La violencia de género es un problema grave que rodea la vida de muchas mujeres (y hombres) y por ello, enfocar el tema desde la veracidad y contribuir a su solución constituye una responsabilidad elemental para los medios.
Gran parte de lo que sabemos sobre la sociedad y el mundo lo conocemos gracias a los medios de comunicación. Y dado que estos se han convertido en verdaderos «constructores» de nuestra realidad, el papel que pueden y deben cumplir para combatir dicha lacra social resulta fundamental y necesario.
La representación es un proceso mediante el cual la realidad puede tomar un significado u otro. La representación social de la violencia de género se constituye, día a día, a través de las informaciones que se ofrecen y de la forma en la que son ofrecidas. Por ello, como profesionales responsables de la comunicación, deberíamos preguntarnos: ¿estamos haciendo todo lo posible para erradicar la desigualdad y la violencia?
Partiendo de la base de que el maltrato es una acción que vulnera los derechos de la persona, las noticias sobre violencia doméstica o sexista deben ser representadas como atentados a la libertad e igualdad. Ya que se trata de un tema socialmente relevante para todos los géneros, en los relatos a ofrecer no habría que confundir detalles morbosos con datos de interés general, ni presentar los hechos como flashes de hechos aislados o de ámbito privado, sino como un amplio reflejo de un problema de convivencia que agrede a nuestra sociedad.
Los medios deben tener en cuenta que un caso de violencia de género no es una noticia aislada de su contexto y que, por ello, requiere un tiempo de investigación. El periodista debe consultar fuentes variadas para evaluarlas y datos de la policía para confirmarlos, además de investigar cifras y estadísticas. Hablamos de un tipo de información especializada, que requiere tanto fuentes específicas, como expertos y comunicadores que conozcan el tema.
Asimismo, los medios de comunicación deben tratar, en toda medida, de luchar la desigualdad que supone toda violencia, tanto en el contenido, como en la forma en presentan estas noticias. En esta sociedad patriarcal, que culturalmente hemos heredado, los informadores tienen la responsabilidad de cuestionar la inferioridad real en que se sitúa la mujer respecto al hombre. Siempre con el objetivo final de combatir la discriminación «positiva» de lo masculino y la discriminación «negativa» de lo femenino, en favor de la Igualdad entre las personas.