Barcelona, capital de Catalunya, es conocida mundialmente por ser una ciudad cosmopolita y con una gran cultura, sede de la mayor industria editorial en español, además de la edición en idioma catalán. Lo que quizá no es tan conocido es que posee, una de las redes de bibliotecas públicas más densa del mundo.
La ciudad, con una superficie de 99 km2, de los cuales la mitad es zona forestal protegida, acoge una población censada en 2023 de casi 1.7 millones de habitantes, y dispone de 41 bibliotecas públicas.
Pero la verdadera Barcelona, que rebasa los límites administrativos municipales, se desborda por una extensa área metropolitana, en diversas coronas concéntricas, siendo la exterior la correspondiente a la provincia de Barcelona, gestionada, en algunas competencias, por la Diputación de Barcelona, ente público que presta apoyo a los ayuntamientos.
La red de bibliotecas públicas
Uno de los servicios de la Diputación de Barcelona es la coordinación de la red de bibliotecas públicas municipales de la provincia. Dicha red, que comprende sólo las bibliotecas públicas, y por tanto quedan fuera de ella las bibliotecas escolares, las universitarias, y las específicas de los centros de investigación, está formada por un total de 235 bibliotecas repartidas entre los 311 municipios de la provincia de Barcelona, en función de la población de cada ciudad.
Para los pueblos más pequeños, la red dispone de 12 bibliobuses que prestan servicio, un día a la semana, en cada pueblo, y que para ello están en constante movimiento.
Entrar a las bibliotecas de la red de la provincia es gratuito, pero para poder acceder a algunos de los servicios, por ejemplo, poder llevarse libros a casa para leer, o usar los ordenadores con acceso a internet, es necesario hacerse socio de la red, trámite que puede hacerse en el momento, y de manera gratuita, en cualquiera de las bibliotecas.
El carnet de la red de bibliotecas de la provincia de Barcelona es unipersonal, y permite el acceso a todos los servicios a través de una contraseña personal. Actualmente la red dispone de más de 2.236.000 usuarios con carnet acreditado.
Si tenemos en cuenta que la provincia de Barcelona está habitada por poco más de 5.75 millones de personas, podremos deducir que el 39% de la población dispone del carnet de la red de bibliotecas públicas de Barcelona. Las cifras anteriores las podemos considerar reales, puesto que los carnets sin uso en un determinado tiempo son dados de baja.
Informes cuantitativos de las bibliotecas
Desde 1994, la Diputación de Barcelona lleva a cabo actuaciones para evaluar los servicios bibliotecarios prestados, informes de apoyo a las direcciones de cada una de las bibliotecas, como un proceso sistemático, planificado y riguroso de recogida de información, que permite emitir un juicio de valor y tomar decisiones para la mejora de las bibliotecas. Dichos informes pueden consultarse en la web de la Diputación de Barcelona, ordenados individualmente por bibliotecas o de forma sumativa de toda la red, y además se pueden consultar por años, de manera que podemos ver su evolución en el tiempo.
Por ejemplo, si miramos los últimos datos existentes (2022), podemos ver que son usuarios acreditados de la red (con carnet personal) 1.259.000 mujeres (56% del total de usuarios), 928.000 hombres (42%) y 49.000 usuarios sin genero definido (3%). Otros datos estadísticos interesantes de conocer es que la red de bibliotecas gestiona (a fecha 2022) un fondo de 9.848.000 documentos (libros, CD y revistas, principalmente). Los ordenadores con acceso a internet dispuestos para los usuarios de las bibliotecas llegan a 6.863. Los bibliotecarios y bibliotecarias suman 1495 personas al servicio de las instalaciones y los usuarios, que se reparten entre los 290.000 metros cuadrados que suman las 235 bibliotecas de la red.
Los préstamos presenciales, llevados a cabo por los usuarios de la biblioteca, han sido 9.843.000, pero además se han contabilizado 575.000 préstamos entre bibliotecas de la red (usuarios que deseaban un libro que no estaba en la biblioteca de su población pero que pueden pedir, de manera gratuita, que les sea traído). Pero en las bibliotecas no solo se leen libros, y se prestan para leer en casa, sino que también es un lugar muy valorado para estudiar y trabajar en internet, de ello dan cuenta los 655.000 usuarios, acumulados en acceso a los ordenadores de las bibliotecas, o los 1.298.000 usuarios acumulados en el uso de wifi de la biblioteca. Además, en la red de bibliotecas de Barcelona se han llevado a cabo 35.700 actos culturales (año 2022) con más de medio millón de asistentes contabilizados.
¿Cómo son las bibliotecas?
