Tras casi dos décadas de trabajo, el historiador y parlamentario inglés Edward Gibbon publicó su Decadencia y caída del Imperio Romano, un clásico inolvidable de la historiografía y de la literatura y uno de los libros favoritos del escritor argentino Jorge Luis Borges.

Gibbon es considerado el primer historiador moderno y el principal de su tiempo en el Reino Unido. Fue un gran admirador de la antigua Roma y en su obra se preguntó por las causas de que tan célebre y longevo imperio acabara entrando en decadencia y finalmente desapareciendo.

En su obra magna fue influenciado por pensadores tales como Nicolás Maquiavelo, John Locke, Montesquieu y Voltaire y sus ideas sobre la civilización romana.

Edward Gibbon nació en Putney, Inglaterra, el 27 de abril de 1737 de un padre que había sido parlamentario en la Cámara de los Comunes inglesa. En 1748 ingresa en la Westminster School y en 1752 al Magdalen College de Oxford. Se convierte al catolicismo el 8 de junio de 1753 y regresa al protestantismo el 25 de diciembre de 1754. Cinco años después, recibe el cargo de capitán en la Milicia de Hampshire. Además, fue parlamentario en la Cámara de los Comunes, cargo al que ingresó en 1774.

Ahora bien, sobra la obra que nos compete. En 1763 inicia un viaje que lo lleva a París, Francia, a Lausana, Suiza y luego a Roma, Italia, donde el 15 de octubre de 1764 y al visitar los grandes monumentos del antiguo imperio siente la inspiración para escribir su Decadencia y caída del Imperio Romano.

El 17 de febrero de 1776 publica el primer volumen de su obra magna. Luego viaja por unos meses a París y aprovecha para defenderse de las críticas que había generado su obra. El 1 de marzo de 1781 publica el segundo y el tercer volumen de su Decadencia y caída del Imperio Romano. En 1783 pasa a residir en Lausana, Suiza y desde allí publica los volúmenes cuarto, quinto y sexto de su obra ya monumental.

En 1788 empieza a escribir sus Memorias que finaliza hacia el año 1793. El 16 de enero de 1794 Edward Gibbon muere en Londres, Inglaterra a raíz de una infección postoperatoria. Pero su legado para las ciencias históricas y para la literatura permanece hasta nuestros días.

La obra empieza con un análisis del alcance y la fuerza militar, la prosperidad y la Constitución del Imperio Romano a partir de la era de los Antoninos en el siglo Segundo de nuestra era y se prolonga hasta el desplome de Bizancio y la caída de Constantinopla en 1453.

Tal vez uno de los vacíos de la obra es que no se refiere a la historia de Roma antigua desde su fundación por Rómulo y Remo en el año 753 a. C. hasta el siglo I de nuestra era. Es decir un vacío de más de ocho siglos. Y es muy difícil entender la fase del imperio sin evaluar y analizar previamente las etapas de la fundación y la república romana; así como los antecedentes de la civilización griega.

Así también prácticamente ni siquiera se mencionan los factores económicos tales como exceso de gasto público en lujos, edificios suntuosos, circo y presupuesto militar que acompañaron y desencadenaron la decadencia y caída del Imperio Romano. Falta también un análisis sobre el papel de la esclavitud y los enfrentamientos entre patricios y plebeyos tanto durante el auge como durante la caída del imperio. Así como el papel de Roma en relación con sus múltiples colonias sometidas a su imperio.

En su calidad de admirador del imperio romano Gibbon caracteriza a la decadencia y caída del imperio romano como la escena más grandiosa y terrible de la historia de la humanidad. Señala diversas causas y efectos conectados entre sí que produjeron el resultado final. Entre ellos:

La hábil política de los césares, que mantuvo durante mucho tiempo el nombre y la imagen de una república libre; los desórdenes del despotismo militar; el ascenso y establecimiento del cristianismo y sus sectas; la fundación de Constantinopla; la división de la monarquía; la invasión y los asentamientos de los bárbaros de Germania y Escitia; las instituciones del derecho civil; la personalidad y religión de Mahoma; la soberanía temporal de los Papas; la restauración y establecimiento del Imperio de Occidente de Carlomagno; las cruzadas de los latinos en Oriente; las conquistas de los sarracenos y los turcos; la ruina del imperio griego; y el estado y las revoluciones de Roma en la Edad Media.

Nótese que para Gibbon la invasión de los bárbaros es apenas una de las causas o factores que inciden en la caída del Imperio Romano. Y también es interesante su inclusión del ascenso y establecimiento del cristianismo como una de las causas o factores de la decadencia y caída. Este factor del cristianismo le generó en su tiempo numerosas críticas y calificativos. Por ello le acusaron de ser un anti-cristiano influenciado por el enciclopedismo francés. En las páginas de su obra Gibbon se refiere con amplitud al papel de Constantino el Grande (280-337), emperador romano que estableció el cristianismo como religión del imperio. Y según Gibbon, la proclamación del cristianismo como religión oficial incidió fuertemente en la moral, las costumbres y hasta en el comportamiento de los gobernantes de Roma.

Del siguiente modo Edward Gibbon, en Lausana, Suiza, el 27 de junio de 1787, narró el momento en que le vino la inspiración para escribir su obra principal:

Fue estando entre las ruinas del Capitolio cuando se me ocurrió por primera vez la idea de una obra que me ha entretenido y ocupado durante casi veinte años de mi vida y que aunque no se ajuste a mis deseos, finalmente entrego a la curiosidad y la benevolencia del público.

La obra de Gibbon tuvo admiradores como fuertes críticos en el tiempo de su publicación y hasta nuestros días. Sigue siendo considerada uno de los grandes clásicos sobre el tema de estudio.

El célebre escritor argentino Jorge Luis Borges admiraba la calidad literaria de la obra de Gibbon sin reservas y escribió así sobre *Decadencia y caída…:

Recorrer la obra de Gibbon es internarse y venturosamente perderse en una populosa novela, cuyos protagonistas son las generaciones humanas, cuyo teatro es el mundo, y cuyo enorme tiempo se mide por dinastías, por conquistas, por descubrimientos, y por la mutación de lenguas y de ídolos.

Bibliografía

Edward Gibbon. Decadencia y caída del Imperio Romano. Gredos, Barcelona, España, marzo de 2023.