En las salas del museo se pueden observar entablados de madera procedentes de hoteles parisinos destruidos a finales del siglo XIX, que fueron entonces recolectados por el museo.
Tras la Primera Guerra Mundial, el museo Carnavalet fue uno de los primeros en exhibir las habitaciones de época que reflejaban, gracias al decorado de los entablados de madera y al mobiliario, los refinados interiores parisinos, sobre todo del siglo XVII, XVIII y XIX. Salvo raras excepciones, los muebles conservados en el museo no tienen una proveniencia ilustre, sino que representan el extraordinario refinamiento y la inagotable riqueza de los carpinteros y ebanistas que trabajaban en París.
Algunos muebles pertenecían a personajes históricos, como el sillón mortuorio de Voltaire, la silla mecánica de Couthon o la cuna del príncipe imperial, obsequio de la emperatriz Eugénie. También se han conservado algunas piezas importantes como un baúl del siglo XIII con una impresionante decoración de hierro forjado o un gran escritorio plano de ocho patas atribuido a André-Charles Boulle, así como muebles firmados por grandes ebanistas parisinos: Migeon, Riesener o Weisweiler. El visitante también puede admirar numerosas obras de carpintería (sillas firmadas por Foliot, Sené o Jacob), mobiliario en bronce, porcelana, péndulos, tapicerías...