Los fríos datos estadísticos del parágrafo anterior dan una idea de la gran magnitud de la red de bibliotecas públicas de Barcelona, pero ¿cómo son dichas bibliotecas? El que suscribe este artículo es un usuario diario de la red de bibliotecas de Barcelona; ha visitado, leído y trabajado en más de la mitad de las bibliotecas de la red, y puede dar fe del ambiente de trabajo que en ellas se respira, de la tranquilidad de sus instalaciones y de la amabilidad de las bibliotecarias.
Dentro de los parámetros anteriores, existen bibliotecas para todos los gustos. Las hay muy nuevas, como la biblioteca Escoles Velles de Aiguafreda, o la Neus Català de Polinyà, ambas inauguradas en noviembre 2023. Algunas de las más nuevas han recibido reconocimientos varios, pero de entre todas las premiadas destaca la biblioteca Gabriel García Márquez de la ciudad de Barcelona, calificada como la mejor biblioteca pública del mundo en 2023, según la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias (IFLA).
Gran parte de las bibliotecas guardan en sus fondos colecciones locales únicas, además de fondos específicos, como el fondo especial del arquitecto Enric Miralles, en la biblioteca de Palafolls, el fondo de modernismo en la biblioteca de Santa Coloma de Cervelló, el fondo del mundo del payaso en la biblioteca Central de Cornellà de Llobregat, o el fondo especializado en fotografía de la biblioteca del barrio barcelonés Esquerra de l’Eixample.
La arquitectura de las bibliotecas es en su gran mayoría moderna y práctica, puesto que los edificios han estado durante muchos años sometidos a restauraciones, o en otros casos las bibliotecas existentes se han desplazado a nuevos predios más amplios y con mejores servicios. Aun así, hay bibliotecas que se mantienen en sus bonitos edificios originales, como por ejemplo la biblioteca Santiago Rusiñol de Sitges, inaugurada en 1936 dentro de un edificio modernista (restaurada varias veces). También es muy bonita la biblioteca del Casino de Manresa, ubicada en un monumental edificio neoclásico desde 1999, cuando acogió las colecciones, de dos anteriores bibliotecas públicas de la ciudad, inauguradas en 1929 y 1932 que se refundaron en ésta.
Hay bibliotecas que se ubican en edificios singulares, como la biblioteca Clarà, situada en el barrio barcelonés de Tres Torres, que se emplaza dentro del que fue taller del escultor Josep Clarà (1878-1958), y en la que conviven libros con obras escultóricas, tanto en las salas de lectura como en el jardín que envuelve la biblioteca. O la biblioteca can Casacuberta de Badalona, ubicada dentro de un edifico industrial modernista, catalogado como Bien de Interés Cultural Local (BCIL). También es singular la biblioteca La Fraternitat del barrio de la Barceloneta, emplazada en una antigua cooperativa, muy ligada a la vida de este barrio de pescadores situado al lado de las playas barcelonesas, donde el olor de los libros se mezcla con el aroma del mar que se cuela por las rendijas de las ventanas.
La biblioteca Joan Oliva de Vilanova i la Geltrú se encuentra dentro de uno de los edificios porticados que configuran la espléndida plaza de la Vila, de esta ciudad metropolitana bañada por el Mediterráneo. De la red, mis bibliotecas favoritas son la Pilarín Bayés de Vic (que se abre en torno a un jardín en recuerdo de un cruel atentado terrorista), la biblioteca Tecla Sala de l’Hospitalet de Llobregat (ubicada dentro del magnífico edificio industrial de siglo XIX, que era un molino papelero), la coqueta biblioteca Pare Fidel Fita de Arenys de Mar, y la sencilla biblioteca Safareigs de Sabadell, que recupera el histórico lavadero público del antiguo Sabadell. La moderna biblioteca Mercè Rodoreda de Sant Joan Despí, también es una de mis predilectas, puesto que despliega sus estanterías y sillones de lectura alrededor de un delicado patio.
La red de bibliotecas públicas de Barcelona está en continuo crecimiento, mejorando, restaurando y adaptando las bibliotecas a las nuevas necesidades, y ampliando el número de ellas. Las próximas que se inauguraran son la biblioteca del barrio barcelonés de Sarrià y la biblioteca de Palau-solità i Plegamans. Todo ello para poder cumplir su objetivo de reunir y poner a disposición de la ciudadanía, un fondo actualizado, pero también histórico, un soporte documental, para la consulta de los barceloneses, ya sea con fines educativos, de información o culturales. El dinero invertido por la Diputación de Barcelona y los ayuntamientos metropolitanos en la construcción y mantenimiento de la red de bibliotecas, en sus fondos documentales, en las actividades culturales, y en la potenciación de la cultura, es la mejor inversión posible.
Las bibliotecas públicas favorecen la inclusión y la igualdad social, la cultura para todo el mundo, fomentan las competencias lectoras, y ayudan a formar a ciudadanos libres y comprometidos con nuestra ciudad y con el mundo.