la diversión de sus invitados y amigos, tanto en relaciones heterosexuales y homosexuales como en una grande variedad de perversiones; tanto en castigos corporales para su cruel solaz como en la renta que les reportaba el alquiler de sus esclavas jóvenes en casas de diversión, significativamente rentables y sorprendentemente frecuentes.
Se sabe también que en el marco de la economía doméstica, los esclavos cumplían funciones de nodrizas, institutrices y en algunos casos, de maestros y médicos. Pese al juramento hipocrático, los médicos podían negarse a atender a los esclavos cuyos amos estaban dispuestos a pagar los gastos de la consulta y la medicación. En general, a los esclavos enfermos, si no se los dejaba morir, los atendían aprendices y médicos esclavos sometidos a patrones que cumplían las mismas funciones.
Las labores cotidianas de servicio doméstico de las mujeres incluían lavar, coser, limpiar y moler y, si tenían suerte, ayudar a sus amas a hilar y tejer; los varones tenían otras obligaciones que exigían mayor esfuerzo físico, como arar, guardar el ganado, construir, etc. Aparte, los esclavos cumplían funciones de compañía y otros servicios, por ejemplo, llevar las armas de su propietario cuando la polis se hallaba en guerra, e incluso ser el séquito de prestigio en los paseos que sus amos realizaban por la ciudad.
Si se daba una demanda que exigía un juicio, el amo podía entregar a su esclavo para que sobre él se ejerza la tortura. Si después se constataba la inocencia del demandado y por la tortura el esclavo había muerto, el poseedor tenía derecho a exigir una compensación económica.
Los esclavos cumplían funciones públicas como la de policías, muy notablemente. Los escitas en Atenas mantenían la estabilidad entre la ciudadanía como arqueros del orden, llegando incluso a hacerlo montando a caballo. Funciones similares fueron las que cumplían los carceleros, torturadores de otros esclavos y alguno que oficiaba de verdugo. Las funciones administrativas incluían, por ejemplo, ser heraldo, escriba, secretario de archivo público o contador.
Los esclavos de la polis cumplían labores como remeros y marinos y solamente en casos extremos, luego de las previsiones legales, su manumisión en bloque, eran reclutados para cumplir tareas del ejército solo con rangos inferiores.
Hubo un grupo con propia categoría: tenían familia, vivían desvinculados de sus amos, se ocupaban en actividades artesanales o eran mercaderes, estando obligados a entregar una suma de dinero a sus dueños. Algo similar ocurría, si convenía a los intereses de los esclavistas, en lugar de rentar el cuerpo de sus esclavas jóvenes, alquilaban la fuerza de trabajo de sus esclavos fuertes, recogiendo sus salarios como si fuesen hombres libres. Tal, la esclavitud asalariada de la antigüedad griega.
Lo que reportaba los mayores beneficios era el trabajo directo de los esclavos en los ergasterios o talleres urbanos de producción metalúrgica, armamentista y de curtido. La construcción, producción artesanal y artística, incluso a pequeña escala, daba pingües beneficios si se compraba y empleaba esclavos. Al lado del amo, bajo su dirección y cumpliendo tareas determinadas, sin despliegue técnico significativo, la sobresaliente habilidad esclava produjo magníficas obras, todavía hoy apreciadas.
Los grandes latifundistas, productores y comerciantes que contaban con cantidades enormes de capital, tenían un número grande de esclavos. Pero también los pequeños mercaderes, los campesinos con escasas tierras y los artesanos de mínimos recursos adquirían uno o más esclavos para colmar sus expectativas de beneficio legítimo que su naturaleza superior de amo demandase.
Los esclavos que mejor situación tenían eran los agentes. Administraban los negocios de sus dueños, dirigiendo a otros esclavos con prerrogativas respecto a la familia. Cumplían las órdenes de los esclavistas y tenían propia iniciativa y voluntad, orientadas a la manumisión final. Se les permitía aconsejar, sirviendo con solicitud, obedeciendo con sumisión, complaciendo a su dueño y desplegando una relación heril beneficiosa para la casa y la polis.
