Olympe de Gouges es el seudónimo de Marie Gouze quien es la autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana publicada en 1791, título inspirado en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.
Fue una escritora, dramaturga, filósofa y política de nacionalidad francesa. Nació en Montauban, Francia, el 7 de mayo de 1748.
Se casó con Louis Aubry, con quien tuvo un hijo de nombre Pierre. Su marido falleció y Olympe quedó no solamente viuda sino muy decepcionada del matrimonio por lo que no se volvió a casar. Esa experiencia vital influyó en sus ideas sociales y políticas.
De religión fue deísta y estuvo vinculada con varias logias masónicas, particularmente la Logia de los Nueve Hermanos.
En cuanto a filiación política fue primero seguidora de la monarquía constitucional de estilo inglés y luego se adhirió a la causa republicana en su versión girondina, que era la más moderada frente a los radicales jacobinos. Promovía las ideas de la ilustración y la doctrina de equilibrio y separación de poderes del barón de Montesquieu. Era admiradora de Mirabeau, el gran orador de la época.
Apoyó con fervor a la Revolución Francesa de 1789 en sus inicios para luego evolucionar hacia una posición de crítica al régimen del terror y la dictadura jacobina de Maximiliano Robespierre. Escribió unos 30 panfletos revolucionarios y fundó varias sociedades fraternas para ambos sexos.
En el contexto de la Ilustración y de la Revolución Francesa promovió la abolición de la esclavitud y la igualdad entre hombres y mujeres. Así se convirtió en una de las principales precursoras del feminismo moderno y contemporáneo; así como de la causa de los derechos civiles.
En 1788 publicó «Reflexiones sobre los hombres negros» que le abrió la membrecía en el club de los amigos de los hombres negros. Escribió ensayos políticos y sobre todo una gran cantidad de obras de teatro tales como: Zamore y Myrza, Lucinda y Cardenio, El matrimonio de Cherubín, El hombre generoso, El filósofo corregido y Molière en casa de Ninon. También, Mirabeau en los Campos Elíseos (1791) y El convento o los votos forzados (1792).
En El príncipe filósofo favorece los derechos de las mujeres. Promovió la igualdad de la mujer con el hombre en el derecho al voto, a hablar en público sobre temas políticos, a acceder a la vida política, a poseer propiedades, así como en el derecho a la educación y en todos los aspectos de la vida pública y privada.
Fue célebre su expresión: «Si la mujer puede subir al cadalso, también se le debe reconocer el derecho de poder subir a la Tribuna». Entre otros temas también favoreció el derecho al divorcio.
Su Declaración de los Derechos de la Mujer empieza afirmando en su primer artículo que «La mujer nace libre y permanece igual al hombre en Derechos». Y continúa con el artículo segundo afirmando que: «El objeto de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y el Hombre, estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y sobre todo la resistencia a la opresión». Es decir, los derechos que promovía entonces el liberalismo clásico.
Trató de defender el derecho a la vida del monarca Luis XVI y al ser éste ejecutado Olympia redactó y envió una carta insultante al dictador Robespierre quien le contesta entregándola al tribunal revolucionario. Dicho tribunal le hace un juicio sumario y la condena a la fatal guillotina donde muere ejecutada en París, Francia, el 3 de noviembre de 1793.
Termina su vida como girondina, víctima del terror jacobino y se convierte en una heroína y en una figura emblemática que inspirará a los futuros movimientos que promueven los derechos de las mujeres y los derechos humanos en general.
En Montauban, Francia, su ciudad natal, el teatro municipal lleva el nombre de Olympe de Gouges desde 2006.
Valga la pena aclarar que durante todo el siglo XIX su nombre pasó al olvido y a veces hasta fue víctima de las burlas. Pero ya desde principios del siglo XX su figura empieza a ser rescatada y se convierte en un estandarte de las luchas por el derecho al voto para las mujeres y posteriormente para otros temas de reivindicación del feminismo contemporáneo.
Hoy se le reconoce también como filósofa y política girondina, es decir republicana de los tiempos de la Ilustración y de la gran Revolución Francesa.