Desde hace miles de años, el uso de joyas con gemas preciosas ha estado presente en todo tipo de civilizaciones y culturas del mundo como símbolo de estatus social, político o religioso.
Entre más rara y grande es una gema, mucho más grande es su valor. Tal es el caso de la famosa y codiciada «Perla Peregrina» considerada como una de las gemas más valiosas y legendarias en la historia de Europa.
La deslumbrante historia detrás de la perla más famosa del mundo
Las perlas son definitivamente una maravilla que nos regala la naturaleza, estas se forman cuando un cuerpo extraño entra accidentalmente a un molusco; a modo de defensa, el molusco reacciona recubriendo esta partícula con una sustancia conocida como nácar. Con el paso de los años (más de 10) el cuerpo extraño termina cubierto de varias capas de cristalino y duro nácar y así se forma una perla.
Las perlas suelen ser pequeñas y redondas, así que entre más grandes son, mucho más grande es su valor. En raras ocasiones las perlas pueden llegar a tener forma de lágrima, tal es el caso de la «Perla Peregrina», una perla de gran tamaño y con una rareza y belleza únicas por su forma. Se le dio ese nombre debido a que antes el adjetivo «peregrino» tenía como significado: «raro, caprichoso o especial», por lo cual, describía a la perfección a esta hermosa gema.
Dicha perla fue encontrada por un esclavo africano en el siglo XVI (algunas fuentes aseguran que fue en el año 1515 y otras ubican este acontecimiento en el año 1579), en aguas de la Isla Santa Margarita en Panamá. Cabe mencionar que, gracias a este descubrimiento, el esclavo que la encontró recibió, a modo de remuneración, su libertad. Años después, el alguacil mayor de Panamá Diego de Tebes, llevó a España la «Perla Peregrina» para ofrecerla al rey Felipe II de España. Según un documento de la época, pesaba 58.5 quilates.
La «Perla Peregrina», fue montada sobre un broche junto con el diamante llamado «El Estanque» y fue lucida por las sucesivas reinas que ocuparon el trono español. Al parecer, Isabel de Valois, la tercera esposa de Felipe II, fue la primera reina consorte en posar con esta hermosa gema.
Las joyas de la Corona Española, incluida la «Perla Peregrina», así como una colección importante de cuadros formaban parte de los tesoros del reino español y debían transmitirse a las generaciones posteriores para preservar su conservación. Pero solo permaneció en España hasta 1808 cuando el rey invasor José Bonaparte ordenó que la perla fuera enviada a su esposa Julia Clary, quien vivía en París en aquel entonces. Unos años después de perder el trono español, el matrimonio se separó y José Bonaparte emigró a Estados Unidos, con su amante y se llevó consigo a la «Perla Peregrina».
Bonaparte a su regreso a Europa, llevó la perla con él y al parecer dispuso en su testamento que la perla se debía entregar al futuro Napoleón III, quien la vendió en 1848 al marqués de Abercorn. No hay grandes noticias de la «Perla Peregrina» en los años siguientes, solo se sabe que pasó por dos coleccionistas entre 1914 y 1969. Sorpresivamente, fue subastada el día 23 de enero de 1969 por la sala Parke Bennet en Nueva York, como «lote número 129» y la noticia causó un gran revuelo en España.
La Casa Real española afirmó que esa no era la «Perla Peregrina» auténtica e intentó entorpecer la venta. La familia Borbón aseguraba que la original era la que Alfonso XIII regaló a su esposa. Al parecer lo que pasó fue que los Abercorn le vendieron la «Peregrina» a una joyería inglesa y posteriormente se la ofrecieron a Alfonso XIII, pero no llegaron a un trato, ya que el precio le pareció excesivo, así que decidió comprar una parecida pero más pequeña y se la regaló a su esposa haciéndole creer a ella y a todos que era la «Peregrina», Y así es como llega a la corona española la que se conoce como la «falsa Peregrina». Al parecer la joyería inglesa vendió la auténtica «Peregrina» a un anónimo multimillonario estadounidense.
Todo parece indicar que Alfonso de Borbón y Dampierre sabía que la que estaba en España no era la auténtica, ya que él también participó en la subasta de 1969 e intentó adquirir la «Perla Peregrina» haciendo una oferta de 20,000 dólares, pero no la consiguió, ya que el actor Richard Burton la adquirió (por medio de un intermediario) por una cantidad mucho más alta (37,000 dólares) como un regalo para su pareja, la actriz Elizabeth Taylor.
Aún después de la subasta, la controversia sobre la autenticidad de la perla subastada continuó, ya que Luis Martínez de Irujo, Duque de Alba, negaba nuevamente que la perla subastada era la verdadera y exhibió una perla, la cual aseguraba perteneció a Alfonso XIII y es la misma que hemos visto lucir a las reinas Sofía y Letizia. Hasta el día de hoy, algunos funcionarios de la Casa Real de España siguen afirmando que el reino de España posee la «Perla Peregrina» auténtica. La respuesta de la casa de subastas, así como de varios especialistas, respaldados por varios indicios, es que la auténtica «Peregrina» se subastó en Nueva York.
Mientras tanto, Elizabeth Taylor lució la famosa perla en una breve aparición en la película Ana de los mil días (1969), tiempo después incorporó la perla a un collar de rubíes y diamantes diseñado por la prestigiosa joyería Cartier de París. Esto hizo que la «Perla Peregrina» aumentara aún más su valor. Así fue como la lució en la película musical A Little Night Music en 1977.
Hasta el día de su muerte, la actriz Elizabeth Taylor fue la dueña de la «Perla Peregrina» y todo parece indicar que de la auténtica. En el año 2011, un periódico español anunció que las joyas de Liz Taylor serían subastadas; entre esas joyas se incluía a la «Peregrina» y serían exhibidas en varios países del mundo por la casa de subastas Christie's. El 13 de diciembre de 2011 se anunció la venta de las joyas y la «Peregrina» alcanzó un precio de venta de 9 millones de euros.
La identidad de los actuales dueños de la «Perla Peregrina» es un misterio, pero sin duda esta hermosa perla seguirá dando de qué hablar y peregrinando por la historia muchos años más. Aún sin ser la perla más grande del mundo, sí es la más famosa y con la historia más fascinante.