Participé del curso “Diplomacia, espionaje e intelligentia en el Mediterráneo medieval”, organizado por Elsa Cardoso (ILC-CSIC) y Mayte Penelas (EEA-CSIC), entre los días 11 y 15 de diciembre 2023, de manera virtual, una experiencia que ahora permite acercarse al conocimiento, a pesar de que la tradición de la presencialidad nos haga acceder con cierta incertidumbre por la distancia y el reto de participar sin ver a todos los participantes.
Al pensar en esta experiencia singular y en otras, vemos cómo el aprendizaje se abre a nuevos ambientes y la lectura de libros es mucho más profunda, al poder conocer e interrogar a los autores, grandes académicos de la época medieval, reunidos por el Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (SCIC) en cinco sesiones.
Además de esta oportunidad, para comprender cuáles han sido las últimas tendencias en el estudio de la diplomacia medieval en el Mediterráneo usamos como fuentes las conferencias y algunos libros historiográficos. Comenzamos por una evaluación del concepto de diplomacia planteado por I. Lazzarini (2015) y con algunos casos de estudio como el de las cortes omeyas, para definir y caracterizar algunas de las tendencias historiográficas presentes en los estudios actuales del tema.
Un concepto de diplomacia. Los temas y tendencias actuales para el Medioevo
Queremos saber qué nos aporta el estudio de la diplomacia al conocimiento del Medioevo en el Mediterráneo, complejo y dividido entre muchas culturas. La diplomacia hizo posible la convivencia internacional en un momento en el que se había terminado la unidad romana y solo Bizancio conservaba algo de la antigua cultura: los nuevos reinos luchaban entre sí por el poder, cuando la religión unía en comunidades definidas a cristianos y musulmanes, entre otros, y los poderes se sucedían violentamente, si no se recurría a las negociaciones, tratados, alianzas, etc.
La importancia de la aparición de la diplomacia moderna en el Renacimiento solo se puede estudiar desde las prácticas y la historia diplomática anterior, durante el Medioevo. En ese período ocurrieron acontecimientos y procesos de larga duración, como los definió la Escuela de los Annales, que, mirados desde los contextos específicos del Mediterráneo sea omeya, fatimid, de los principados y reinos cristianos diseminados por Europa o, la continuadora de Roma, Bizancio, marcan una historia tan variada como complejas fueron las sociedades y formas estatales o sociedades de jefatura que los señores feudales establecieron; y que nos convocan a investigar en ese período tan propenso a ser encuadrado en un esquema simplista como “oscuro” y solo de tránsito entre la época imperial romana, el llamado clasicismo y el Renacimiento, ya de por sí una evaluación del pasado como lo opuesto al desarrollo.
Por eso este ciclo de conferencias abre las puertas. Como la metáfora omeya, en Córdoba, “la puerta Sudda” es tanto la corte, el palacio, la sociedad como el acatamiento/sumisión al califa, es decir, el rey con sus rayos, el Sol1, la imagen del Estado centralizado que tiene el poder suficiente para establecer una corte parecida y diferente de las contemporáneas en el Mediterráneo, y no tan estudiada por la historiografía, según las investigaciones y conferencia de la Dra. Elsa Cardoso.
El método que usamos es el análisis de las conferencias y las fuentes históricas secundarias para el estudio de la historia de la diplomacia en el Medioevo. Algunos casos de estudio nos permiten iniciar un recorrido en pos de comprender cuán decisivo fue el periodo, por ejemplo, de las cortes en Córdoba, cuando el poder real de las cortes se expresaba en paradas, ceremonias y rituales dedicados a marcar la “distinción” —siguiendo el concepto de Pierre Bourdieu entre los gobernantes y sus súbditos, reforzando la imagen positiva de aquellos, alterada a mediados del XVIII, al decaer las cortes europeas como centros de poder en favor de las burguesías (Cardoso, 2023, 77)—, de acuerdo con el clásico de la sociología La sociedad cortesana, de Norbert Elias.
Primero respondemos a la pregunta: ¿Qué caracterizó a la diplomacia en el Mediterráneo en el Medioevo? Para poder indagar en las últimas tendencias, partimos del concepto de diplomacia de Lazzarini:
La diplomacia será considerada como una actividad política flexible en la que una amplia gama de dinámicas hasta ahora consideradas mayoritariamente por separado —negociación, recopilación de información, representación y comunicación— interactuaron en un proceso íntimamente vinculado a las transformaciones políticas y culturales del poder y la autoridad. Reunir todas las facetas de este proceso bajo la bandera de una construcción hipotética y teleológica de un “Estado moderno” ya no es necesario y puede resultar engañoso.
(Lazzarini, 4)
La diplomacia como actividad política flexible compuesta por cuatro dinámicas que interactúan demuestra tanto la transformación de la teoría como la complejidad del término; además, en este concepto llama la atención que los aspectos políticos y culturales están integrados en las transformaciones del poder y la autoridad en una visión no solo estatal, como la concebida hoy, según la cual en gran parte el Estado es aquel que tiene, de acuerdo con la definición de Max Weber, el monopolio de la coerción. Centraliza y posee en sí la legitimidad para usar la fuerza. En cambio, nuevas teorías sociales han venido cambiando la concepción de las jerarquías como estructuras verticales hacia la heterarquía (Crumley, 2005) y la consideración de otras formas de poder que “negocian” o contrarrestan las tradicionales concepciones de arriba hacia abajo.
Quizás por ello la negociación, la selección de información, la representación y la comunicación no tienen, según la autora, que ser únicamente etapas o pasos de una institución estatal. También, por ejemplo, otras instituciones medievales como las órdenes militares y las órdenes religiosas se servían de estas capacidades diplomáticas: franciscanos, dominicos, etc.
La conferencia del Dr. Péquignot nos reveló claves de la diplomacia como es estudiada hoy: los actores, los escritos y la centralidad del documento en la cultura occidental renacentista, así como los tiempos históricos, aportan visiones acerca de los temas de estudio que ha seguido la diplomacia en los últimos treinta años. Por eso el autor comenzó por identificar en su conferencia el cambio de perspectiva general, que va de los grandes protagonistas: reyes, papas y príncipes de la historiografía particular y en general, a otra tendencia que valora y revaloriza a las ciudades, las mujeres estudiadas por el Dr. Óscar Villarroel, o las culturas, como puede ser la corte omeya, por la Dra. Cardoso, o los condottieris2.
Notas
1 El Sol es mencionado en dos publicaciones de la autora como el símbolo del rey omeya, simbología que antecede a aquella que se ha asociado en la cultura occidental al rey francés Luis XIV.
2 “Igualmente, podemos preguntarnos cuántas ‘diplomacias’ podemos identificar: los condottieri, así como las ciudades sometidas o las facciones urbanas y rurales, en ocasiones podían ejercer la agencia diplomática; príncipes, estadistas e intelectuales participan cada vez más en una 'diplomacia cultural' que, al intercambiar productos culturales, podía crear y mantener conexiones imprevistas”. (Lazzarini, 2015, 7).