La “carretera al mar” nos remite la idea moderna de futuro pensada desde la noción de desarrollo, y nos invita a repensar nuestra posición en un contexto donde son claros muchos de los fracasos de esa forma de asumir nuestra forma de habitar. Esta vía – que ha sido también trocha, río, camino de carretas, ferrocarril y autopista – refiere a las lógicas coloniales y tiene que ver con la idea de modernidad como construcción de infraestructura y lucha por el dominio del territorio en lugares de una geografía muy compleja.
Cali y Buenaventura forman un par que evidencia las contradicciones de la modernidad en nuestros países latinoamericanos. Dos ciudades donde están muy presentes las consecuencias de siglos de esclavitud, en particular, en los modos en que se han traducido distintas dinámicas de explotación en el contexto capitalista, generando un racismo estructural que marca la región.
La exposición mira en la dirección de la carretera desde Cali, una ciudad que desde su fundación ha sido pensada como puente entre el valle y el océano Pacífico, y cuyo progreso ha estado ligado siempre a esa conexión con el mar. Y, a través de la obra de distintos artistas, propone una mirada crítica a la situación de Buenaventura, que vive un momento particularmente importante de su historia, después de que el año pasado, en un paro masivo y decidido la ciudadanía en pleno se uniera para reclamar sus derechos ante las grandes contradicciones que presenta el auge del puerto frente a las grandes injusticias sociales que vive la población.