Hoy nos ocuparemos del trabajo original de S.E. Bruno Scapini, diplomático, durante años embajador de Italia en Armenia, que tras cuarenta años de carrera inició su andadura como escritor en 2018, con la novela Operazione Akhtamar sobre el genocidio armenio (Albatros, Il Filo).

Habiendo descubierto su firma estilística en este género que él mismo define como "fantasía política", -que representa una forma de denunciar muchos problemas no resueltos del mundo contemporáneo y las guerras que están destruyendo el planeta y parte de la humanidad-, continuó con cuatro novelas más, todas publicadas por Calibano Editore, es decir, en 2021 Artsakh - Confesiones en la línea de contacto, centrada en el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán y, nuevamente en 2021, Somnium - Gritos del universo, cuyo tema candente es el de la militarización del espacio, así como, a finales de 2021, su tercer trabajo Arktikos - El tablero de ajedrez de hielo, sobre el tema, tan actual, del inminente derretimiento del hielo ártico. Finalmente, el último libro, de 2023, La anomalía de la Tierra Prometida, sobre el tema más discutido hoy, por todos, de una solución de la cuestión palestina y la realización del sueño bíblico del Gran Israel.

La novedad de estas obras de "fantasía política" consiste en transponer los conocimientos histórico-políticos adquiridos en una existencia dedicada a la diplomacia, a situaciones reales, que relatan acontecimientos posibles, pero construidos mediante la "invención", una especie de misión de nuestro ex embajador que pretende profundizar en la complejidad de los hilos tejidos por los actores en el campo, para contar la verdad de cada posible interlocutor, revelando también numerosos misterios encerrados en los hechos narrados, nunca revelados por la información al público en general...

Usted ocupó el cargo de embajador de Italia en Armenia durante cuatro años: ¿qué le fascinó del pueblo armenio?

Armenia es el país que más me ha fascinado a lo largo de toda mi carrera. Lo que inmediatamente llamó mi atención fue la fuerte proximidad de este pueblo al modo de sentir italiano. En definitiva, hay una gran cultura y una gran historia que une los dos países. Fundamentalmente cristianos desde la antigüedad, armenios e italianos comparten básicamente la misma visión del mundo, interpretándolo con los mismos cánones. Las tradiciones familiares, el gusto por la belleza, los valores espirituales y las aptitudes hacia el arte son muy similares. Un ejemplo: la inclinación de los armenios por el arte lírico es grande, el "Bel Canto", que es además una expresión típica de la cultura musical italiana. Éstas son las razones que me llevan a apreciar al pueblo armenio.

¿Ha influido en las relaciones con los países vecinos el hecho de que Armenia fuera el primer país en adoptar el cristianismo?

Sí, Armenia ha adoptado la religión cristiana desde la antigüedad, incluso adelantándose al emperador Constantino, aproximadamente, una década. Y éste es probablemente el factor principal que ha influido en la formación de una espiritualidad común con Italia a lo largo de la historia, determinando esas afinidades electivas que aún hoy encontramos entre los dos países. Pero el hecho de ser un país cristiano ha incidido sin duda, aunque negativamente, en el tipo de relaciones que mantienen con los vecinos. La diferente connotación religiosa de estos, de creencia musulmana, ha provocado, de hecho, una clara brecha en términos de sensibilidad e intereses con ellos.

Hoy Armenia, a diferencia del pasado, cuando era un reino bañado por varios mares (el Mar Negro, el Mar Caspio y el Mediterráneo), se ha convertido en una pequeña porción de tierra encajada en el Cáucaso Meridional y, por desgracia, está rodeada de países islámicos especialmente agresivos, como Turquía y Azerbaiyán, que amenazan su integridad territorial. Éste es un elemento que implica una grave vulnerabilidad que el país debe tener en cuenta, obligatoriamente, para gestionar de la mejor manera posible su política exterior.

En su primera novela Operación Akhtamar, el título hace referencia a una antigua leyenda armenia, ¿qué cuenta la leyenda?

