La población árabe-palestina se ha ido moldeando a través de diferentes fenómenos históricos muy complejos enfocados en aspectos políticos, sociales y económicos. No todo lo que sufre la población palestina está asentado en el conflicto con Israel, sino que en ocasiones refleja una marginalización por tensiones intrarregionales, que han puesto a los palestinos en una condición de vulnerabilidad mayor.

Es importante recordar que varios países de la Liga Árabe optaron por evitar darles un estatus de doble nacionalidad a los refugiados palestinos, para evitar que esto les genere un desarraigo que los lleve a dejar de luchar por su derecho de retorno y la búsqueda de la autodeterminación nacional en los territorios, además de un temor a la alteración del equilibrio demográfico y político, junto con las rivalidades históricas y sectarias de la zona.

También resulta necesario señalar la situación vivida por los palestinos entre los países vecinos, además de su afectación debido a las políticas implementadas por los liderazgos de dichos territorios, y cómo en vez de ayudar a resolver su situación política y social les han perpetuado sus condiciones, incluyendo la de refugiados en algunos casos, que incluso tienen una oficina de las Naciones Unidas encargada de hacerlo: la UNRWA fue creada por criterio de la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante la resolución 302 (IV) del año 1949. Pero antes, es importante mencionar los casos de diferentes países en la dinámica.

Comenzando por Jordania, se puede señalar cómo este país ha acogido un gran número de refugiados palestinos desde el año 1948, cuando se inició el conflicto con los israelíes. La comunidad palestina jordana está emparentada en gran parte con ciudadanos jordanos, sin embargo, esto no ha impedido que sean discriminados y sacados de varios aspectos de la vida jordana, no tienen acceso a posiciones de poder o de decisión, inclusive sufren barreras dentro del sistema que les impiden llevar su vida más o menos normal (Brand, 1995).

La solidaridad de los vecinos árabes

Los palestinos en Jordania contribuyen a la economía del país, pero tienen restricciones laborales y de recursos que los limitan en las oportunidades de progresar. La inversión en infraestructura de las zonas palestinas es restrictiva y esto provoca que haya exclusión social y desarrollo de este grupo debido a la idea de no permitirles el “desarraigo” de su condición como ciudadanos palestinos en el exilio (Farsakh, 2005). Inclusive, hay campos de refugiados como Baqa'a, 20 kilómetros al norte de Amán, donde las poblaciones palestinas viven en hacinamiento en un área de 1,4 kilómetros cuadrados, con una concentración poblacional por encima de 131 mil personas (UNRWA, s/f).

Una situación similar de discriminación vive la población palestina que habita el campo de Jerash (Gaza), en un área de menos de un kilómetro cuadrado y donde la discriminación inclusive va a otro nivel porque al ser palestinos provenientes del enclave y en muchas ocasiones emparentados con árabes egipcios y no árabes de las regiones jordanas, son puestos en una situación compleja y segregados socialmente (Acuña, 2018). El Reino Hachemita de Jordania ha sido uno de los que más refugiados palestinos ha recibido a lo largo de su historia, otorgándoles ciudadanía en 1949 después de la anexión de la margen occidental y la toma de Jerusalén Oriental. En la actualidad, entre los más de 2 millones de refugiados palestinos habitantes bajo el gobierno hachemita, sus condiciones son lamentables y se le ha acusado al gobierno de Amán de despojar palestinos de su nacionalidad.

En algunos países como Siria, esta población puede acceder a ese derecho, o tener al menos un estatus que les permitía (hasta iniciado el conflicto de ese país en 2011) tener un trabajo, acceder a servicios básicos y otros beneficios por un tema humanitario. En este país habría poco más de 235 mil refugiados palestinos, siendo el campo de refugiados de Yarmuk el más grande y uno de los más golpeados durante el conflicto entre el régimen, los rebeldes y los grupos islamistas. Esto está provocando un temor generalizado entre la población por la cantidad de asesinatos y desplazados hacia otras regiones del Levante, incluyendo Líbano, que ha sido uno de los grandes receptores de refugiados provenientes de Siria, y los problemas para los migrantes palestinos que se han querido movilizar hacia Jordania.

Antes del estallido de la guerra en 2011, los palestinos en Siria disfrutaban de derechos relativamente mejores en comparación con otros países árabes. Sin embargo, la guerra ha tenido un impacto devastador en la comunidad palestina en Siria. Muchos campos de refugiados palestinos han sido destruidos, y los palestinos han sido desplazados por segunda vez, enfrentando discriminación y hostilidad tanto en Siria como en los países a los que han huido (UNRWA, 2018).

En el Líbano la situación es similar y los campos de refugiados mantienen confinados a los palestinos en zonas donde la ayuda humanitaria no es suficiente para cubrir sus necesidades y donde también el sentido de no limitarles el arraigo hacia el territorio palestino hace que ningún gobierno se atreva a abordar de un modo serio algún proyecto que plantee otorgarles más derechos o una ciudadanía a los palestinos. La legislación libanesa restringe severamente los derechos de los palestinos, prohibiéndoles trabajar en muchas profesiones y limita su acceso a la propiedad y a servicios sociales básicos (Knudsen, 2009).

En el Líbano, la situación de los palestinos es aún más precaria. Los refugiados palestinos allí viven en condiciones extremadamente difíciles, confinados a campos de refugiados que carecen de servicios básicos y oportunidades económicas. De hecho, el gobierno de Beirut decidió en 2016 encerrar el campo de refugiados de Ain al-Hilweh para evitar que los terroristas puedan entrar por la libre a otras regiones del país.

