El Quijote es la obra maestra de las letras españolas, traducida a múltiples las lenguas y leída por millones de personas de todos los países. Es también una de las principales obras de la literatura universal.

A la altura del año 2024 he vuelto a leer la obra titulada El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha del escritor español Miguel de Cervantes Saavedra. La novela empieza “en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…” y narra la historia de un hidalgo llamado Alonso Quijano quien de tanto leer libros de caballería perdió el juicio y decidió hacerse un supuesto caballero andante e irse de aventura por el mundo con su caballo Rocinante, deshaciendo todo género de agravios y defendiendo las causas de los menesterosos, desvalidos y oprimidos. Su oficio era: “desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los miserables”.

En verdad el Quijote se creyó un caballero andante sin serlo realmente. Cuando ya estaba en su madurez y después de armarse en una venta como caballero se hace acompañar de su escudero Sancho Panza, en realidad un campesino de su vecindario. El libro va narrando las diferentes salidas e historias del Ingenioso Hidalgo que pronto es apodado como “el caballero de la Triste Figura”.

Como se revela en el texto, el español Feliciano de Silva había escrito y publicado durante el siglo XVI varios libros de caballería.

La locura del Quijote, que sus interlocutores iban notando, le llevaba a confundir ventas con castillos, molinos de viento con enemigos y campesinas con doncellas. Como caballero andante profesa una admiración hacia su sueño inalcanzable, su amor platónico, hacia su dulcísima Dulcinea del Toboso, en la realidad una rústica y atractiva labradora llamada Aldonza Lorenzo.

Sin embargo, en medio de sus trastornos mentales, nuestro personaje tiene expresiones y pensamientos de profunda inteligencia y lucidez.

Entre los personajes más destacados de la obra hay que destacar al cura, al barbero y al bachiller que siempre están presentes en la vida y en las desventuras del Quijote. Ellos notan que la locura del protagonista se debe a la lectura de los libros de caballería. De manera que proceden a tirar al corral y a quemar todos esos libros y otros semejantes para evitar la fuente del mal. En la obra parece que la lectura de libros es fuente de locura.

De pronto dentro del texto Cervantes se introduce otra novela corta que se desarrolla en Florencia, Italia y que titula “Del curioso impertinente”. Se trata de una técnica narrativa moderna que introduce una novela dentro de la novela. En ella Cervantes se revela como un gran narrador de historias de ficción.

Luego continúa el Quijote con una descomunal batalla que tuvo contra unos cueros de vino tinto, creyendo que eran peligrosos enemigos. Aquí nuestro personaje se nos revela como paranoico y agresivo, en lenguaje propio del siglo XXI.

Además de narrar las aventuras del Ingenioso Hidalgo, Cervantes va incluyendo poemas e incluso sonetos y epitafios intercalados. Es decir que mezcla los recursos narrativos con la poesía. Sin embargo, en la obra Cervantes se distingue sobre todo como un genial narrador de historias en las que se reúne con gran libertad la realidad con la ficción y la fantasía.

Luego viene la segunda parte del Quijote que empieza con la visita a un asilo de locos en Sevilla. Allí el tema de la “falta de juicio” y la locura sigue siendo transversal en la obra. Después, continúa la narración de las aventuras de don Quijote y Sancho Panza que se intercala con la reproducción de algunos poemas. En cierto momento, finalmente Sancho obtiene la prometida ínsula que le había ofrecido don Quijote y empieza a gobernarla. La parte del gobierno de la ínsula tiene trasfondos políticos sugestivos.

El último capítulo narra la historia de cómo don Quijote cayó enfermo “con una calentura que le mantuvo seis días en cama” y del testamento que hizo, así como de su muerte. En su lecho de muerte don Quijote se encuentra rodeado por sus amigos: el cura, el bachiller y el barbero, además de su buen escudero Sancho Panza. Solicita un confesor y un escribano para dictar su testamento. Entonces abomina de los libros de caballerías y recupera el juicio, es decir deja de ser loco y se convierte en cuerdo hasta el punto de considerarse nuevamente Alonso Quijano. Dijo textualmente:

Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno.

Y más adelante agregó:

Yo fui loco y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno.

La obra maestra concluye con la muerte del personaje central, llegó el fin de don Quijote:

…después de recebidos todos los sacramentos, y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías… don Quijote dio su espíritu, es decir se murió.

De manera que el libro fue sobre todo una novela biográfica de Alonso Quijano, quien de tanto leer libros de caballerías perdió el juicio y se transmutó en un caballero andante e itinerante por el mundo. Pero en su lecho de muerte recupera el juicio, abjura de los libros de caballería y se convierte nuevamente en Alonso Quijano el Bueno.

Aunque vale aclarar que su itinerario de aventuras y de viajes se circunscribió a las sierras, bosques, pueblos, llanuras y en general las tierras de España, una España básicamente rural de los siglos XVI y XVII. De manera que la historia del Quijote es también historia y referencia de la identidad y la historia de la España de su tiempo que se debate entre la realidad y los sueños gloriosos.

Es proverbial el arquetipo del Quijote como idealista, hasta el nivel de ser alocado y el arquetipo realista y de sentido común de su escudero Sancho Panza. Aunque a veces Don Quijote se sanchifica y Sancho se quijotiza. La obra es tanto humorística como de trasfondos filosóficos. Aunque en verdad Cervantes no fue un tratadista ni un intelectual sino más bien un genial narrador de historias.

Hay en la obra un trasfondo de una España que era una monarquía absoluta y la superpotencia de su época, así como cristiana y católica. Era también la España del “siglo de los descubrimientos”, sobre todo de América en 1492. Una España en transición desde el feudalismo hacia las primeras formas de capitalismo. En 1492 también la Reina Isabel La Católica había expulsado a los judíos de España.

En el texto se desliza la aparición de algunos moros y una crítica muy implícita y diplomática hacia formas de inquisición y de quema de libros representada por el cura y el barbero. Pero evidentemente el Cervantes que había combatido en Lepanto por la cristiandad era de afiliación católica.

La primera parte del Quijote fue editada con fecha de diciembre de 1604 y publicada a comienzos de 1605. La segunda parte se editó 10 años después, en 1615, poco tiempo antes del fallecimiento del “Manco de Lepanto”.

Pero el Quijote ya clasificó como el último de los libros de caballería, con crítica incluida y a la vez la primera novela de la modernidad. Su autor fue el novelista, soldado, dramaturgo y poeta español del Siglo de Oro Miguel de Cervantes Saavedra, quién nació en Alcalá de Henares el 29 de setiembre de 1547.

Además del Quijote, que fue la obra que le consagró universalmente, Cervantes escribió otros libros notables como La Galatea y las Novelas Ejemplares. En 1517 participó en la Batalla de Lepanto y allí mientras combatía con los turcos recibió un disparo que le hizo perder la movilidad en su mano izquierda. Desde entonces le apodaron “El Manco de Lepanto”.

Falleció en Madrid el 22 de abril de 1616. Allí sus restos descansan en el Convento de las Trinitarias Descalzas.

Fueron célebres sus palabras sobre la libertad:

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida…

Bibliografía

Miguel de Cervantes. Don Quijote de la Mancha. Mestas Ediciones. Colección Obras Maestras. Madrid, España, Segunda Edición, 2019.
Jorge Luis Borges. “Pierre Menard, autor del Quijote”. Aparece en Ficciones. Alianza Emecé. Alianza Editorial, Madrid. 1971, p. 47.