Con la novela titulada Operación Akhtamar, quería denunciar el gran drama del pueblo armenio que todavía hoy se presenta como una cuestión no resuelta: el genocidio de 1915. Digo que se trata de una cuestión no resuelta porque aquel genocidio, el primero del siglo XX, aún no ha obtenido el reconocimiento que le corresponde por parte del país responsable de la masacre: Turquía. Pero no sólo de éste. Otros Estados se niegan a reconocerlo todavía, y no por dudas sobre su existencia, sino por un objetivo político deplorable: el de no ofender la susceptibilidad de Turquía, país miembro de la OTAN y, por tanto, cercano a los intereses estratégicos de Occidente en esa área.

Y bien, con esta novela pretendía denunciar el tema; y lo hice a través de una trama ficticia, pero insertada en un contexto histórico, político y geográfico entretejido de referencias verdaderas y reales. El nombre "Akhtamar" deriva de una antigua leyenda armenia que habla del amor de un pastorcillo por la hija del sacerdote que vivía en la isla del lago Van, en la Turquía oriental, y que se llamaba Tamar. Una historia triste, tengo que añadir, ya que el pastorcito se ahoga miserablemente la noche, en que la antorcha que la muchacha ponía a la vista para guiar a su amado en la travesía del lago, se apaga a causa del viento.

¿Por qué podemos hablar de “genocidio” armenio?

Según los turcos, las masacres cometidas en 1915, en las que murieron más de 1.800.000 civiles armenios, no fueron planeadas como el exterminio de un pueblo, sino que fueron la consecuencia de turbulentos acontecimientos políticos. dentro del Imperio Otomano, incontrolables por aquel entonces. Una tesis que evidentemente no se sostiene a nivel político, ni histórico-documental. De hecho, hay demasiadas pruebas que llevan a concluir que se trató de la eliminación física de un pueblo buscada voluntariamente por el Gobierno otomano, a cuya acción no fueron ajenos elementos kurdos y criptojudíos, convenientemente convencidos por las autoridades para que llevaran a cabo la masacre.

Su segundo libro Artsakh - Confesiones en la línea de contacto, denuncia otra cuestión no resuelta: ¿cuál?

En esta novela quería concentrar la narrativa sobre un aspecto en particular, pero que resultó decisivo en la configuración de la historia de la Armenia moderna, o más bien la de nuestro tiempo, diría yo. En efecto, en esta obra abordo la cuestión de la independencia de los armenios de Nagorno Karabagh (Artsakh en lengua armenia), la región de asentamiento histórico de este pueblo, cuyas diversas vicisitudes políticas en la época de Stalin, lo vieron trasladado indebidamente -aunque bajo el régimen de autonomía- dentro del perímetro de la soberanía de Azerbaiyán. Sin embargo, con la disolución de la URSS, una ley específica del Soviet Supremo preveía la posibilidad, no sólo para las Repúblicas soviéticas sino también para sus entidades autónomas internas, de declarar su independencia.

Éste fue el caso de Nagorno Karabagh. Pero su elección en virtud del principio de autodeterminación no fue reconocida por Bakú, que inició un proceso de represión causante de una primera guerra que terminó a favor de Armenia en 1994, pero que hoy, después de las guerras de 2020 y 2023, debidas a ataques de Azerbaiyán, condujo a la derrota despiadada de Ereván. Además, la cuestión es de suma importancia para Armenia, ya que se trata de una causa histórica verdaderamente nacional que, lamentablemente, a la luz de los últimos acontecimientos bélicos, sigue sin resolverse. También en esta novela la trama es naturalmente ficticia, pero se inspira en los crímenes cometidos por los azeríes contra civiles armenios indefensos que, debido a la habitual relatividad de la justicia, aún permanecen impunes. Una circunstancia que he querido situar con fuerte énfasis y convicción en el centro de la trama.

Otro de sus temas favoritos es el que trata su novela Somnium - Gritos del Universo, ¿en qué consiste?

