El crítico de arte mexicano Fernando Gamboa se despertó temprano esa mañana de septiembre en Santiago de Chile: tenía que ir rápidamente al Museo de Bellas Artes para terminar de controlar los detalles de la exposición sobre los tres grandes muralistas de su país: José Clemente Orozco, Diego Rivera e David Alfaro Siqueiros, los principales artífices del famoso muralismo mexicano que se tenía que inaugurar dos días después, el 13 de septiembre de 1973, de la que Gamboa era el curador.
Sin embargo, apenas encendió la radio se dio cuenta que, aunque de todas maneras tenía que ir al museo, no sería para ultimar los detalles de la muestra, sino para tratar de salvar los cuadros, alguno de los cuales incluso ya estaban montados. Un golpe militar fascista, encabezado por el general Augusto Pinochet, con el apoyo de civiles de los partidos de derecha chilenos había puesto fin al sueño del presidente Salvador Allende de construir un país donde la igualdad de oportunidades para todos fuera una realidad.
Con muchísimas dificultades, aunque su hotel estaba relativamente cerca del Museo, Fernando Gamboa logró entrar y rescatar los cuadros, que en un par de semanas volverían a México, en el mismo avión donde viajó al exilio la viuda de Allende, Hortensia Bussi y y sus hijas. Muchos años pasarían y mucho agua correría bajo los puentes latinoamericanos hasta que en 2015, 42 años después, los chilenos pudieron ver finalmente esta «exposición suspendida» durante mas de tres décadas.
«En 2015, después de 42 años, abrimos la exposición en las mismas salas de Santiago de Chile. El impacto que tuvo en la sociedad chilena se contagió a otros países de América Latina y la llevamos a Buenos Aires y Lima», expresó el curador de la Exposición, el crítico de arte Carlos Palacios.
Por primera vez llega a Italia esta exposición que desde el 19 de octubre al 18 de febrero de 2018 exhibirá en las salas del Palacio Fava, una selección de las obras más significativas provenientes del Museo Carrillo Gil, del Museo Nacional de Arte y del Museo de Veracruz, todas ellas patrimonio nacional mexicano, la mayor parte de los cuales formaban parte de la muestra que tenía que inaugurarse el 13 de septiembre de 1973 y que fuera anulada a raíz del golpe militar en Chile.
El Palacio Fava o Palacio de las Exposiciones, un imponente edificio renacentista con frescos de los Carraci, importantes artistas de la época, ubicado en el corazón de Bolonia, es uno de los siete edificios históricos restaurados y abiertos al público de la Fundación Genus Bononiae: Musei nella Città, una entidad nacida por iniciativa de la Fondazione Cassa di Risparmio in Bologna con el fin de realizar una vasta gama de actividades artísticas y culturales.
La muestra suspendida, organizada y producida por la Fundación Carisbo y Genus Bononiae, junto al Museo Carrillo Gil y a la sociedad Glocal Project Consulting, presenta 68 obras que demuestran la enorme vitalidad del muralismo mexicano, una de las expresiones artísticas más importantes del modernismo latinoamericano. Se trata en su gran mayoría de pinturas al óleo y dibujos de gran contenido político y social que expresan en modo eficaz la poética de estos tres pintores cuyo objetivo era crear una nueva identidad nacional.
En el Manifiesto por los Artistas de América, que Siqueiros redactó en 1921, se proclamaba la necesidad de «crear un arte monumental y heroico, humano y público, con el ejemplo directo y viviente de nuestros grandes maestros y las extraordinarias culturas de la América prehispánica».
El impacto de los murales llegó a tener tal alcance que incluso Nelson Rockefeller encargó a Diego Rivera un mural que el pintor realizó en el atrio de uno de los edificios del nuevo Rockefeller Center, entonces en construcción, en el centro de Manhattan: lo que el empresario estadounidense ni siquiera podía imaginar era que Rivera pintara el rostro de Lenin en el corazón del imperio. Demás está decir que inmediatamente después de terminado el mural fue totalmente cubierto.
En la exposición de Bolonia también se instalaron proyectores que, gracias a las más modernas tecnologías de video y animación en HD, permiten admirar los murales originales realizados por los tres maestros, lo que lleva al espectador no solamente a localizar las principales creaciones de los tres muralistas en varias ciudades de México, sino también permite entender cabalmente la narración de una democracia imaginada y expresada en las murallas de los edificios del poder.
Igualmente, en La Mostra Sospesa se muestran algunos documentos históricos, artículos de periódicos, telegramas y cartas de solidaridad y de intercambio cultural entre México y Chile en 1973.
Carlos Palacios, el curador, destacó la importancia de la Exposición al afirmar que «da una imagen completa del valor, el interés y el poder estético de los grandes muralistas mexicanos». Según el experto, entre las piezas más relevantes de la muestra sobresalen el conjunto de pinturas de Orozco sobre la Revolución mexicana, las obras relacionadas con los murales de David Alfaro Siqueiros, y los trabajos realizados por Diego Rivera en su etapa cubista.
«Es una muestra que tiene una fascinación absolutamente única porque a su indudable belleza y encanto se agrega el valor histórico ligado a un período extremadamente crítico para toda América Latina», explicó el profesor Fabio Roversi Monaco, presidente de Genus Bononiae-Musei, agregando el orgullo «de poder albergar esta colección por primera vez en Europa, gracias a la estrecha colaboración con el museo Carrillo Gil», agregó.
Asimismo durante la inauguración el profesor Roversi-Monaco subrayó el significado de esta exposición: «Como en 1973, la finalidad de esta muestra no es solamente permitir que se conozcan estos tres extraordinarios talentos de la pintura muralista, estos ‘Tres Grandes’, los padres del movimiento muralista; nuestra intención es también y sobre todo narrar la situación histórica en que se desarrolló y la valentía de quienes, en un contexto de violencia y peligro, arriesgaron todo, incluso pusieron en peligro su vida para salvar el arte».