La cultura de paz es un conjunto de valores, principios, actitudes, instituciones y normas de acción que tienen como objetivo promover, defender y legitimar la vida social en paz, así como rechazar la violencia y prevenir los conflictos.
Existe toda una ciencia de los estudios de la paz, de la cultura de paz y de la solución alternativa de los conflictos que se llama la Irenología.
Entre los referentes de una cultura de paz podemos mencionar al Mahatma Gandhi y a Martin Luther King.
Entre los valores que distinguen a una cultura de paz podemos mencionar a la libertad, la igualdad, la justicia, la tolerancia, la democracia, los derechos humanos, la no-violencia y el respeto a la vida.
En cuanto a las actitudes propias de una cultura de paz podemos incluir: la actitud pluralista, la actitud abierta al diálogo y a la negociación de los acuerdos y consensos, la actitud participativa y democrática, la actitud no-violenta, la actitud concertadora y la actitud no-autoritaria.
La cultura de paz proviene en parte de tradiciones heredadas de nuestros antepasados pero también se construye y se fortalece con nuevos impulsos y acciones de las actuales generaciones. En parte es herencia del pasado y en parte es construcción hacia el futuro.
Existen varios caminos para fortalecer la cultura de paz.
Uno de ellos es fomentar los valores, los principios y las actitudes por medio de la educación en las familias, comunidades, escuelas, colegios y universidades.
Otro camino es recurrir a los medios de comunicación tales como la prensa, la radio, la televisión y las redes sociales parta fomentar, favorecer y construir cultura de paz.
Otro camino es promover la solución de los conflictos por medios pacíficos y negociados. Así por ejemplo recurriendo a técnicas como la mediación, el arbitraje, la negociación y la conciliación.
Entre los mayores obstáculos actuales a la cultura de paz hay que mencionar el narcotráfico y el crimen internacional organizado.
Asimismo, los conflictos armados internos, las invasiones, el terrorismo y las guerras en general.
Para fortalecer la cultura de paz hay que evitar y neutralizar con inteligencia todas las formas de extremismos, dictaduras, autocracias y dogmatismos.
Asimismo, favorecer el comercio entre las naciones y pueblos como medios para el intercambio de bienes, servicios, Inversiones y otros, de forma pacífica, con mutuo beneficio y consentimiento. El comercio puede ser una vía para aumentar las comunicaciones, los contactos, los negocios y el mayor conocimiento entre las partes.
Para comprender la cultura de paz debemos comenzar por definir la guerra. En su concepto más clásico para Karl Von Clausewitz: “la guerra es la continuación de la política por otros medios” o también “actos de violencia para imponer nuestra voluntad al enemigo”. Contrario a esta definición de la guerra, la paz puede ser entendida como lo opuesto de la guerra, es decir una situación en la que la política transcurre sin la utilización de medios violentos. La paz, según ese punto de vista sería la ausencia de la guerra.
La cultura de paz es lo opuesto a la guerra, entendida como la continuación de la política con medios violentos.
La mejor política exterior no promueve la guerra sino la cultura de paz.
Pero en nuestro concepto la cultura de paz no se limita a la simple ausencia de guerra y trata de sistemas económicos, sociales y políticos basados en valores y principios de libertad, igualdad, justicia, tolerancia, no-violencia, respeto a la vida y sobre todo desarrollo humano, es decir amplia realización y bienestar de los seres humanos.
Hay que renovar los organismos internacionales universales y regionales para hacerlos más eficaces y menos dependientes de los intereses y privilegios de las burocracias. En fin mejores servidores de la cultura de paz, de la preservación del planeta y de la paz mundial.
Hay que promover los contactos y las interrelaciones bilaterales y multilaterales entre los organismos internacionales y los estados nacionales para favorece la paz, el entendimiento y la cooperación internacional entre el Norte y el Sur del planeta.
Otro camino posible es promover la tolerancia, el diálogo y la cooperación entre diferentes tradiciones espirituales que deben ser referentes vivos de una cultura de paz. Asimismo hay que construir la cultura de paz en el seno mismo de las Naciones Unidas promoviendo el dialogo, la cooperación y el entendimiento que supere las barreras nacionales, étnicas, raciales, religiosas, culturales y de cualquier otra índole.
En el seno de las Naciones Unidas promover el respeto al Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares abierto a la firma desde el 1 de julio de 1968.
La cultura de paz debe ser medio para convertir a las Naciones Unidas en una sola familia humana unida por los principios de la dignidad y residiendo en una misma casa común: el planeta tierra.
Por otra parte, así como existen en la realidad mundial procesos de globalización económica es necesario avanzar procesos de globalización de la paz.
Como escribió Dante Vetón: “Si quieres la paz, prepara la paz, proclama la paz, trabaja por la paz, construye un entorno de paz”. Una paz entendida no solamente como ausencia de guerra, sino como el resultado de la cultura de paz.
El mundo será un mejor lugar para vivir el día que las políticas exteriores de los estados no promuevan la guerra sino la cultura de paz.