Las amistades, los gustos de Rodin, le incitan a rodearse de obras de pintores naturalistas (Théodule Ribot, Alfred Roll, Jules Bastien-Lepage, Fritz Thaulow…) y simbolistas (Eugène Carrière, Charles Cottet...).
Sin embargo, aunque los neo-impresionistas, los Nabis o los Fauves estén ausentes en su colección, el escultor compró tres cuadros de Van Gogh (incluido Le Père Tanguy [El Padre Tanguy], a finales de 1887) Femme nue [Mujer desnuda]de Renoir, Belle-Île de Monet, que son verdaderas obras maestras.
Conserva, mediante donaciones recíprocas, ocho cuadros de Eugène Carrière, el amigo de casi veinte años, con el que comparte la inclinación por lo inacabado.