La discriminación contra los palestinos en el Líbano es parte de las luchas sectarias presentes en el país. Los palestinos, que son mayoritariamente musulmanes suníes, son vistos como una amenaza potencial para el equilibrio del país, incluso están quienes los señalan como los grandes culpables de la guerra civil de los años 70 y 80, así como del incremento del sectarismo en el país, ya que para algunos si no se hubiera combatido la presencia palestina en el país, se habría transformado en una extensión del conflicto actual con Israel (Villalón, 2023). Debido a ese sentimiento antipalestino, se han impulsado políticas deliberadas de marginación y exclusión, exacerbando las condiciones de vida ya difíciles de los refugiados palestinos en el país (Sayigh, 1994).

En Egipto, los refugiados y ciudadanos palestinos han experimentado una integración muy limitada, siendo objetos de políticas que restringen su capacidad de residencia y trabajo. La situación se ha agravado en ciertos momentos políticos, como después de los acuerdos de Camp David, cuando las relaciones entre Egipto y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se llegaron a deteriorar (el-Abed, 2009).

En los países del Golfo Pérsico, los palestinos han jugado roles significativos como trabajadores y profesionales. No obstante, su estatus ha sido siempre precario, dependiendo de la voluntad de los gobiernos de esos países. En tiempos de crisis política o económica, los palestinos han sido fácilmente convertidos en chivos expiatorios y han enfrentado expulsiones masivas, como ocurrió en Kuwait tras la Guerra del Golfo de 1991 (Ghabra, 1997).

En el caso de Kuwait, durante la primera guerra del Golfo expulsó a cientos de miles de palestinos por el apoyo mostrado por el fallecido líder palestino hacia Sadam Hussein, polémico líder del mundo árabe que además siempre mostró un apoyo hacia la lucha de los palestinos bajo el argumento que: "El pueblo de Palestina no necesita nuevas resoluciones para la paz con Israel, porque nuestra principal resolución es apoyar con dinero y armas su lucha armada contra la ocupación israelí", según destacaba una nota del diario La Vanguardia, de España, en 2002.

La discriminación y expulsión de los palestinos de la región de Kuwait tuvo un impacto económico significativo tanto para los individuos afectados como para la comunidad en general. Esta pérdida de empleos y propiedades empobreció a las familias palestinas, muchas de las cuales se encontraron en condiciones de refugio una vez más. La comunidad palestina en Kuwait, que había sido una de las más prósperas en la diáspora palestina, se vio desintegrada y dispersa (Farsakh, 2005).

Esta situación ha traído implicaciones desastrosas para la comunidad palestina en los países árabes. A nivel individual, ha limitado las oportunidades educativas, el empleo y el crecimiento personal, perpetuando así los ciclos de pobreza y la marginación social, política y la identidad. A nivel comunitario, ha debilitado la coherencia social y ha fomentado sentimientos de alienación y desesperanza entre los palestinos.

La falta de integración y el trato discriminatorio también han tenido implicaciones políticas y de seguridad. En algunos casos, los palestinos marginados han contribuido a la radicalización que dio origen a movimientos extremistas. La inestabilidad de los campos de refugiados, así como la exclusión social de los palestinos, podrían ser factores que alimenten la violencia en esas regiones (Brynen 1990).

La discriminación árabe hacia la población palestina es un complejísimo fenómeno que requiere de soluciones integrales, inclusive en los propios territorios donde se asienta esta población, para no sentir el peso de la discriminación y el rechazo. Por medio de un análisis crítico de las causas y consecuencias de esta discriminación, así como posibles soluciones, se ha pretendido establecer un tema que en muchas ocasiones es un tabú en los conflictos de Medio Oriente asociados a las poblaciones palestinas que se ha desgastado solamente en mencionar sus relaciones con Israel.

La integración y el respeto por los derechos palestinos no solo son imperativos morales, sino también esenciales para la estabilidad, pacificación y el desarrollo de la región. No hay posibilidades de una verdadera esencia nacional palestina sin las muestras de un respeto real por los actores de la zona, incluyendo aquellos que se supone, actúan como “iguales”.

Referencias

Acuña, B. (2018). El laberinto existencial de la UNRWA. Meer.
Brand, L. (1995). Palestinians in the Arab World: Institution Building and the Search for State. Columbia University Press.
Brynen, R. (1990). Sanctuary and Survival: The PLO in Lebanon. Boulder: Westview Press.
Farsakh, L. (2005). Palestinian Labour Migration to Israel: Labour, Land and Occupation. Routledge.
Ghabra, S. (1997). Palestinians in Kuwait: The Family and the Politics of Survival. Boulder: Westview Press.
Iverski. M. (2016). Líbano empieza la construcción de un muro en torno al mayor campo de refugiados palestinos del país. ABC.
La Vanguardia (2002). “Sadam Husein apoya la lucha armada palestina y rechaza los nuevos planes de paz”. La Vanguardia.
Rosen, S. (2012). Kuwait Expels Thousands of Palestinians. Middle East Forum.
Sayigh, R. (1994). Too Many Enemies: The Palestinian Experience in Lebanon.
UNRWA. (2018). Syria Regional Crisis Response Update.
Villalón, L. (2023). Memoria de la guerra civil libanesa.