En la novela Somnium. Gritos del Universo el tema es la militarización del espacio. No es una fantasía plantear la hipótesis de que, en un futuro ni siquiera demasiado lejano, alguna superpotencia piense en utilizar el cosmos con fines estratégicos y geopolíticos. En los últimos años el progreso de la ciencia ha dado lugar a la concepción de armas cada vez más sofisticadas, proporcionando así tecnologías extremadamente avanzadas y más letales; lo que nos lleva a creer que las armas espaciales podrían imponerse tarde o temprano, especialmente si las actuales tensiones internacionales continúan empeorando en un futuro próximo.

¿Usted se identificó con el joven astrofísico Timothy Sanders, el protagonista de la historia?

No lo escondo. Pues sí. Lo confieso. Me vi en el papel de Timothy Sanders cuando estaba escribiendo la novela. Al fin y al cabo, la astrofísica siempre ha sido mi gran pasión. Y aunque abandoné esa carrera en la Universidad (por razones ligadas a la pobre funcionalidad de mis conocimientos matemáticos derivados de los estudios clásicos), el deseo de profundizar en las ciencias astrofísicas aún vive en mí y todavía me empuja a abordar el espacio cósmico. Volviendo a la novela, puedo decir por lo tanto, que amo a ese personaje, Sanders, y también añadiría que lo envidio. Lo envidio por su innata inclinación a estudiar los grandes misterios del Espacio, por su predisposición matemática y, finalmente, por el éxito alcanzado en la realización de su gran y ansiado sueño.

Otra novela, Arktikos. El tablero de ajedrez de hielo con otro tema crucial, ¿nos puede explicar por qué es tan importante?

El calentamiento global es el tema crucial de esta novela. Como puede ver, en mis obras siempre trato situaciones extremas, hechos fantaseados, pero que sin embargo podrían encontrar una correspondencia con la realidad. Hoy en día se habla mucho del clima y del aumento de la temperatura media del planeta. Pues bien, más allá de la narrativa que desde muchos lados se plantean como justificación de las muchas transiciones que los Gobiernos quieren imponernos, digo que el calentamiento de la tierra es un hecho que ciertamente puede ser verdadero y real. Por otro lado, niego que el nivel dramático que se pretende, se debe a la excesiva antropización del planeta. De hecho, los datos científicos disponibles no confirman esta explicación. Sin embargo, es cierta e irrefutable la tesis de que desde 1850 la tierra está atravesando una fase de aumento gradual de la temperatura al haber llegado a su fin la última fase de una glaciación.

En cualquier caso, si la temperatura aumentara, está claro que el Ártico será uno de los primeros lugares donde se verán las consecuencias, incluido el derretimiento gradual del "pack ártico". El efecto inmediato será la apertura de los dos conocidos pasos del noreste y del noroeste que permitirán la navegabilidad del Océano Ártico, circunnavegando las masas continentales de Asia y América del Norte. Naturalmente, el derretimiento del hielo en los dos polos, Norte y Sur, no dejaría de influir en las condiciones ambientales de todo el planeta; esto se debería a los efectos de "retroalimentación" que se desencadenarían alterando las condiciones ecológicas originales.

¿Y por qué las dos Superpotencias, Estados Unidos y Rusia, compiten por estas aguas heladas?

La disputa entre las superpotencias por el dominio del Ártico es un hecho real. No lo olvidemos. Ya tenemos muchos indicadores que nos llevan a pensar como el derretimiento del hielo está llamando la atención sobre el control de la región. No sólo habría intereses estratégicos, incluso con fines militares, sino a nivel económico donde el Ártico libre de hielo adquiriría una importancia significativa: en primer lugar, para la navegación, que acortaría los tiempos de viaje desde el Atlántico al Pacífico en esa latitud, y después con el fin de explotar las inmensas riquezas que aún esconde la región ártica.

En el último libro escrito recientemente, La anomalía de la Tierra Prometida, el protagonista Abraham Kenen es un agente de la CIA que también actúa "en secreto en nombre de organizaciones sionistas", ¿es sólo "fantasía política"? ¿Qué anomalía pretende denunciar?

