La retrospectiva inédita, y la más completa hasta la fecha, que dedica el Centre Pompidou a la obra de Franz West propone evaluar la posteridad del artista austriaco, uno de los más influyentes de estos últimos cincuenta años, a través de cerca de doscientas obras.
Espíritu libre e independiente, sin formación clásica, Franz West (1947-2012) permaneció en la sombra durante casi quince años antes de que sus esculturas de principios de los años 70 le dieran a conocer internacionalmente a finales de los años 80. Paradójicamente, este reconocimiento tardío y la influencia que Franz West ha ejercido en generaciones más jóvenes a partir de los años 90 han contribuido a liberarlo de toda demarcación generacional y a conferirle una dimensión atemporal. El carácter complejo de Franz West, profundamente individualista y escéptico, pero que al mismo tiempo participa en diálogos e intercambios continuos caracterizados por un gusto por el juego y el sarcasmo, lo llevó a desarrollar una obra única, capaz de «digerir» y de superar todas las influencias. Inclasificable, con casi seis mil piezas catalogadas hasta la fecha, su obra no ha cesado de desdibujar las fronteras entre el arte y la vida, entendida en su dimensión más trivial. Se mueve constantemente entre lo popular y lo culto, lo activo y lo contemplativo, lo individual y lo colectivo, lo intuitivo y lo intelectual, el arte y la artesanía.
La exposición es una prolífica celebración de la obra del artista de 1972 a 2012. Incluye sus primeros dibujos, realizados entre 1970 y 1973 y rara vez expuestos, así como sus primeras esculturas, las Passstücke, realizadas a partir de 1973-1974, adaptables al cuerpo del visitante, el cual puede manipularlas para «revelar sus neurosis». La exposición presenta asimismo una selección de obras de papel maché de los años 80 y varias colaboraciones con otros artistas, entre los cuales figuran Herbert Brandl, Heimo Zobernig o Albert Oehlen. Reúne además una selección de sus obras-muebles, sus sillas y divanes, sus Lemurenköpfe o Cabezas de Lemures, sus collages y dibujos tardíos, las maquetas para sus obras al aire libre, así como una selección de sus esculturas de exterior.
La exposición da cuenta tanto de la excepcional capacidad de invención plástica del artista como de su sensibilidad irreverente y sarcástica. Al redefinir la escultura en relación con el cuerpo, con el espectador y con la dimensión verbal, Franz West ha sabido crear una estética original. Anticipándose al « trash » de los años 90, invirtió constantemente las categorías de lo feo y de lo bello, de lo repulsivo y de lo atractivo. Ha redefinido más que nadie la noción de autor y de colaboración con otros artistas, desde artistas plásticos hasta músicos, pasando por los escritores. De hecho, la exposición revela la importancia que ha ejercicio sobre Franz West la filosofía y el psicoanálisis, desde Ludwig Wittgenstein hasta Sigmund Freud, así como su pasión por la música.