A los esclavos que trataron de escapar, se los marcaba con un hierro candente en la frente, remarcando su proximidad con el ganado. Se usaba el término tetrápoda (τετράποδα, cuadrúpedo) y andrápoda (ἀνδράποδον, con pies de hombre) para denostarlos. Entre los castigos habituales había privación de alimento, trabajos forzados en las minas, atarlos en bloques de madera y torturarlos, cuando el amo lo requería con trabajo de otro esclavo. El castigado era arrojado a un calabozo donde no podía acostarse, sentarse ni enderezarse durante días. A los ilotas de Esparta, los ciudadanos podían asesinarlos legalmente un día cada cierto tiempo, porque eran un patrimonio de la polis. Los jóvenes nobles los empleaban como objetos de tiro al blanco. Atenas limitó los excesos contra los esclavos, que apelaban a las autoridades y al templo de Teseo para protegerse. Si se constataba maltrato, el esclavo era revendido e impuesta una sanción al esclavista.
Los esclavos de Atenas no formaban familia alguna en tanto que el 60% de la población ciudadana estaba constituida por pobres. La esclavitud fue individual con coerción extraeconómica, desarraigo y acomodo resignado a la situación incierta que se presente. En las polis de directa influencia ateniense, no hubo rebeliones de esclavos, sino sublevaciones de pobres. En Corinto, en el año 392, los pobres mataron y se repartieron los bienes de los ricos; y en Argos, en el año 370, azotaron a los ricos en un contexto de indigencia generalizada Los ilotas de Esparta no eran esclavos estrictamente, sino siervos que se reproducían y cumplían tareas en grupo. Tenían vínculos de comunidad organizando fácilmente revueltas e incendios. Una rebelión notoria fue la de Cimón el año 465 a.C. procurando apoyo de los lacedemonios.
Las ilotas en comparación de los esclavos atenienses aumentaron gracias a sus familias y sus posesiones: casa, enseres, ropa, alimentos, aperos, ganado e incluso instrumentos de producción. Vivían con autonomía, aunque obligados a entregar el producto de su trabajo agrícola a sus señores. Con la caída del sistema de Esparta en el siglo III a.C., que implicó la mercantilización, el lujo desmedido y la concentración terrateniente, tal sistema semi-feudal fue aplastado por la esclavitud típica.
La esclavización más frecuente fue la importación desde colonias de reclutamiento como Iliria, Tracia y Libia. De las ciudades conquistadas, solamente se esclavizaba a las mujeres y a los niños, con la guerra como legitimación del estatuto de los esclavos. La esclavitud de nacimiento fue rara, aunque si un esclavo sería manumiso debía tener hijos. A los griegos que se casaban contra la ley o no pagaban impuestos; a los extranjeros y a los libertos, se los vendía como esclavos. Solón eliminó la esclavización por deudas para los ciudadanos atenienses.
Para los esclavistas, su propiedad animada no merecía un nombre, bastaba un apodo relacionado con su procedencia. No creían el testimonio de un esclavo y si era imprescindible su palabra, debía ser bajo tortura.
Hubo cerca a una veintena de oficios y funciones de los esclavos en el servicio público y la servidumbre doméstica, ejercidos de formas variadas con diversidad de relaciones heriles, aunque fue recurrente suponer su naturaleza inferior por esencia. El esclavo sería apenas algo superior que un animal. Sea que se trate del ilota o del andrápoda, el llamado doulos, penestai o laoi, es posible que se ocupe del gran comercio o del prostíbulo, que sea policía o substituto para la tortura, que realice ocupaciones artísticas o administrativas, tareas mineras brutales o cosificantes, era visto siempre como inferior. Así, el griego medio, objeto de atención filosófica para Aristóteles, fue alguien que pensaba, entendía y justificaba el contexto en el que vivía, asumiendo la inferioridad natural moral y política del esclavo.
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