El Estado de Israel nació en 1948, pero las guerras que se han sucedido a lo largo de los años han provocado enormes tensiones entre Jerusalén y los países árabes limítrofes; lo que implicó recurrir a actividades de "inteligencia" por parte de la CIA para gestionar las situaciones de acuerdo con los intereses estadounidenses y los lobbies sionistas. Pero en el contexto de Medio Oriente, la cuestión más crítica, que aún no ha encontrado una solución, es la palestina. Un pueblo con un asentamiento histórico en Palestina que hoy corre el riesgo de ser expulsado de su territorio debido a una política imprevisora seguida por el Reino Unido desde la época del colonialismo. La novela, siguiendo aquí un típico cliché mío, pretende denunciar esta anomalía, es decir, la promesa hecha por los ingleses con la Declaración Balfour de 1917 de crear un "hogar" para los judíos. Un lugar identificado después con Palestina, o lo que es decir, con una tierra que aún no les pertenecía por ser parte del Imperio Otomano.

Entre las "anomalías" que sugiere el título de la obra, me gustaría saber más sobre la primera anomalía, la bíblica, sobre la que se apoyan las anomalías posteriores.

Al leer la novela queda claro que existen esencialmente dos anomalías en la Tierra Prometida. La primera anomalía es de carácter político y, como he especificado anteriormente, se remonta a la Declaración Balfour de 1917. Una promesa hecha por los ingleses de asignar una tierra a los judíos cuando esta tierra aún no estaba en su poder. Yo definiría esta promesa como una especie de venta al descubierto, que el Reino Unido habría hecho a los judíos en aquel momento. Y esa es la primera anomalía.

La segunda tiene una matriz religiosa que se remonta a la Biblia y más precisamente al Génesis, cuando Dios promete a Abraham "la más hermosa de todas las tierras, la tierra donde gotean leche y miel", lugar que coincide con la tierra de Canaan, la actual Palestina. Pero ahora usted se preguntará dónde está la anomalía de esta promesa...
Pues bien, Dios promete a Abraham que de su linaje nacerán dos grandes naciones, una de Isaac, la hebrea, y la otra de Ismael, la árabe. Ahora bien, los dos pueblos, aunque por exégesis de la Biblia presumiblemente deberían haber coexistido en paz, hoy se encuentran enfrentados a un profundo contraste. ¿Y no es tal vez ésta una anomalía atribuible precisamente a la promesa hecha por Dios? Dejo que cada lector se haga su propio juicio sobre el caso.

Un aspecto interesante de su obra es el cuidado que pone en los detalles de naturaleza histórica y los escenarios geográficos: ¿porqué el arma secreta, el "cañón láser", sobre el que se centra la narración, se instalará justo en el monte Ararat?

Sí, recurro mucho a la geografía en mis novelas. Es verdad, pero creo que es necesario debido al espíritu de adhesión a la realidad que anima todas mis obras. Me explico. Visto que la narración, aunque transfigurada por una trama de ficción, refleja situaciones, hechos, acontecimientos concretos y reales, también las referencias geográficas deben tener un papel preciso en el desarrollo de la trama. Y para describir lugares, a menudo me baso en mi propia experiencia personal, como en África, por ejemplo, o en Turquía, donde me acerqué hasta las fronteras con Irak e Irán en alta montaña y en condiciones bastante críticas. El Monte Ararat forma precisamente parte de esa riqueza de mis experiencias. Es una montaña espléndida, muy alta, de 5100 metros, pero muy dulce en los perfiles que la describen. ¿Por qué la elegí? Simple. Como lugar ideal para colocar un cañón cuyo radio de acción debería haber sido muy amplio para incluir las fronteras de Irán, Irak y la misma Turquía.

¿Qué historias se cuentan sobre el Arca?

