En el papel que jugó la diplomacia en el Mediterráneo durante el Medioevo, el idioma o los lenguajes, el oral y el escrito, aparecen como protagonistas. Usados para reunir la información, la negociación y la comunicación, tres de los componentes de la diplomacia, adquieren nuevos significados en el siglo XIX, cuando se asocian las lenguas vulgares europeas al surgimiento de los Estados-nación. Hay que tener en cuenta el inicio de la historiografía alemana con Ranke, Droysen, etc., y cómo los Estados pasaron a ser el gran tema de la historia1.

Ello nos pone frente a la realidad de que el lenguaje y su transmisión —o, en el otro extremo, el secreto y su codificación para evitar que el mensaje sea decodificado por otros agentes sociales que no el deseado— son el medio principal de la diplomacia. Así, el efímero lenguaje oral y el escrito, que es el que podía conservarse, a pesar de que originalmente no fuera su función, condicionan lo que puede saberse del pasado.

Entonces, la historia se relaciona a la lingüística como disciplina, por lo que Péquignot (2022) cita a Anthony Lodge, quien ha criticado el régimen de apartheid entre las ciencias de la historia y las del lenguaje, para introducir el estudio de las lenguas de la negociación: esta última menos explorada según el autor que la historia de las relaciones internacionales, las instituciones diplomáticas, por su relación con la historia del Estado. Valga tomar en cuenta que la fecha para una diplomacia moderna caracterizada por la presencia de representaciones permanentes o de “embajadores residentes” en los territorios italianos es entre los siglos XV y XVI, como plantea Lazzarini en el siguiente fragmento:

Gracias también al estado de emergencia inaugurado por la muerte de Ferrante de Aragón en enero de 1494, e intensificado en los años siguientes por la guerra semipermanente en la península, el flujo de noticias, comentarios y negociaciones tomó cada vez más protagonismo. Los límites entre el gobierno interno y la política externa eran más confusos que nunca, y el proceso de toma de decisiones (al menos sobre asuntos internacionales que ocupaban cada vez más tiempo de gobernantes y gobiernos) ya no podía separarse de la discusión diplomática (si alguna vez lo había sido). El acceso a este tipo de proceso de negociación interminable se volvió crucial para la supervivencia política y primordial para el ejercicio de cierto grado de agencia independiente.

(Lazzarini, 2015, 89)

En cambio, cuál es el sentido de la diplomacia, del uso de las palabras que pueden traer sentidos confusos, alterados intencionalmente o no, como en el relato El enviado codicioso, de Al-Ansari, sino el de “evitar un no calificado recurso a la violencia” (Lazzarini, 2015, 1)2. Pero las palabras se conservan difícilmente si no son registradas, y por eso la relación de los estudiosos con las fuentes en archivos, para descubrir el “mundo de cartas” al que hacía alusión en la primera conferencia el historiador francés3 para clasificar las fuentes primarias que han cambiado en estos años: tratados, cartas, salvoconductos, credenciales, poderes, procuraciones, instrucciones a los embajadores, y los manuales, como el bizantino Libro de ceremonias, del emperador Constantino VII, y el conocido como Las reglas del califato4.

En cambio, otros manuales, capítulos de libros, monografías o manuscritos son estudiados para conocer la inteligencia interna y externa de la etapa, como el libro de Al-Ansari. Aunque no menos sorprendente es Las siete partidas del rey don Alfonso el Sabio: cotejadas con varios códices (sic) antiguos por la Real Academia de la Historia (Madrid: Imprenta Real, 1807), en el que la autoridad regia establecía reglas para todos los aspectos de la vida civil y personal de los súbditos en Castilla, del que se valió Antonella Liuzzo para conocer cómo era la amistad concebida en la época. Sorprendente porque es un manual jurídico que supera los límites de la legislación para establecer normas sociales que muestran hasta qué punto el poder se consideraba a sí mismo como totalitario y capacitado para regular la vida personal, y cómo las reglas no exceptuaban ni al que las planteaba: “El propio rey no estaba exento de obedecer esas reglas” (Liuzzo, 1).