Existen muchas historias y cuentos sobre la posibilidad de que el Monte Ararat esconda, en algún lugar, la famosa Arca de Noé, llegando incluso a rozar la leyenda.
Hay varias fuentes, pero generalmente son armenias o, si están documentadas, provienen de informes militares de la última guerra. Se dice, por ejemplo, que alguien vio realmente un pecio del Arca, pero que periódicamente desaparece debido al hielo que se forma en fases alternas en algunos profundos barrancos en alta cota.

También se dice que alguien en el pasado haya traído él mismo un fragmento de madera antigua a la montaña, haciendo que pareciera que lo había encontrado. Y luego, hay informes de las fuerzas aéreas británicas y estadounidenses de que la Unión Soviética utilizó el Ararat con fines militares durante la Guerra Fría. Incluso se especularía sobre la construcción de una base militar que luego habrían hecho desaparecer. Lo cierto es que la cuestión del Arca sigue siendo un misterio. Un enigma que fascina las mentes y estimula los corazones a creer que realmente encontrarían la respuesta a la pregunta sobre su existencia. Pero mirándolo bien, ¿no es otra anomalía esa protuberancia que a veces aparece y a veces desaparece bajo el hielo del Ararat?
Una anomalía que el protagonista de la novela, Abraham Kenen, aprovecha para abrir una crisis de proporciones bíblicas con ello.

¿Podemos hablar de "genocidio" del pueblo palestino o también en este caso debemos atenernos a lo que dicen nuestros gobiernos?

¡Seamos honestos! Si, como es cierto, el ataque de Hamás del 7 de octubre causó numerosas víctimas israelíes, la reacción de Jerusalén, aunque legítima como forma de represalia destinada a la autoprotección, es completamente desproporcionada en relación con la magnitud de los daños causados y el número de víctimas. La represalia, la permitida por el Derecho Internacional, deben ser proporcionada y conmensurada al daño recibido. Pues bien, me parece que la acción llevada a cabo por Jerusalén ha superado en gran medida estos límites y ha desembocado en una forma de masacre que sería definida más apropiadamente como "genocidio". No tendría ninguna duda al respecto, porque la matanza, hasta la fecha, de más de 34.000 civiles palestinos no es el resultado de una simple acción bélica cuyos resultados eran difíciles de predecir. Al contrario, la masacre fue la consecuencia de una operación bélica planificada y llevada a cabo además en una franja de terreno muy estrecha y con alta intensidad residencial. Todo era predecible. Por eso digo que para mí es un genocidio. Pero veremos cómo se sentenciará sobre este asunto la Corte Internacional de Justicia, a la que se ha dirigido el Gobierno de Sudáfrica, citando en juicio al mismo Gobierno de Israel.

¿Qué ha decidido hacer Usted en un futuro próximo?

Si Usted se refiere a la literatura, quizás pensaría para la próxima novela en una trama vinculada a la traumática experiencia pandémica vivida por las sociedades occidentales con el Covid-19. Pero de todas formas tendrá que ser una trama cautivadora, a mi estilo, y al mismo tiempo una oportunidad para denunciar los riesgos que ciertos regímenes sanitarios implican para la integridad de la persona humana, ciertamente en el plan físico, pero también en el de su identidad natural.

Más allá de la literatura, también me he propuesto un objetivo mucho más exigente: la política. De hecho, he decidido poner mi experiencia y mis conocimientos al servicio de una causa ineludible: tratar de recuperar el rumbo político de Europa, que se ha deteriorado en términos de los valores que deben perseguirse. De hecho, el mundo en el que vivimos hoy va definitivamente a la deriva. Ya no tenemos referencias de valores capaces de guiarnos, sino que tenemos una clase política gobernante que los pisotea y destruye en nombre de las "transiciones", de lo ecológico a lo digital, de lo ambiental a lo energético. Y seamos realistas, no entendemos las verdaderas metas u objetivos de estas transiciones. Y todo más allá de cualquier explicación razonable. La política ha perdido a su verdadero protagonista: el hombre. Por lo tanto, es necesario volver a poner al hombre en el centro de la acción política y no convertirlo en un mero objeto como ocurre hoy.