Conclusiones

En la larga historia que comprende el Medioevo y el inicio de la diplomacia con embajadores residentes, alrededor de 1494, según algunos autores, que Lazzarini (2015) sitúa en dos siglos, ese y el posterior, la diplomacia fue clave para el sostenimiento de relaciones internacionales sin el uso de la violencia directa. Por eso partimos del concepto de diplomacia y de los componentes en que lo divide la autora: la búsqueda de información, negociación, representación y comunicación, debatidos en algunas conferencias; es decir, algunos aspectos teóricos que nos permitieran introducir el tema a partir de las teorías presentadas por los conferencistas, tanto en presentaciones más generales como en casos de estudios.

Los estudiosos se enfocan en casos de estudio relativos a Estados, regiones históricas, como Italia; principados, imperios, como Bizancio, etc., pasando de la historiografía tradicional enfocada en reyes, papas y príncipes a otros actores como las reinas y la diplomacia cultural de amplios grupos poblacionales. Los temas pueden variar entre la larga duración o próximos a la microhistoria, aunque no lo planteen directamente, una tendencia de los últimos cuarenta años representada por italianos como Carlo Ginzburg; también se aprecia una influencia de la antropología y la sociología, por ejemplo, la obra sobre las cortes de Elias en la Dra. Elsa Cardoso, o menciones a Marcel Mauss y la materialidad en conferencia final.

Todo lo anterior permite responder inicialmente a cuáles han sido las tendencias actuales en las investigaciones de la diplomacia medieval que abren nuevas perspectivas en el estudio de esa etapa y de las relaciones e interacciones entre lo cultural, político y social para quienes investigan esa etapa y también para la comprensión de la diplomacia en general, vinculada a las prácticas y al acontecimiento, lo específico y lo más amplio; además, es un momento histórico de cuyo conocimiento puede depender la comprensión de la modernidad.

Notas

1 Péguignot, S. (2022), “Les langues de la négociation”, en Couto, D. y S. Péquignot (eds.), Les langues de la négociation. Renne: Presses universitaires de Rennes. (Sin páginas en versión html).
2 Así resume su intención y propuesta la autora: “Mi investigación trata sobre palabras y espadas, razones y armas. La diplomacia italiana en el período comprendido entre mediados del siglo XIV y principios del XVI proporcionó un sistema de poder vulnerable pero flexible con una estrecha red de canales de negociación para evitar un recurso a la violencia sin reservas”.
3 Expresión tomada del título de un libro de Francesco Senatore, y la polémica que generó.
4 En Sources de Cardoso, E. (2023). The door of the Caliph concepts of the court in the Umayyad caliphate of al-Andalus, Nueva York: Routledge (Sin páginas en la versión consultada en Sumatra pdf).

Bibliografía

Cardoso, E. (2023). The door of the Caliph concepts of the court in the Umayyad caliphate of al-Andalus. Nueva York: Routledge.
Cardoso, E. (2018). The scenography of power in al-Andalus and the Abbasid and Byzantine ceremonials: Christian ambassadorial receptions in the court of Cordoba in a comparative perspective. Medieval Encounters Nº 24: 390-43.
Crumley, C. L. (2005). Remember how to organize: Heterarchy across disciplines. Nonlinear models for archaeology and anthropology, pp. 35-50.
Lazzarini, I. (2015). Communication and Conflict Italian Diplomacy in the Early Renaissance, 1350-1520. Reino Unido: Oxford University Press.
Lazzarini, I. “Renaissance diplomacy”, en Gamberini, A. y Lazzarini, I. (eds.), The Italian Renaissance State. Nueva York: Cambridge University Press.
Liuzzo, A. (2014). Friendship in Medieval Iberia Historical, Legal and Literary Perspectives. Londres: Asgate.
Péquignot, S. (2022). “Introduction. Prendre langue(s)”, en Couto, D. y S. Péquignot (eds.), Les langues de la négociation. Rennes: Presses Universitaires de Rennes. Consultado: 12 de diciembre de 2023.