Los premios otorgados en las convocatorias de artes visuales son importantes, pero lo determinante es la solidez del trabajo que se reconoce públicamente. En el presente artículo, el autor e investigador, Juan Carlos Flores Zúñiga, como un testigo privilegiado explora el modelo impulsado globalmente desde los gremios de críticos de arte asociados a AICA Internacional que ofrece una ruta alternativa en el Istmo por estar centrada en la solidez de los productores de bienes artísticos y culturales. Además, el autor presenta el estado de la producción artística e intelectual en artes visuales del 2023 en Costa Rica con base en la aplicación de dicho modelo.
Como advertí en este medio el año anterior, los reconocimientos se han convertido en mecanismos mediante los cuales ciertos grupos de poder generalmente asociados a estamentos políticos, económicos y académicos dominantes oficializan ciertas producciones y creadores mediatizando sus propósitos.
Lo que desde el Estado y la Academia inició décadas atrás, en el caso del Istmo centroamericano, con la intención de estimular a artistas e intelectuales se ha transformado paulatinamente en un perverso juego de poder, ayuno de criterio profesional, y con base en endebles estándares normativos que han facilitado el cabildeo de grupos y familias para premiar a uno u otro productor cultural sea relevante o no por honores y estipendios.
Valor del reconocimiento
Coleccionistas, curadores y marchantes coinciden en que los premios cuando son otorgados por una entidad seria y prestigiosa se transforman en un factor importante para la promoción del artista o intelectual, pero la fuerza estética sigue siendo clave para el éxito de la obra que producen.
El coleccionista británico Christian Levett participa de la misma opinión y afirma que: «definitivamente contribuye a la carrera de un artista haber ganado un galardón como el Premio Turner o haber representado a un país en la Bienal de Venecia u otro evento clave». Sin embargo, «la obra en sí (su fecha, calidad e historial de exhibición y publicación) supera cualquier premio relacionado», agrega.
Un elemento adicional para que un premio tenga valor es que no esté condicionado por la edad del seleccionado. Desde el 2017, por ejemplo, la Galería Tate de Londres abolió la edad límite de 49 años para recibir un premio reconociendo las tendencias contemporáneas.
Como ha dejado claro la consultora artística, Candace Worth: «tiene sentido en un momento en el que el mercado está reconociendo la importancia de los artistas que se pasan por alto y que se encuentran en la mitad de su carrera».
Queda claro de una lectura amplia de los principales certámenes de artes visuales actuales, que los premios no puede ser una panacea para sus beneficiarios si carecen de mérito artístico es decir concepto, proceso y técnica sólidos.
No obstante, cuando se distingue a un artista o a un intelectual, se abriga la esperanza de que continue contribuyendo calidad y consistencia (ya sea en lo artístico, académico, etc.). Al fin y al cabo, un premio reconoce el arduo trabajo que se ha realizado y los sacrificios que esto ha entrañado. Separamos mediante un fallo o juicio estético el polvo de la paja, que es un ejercicio básico de acuerdo con la etimología del término crítica.
Sin embargo, un premio como gratificación puede afectar al receptor de este en el corto o mediano plazo (algunos creadores se vuelven complacientes y hasta pedantes y luego están los que se comprometen a la mejora continua).
En síntesis, un premio reconoce un hito en la vida por sus contribuciones, pero no suelen definir su futuro. Es como un registro fotográfico en el tiempo que nunca más se repetirá con fidelidad.
Sin argollas
Ante las «argollas» académicas, sociales y económicas que han dominado las premiaciones desde el Estado y el sector empresarial privado en la región, la exploración de una senda alternativa se ha intentado en el pasado, pero ha quedado confinada en su mayoría a «premios entre amigos y colegas» como cuando un gremio de artistas, literatos o poetas premia a sus asociados sin transparencia y escrutinio externo.
Por ello, resulta alentador que una asociación internacional de críticos de arte, independiente del Estado, el mercado y los grupos de interés, o la academia, proponga y ejecute un sistema alternativo de reconocimientos para estimular la producción artística e intelectual anualmente, sin ningún patrocinio privado o estatal.
Es justamente, lo que ha vuelto a hacer este año la sección costarricense de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA) —la más joven del organismo internacional con base en París— que el 15 de febrero del presente concretó la segunda entrega del Premio de la Crítica en trece categorías, muchas de las cuales no se reconocen en otros sistemas de premiación oficiales, como la curaduría, la investigación teórico-estética, la proyección artística internacional, la difusión cultural institucional, el mecenazgo y la misma crítica de arte.
No obstante, con el Premio de la Crítica AICA Costa Rica se reconoce la labor de creadores, gestores, críticos de arte y curadores, así como de mecenas, publicaciones y eventos especiales realizados en torno a las artes visuales.
El rigor no viene asegurado por auto nominaciones, listas de espera, amiguismo o presiones externas, sino que cada miembro conforme al modelo adoptado y perfeccionado por AICA Internacional, tiene un solo voto en cada categoría que debe razonar eligiendo únicamente la producción del intelectual o artista que se produjo durante el año de evaluación y que conoce directamente.
No es un proceso perfecto, pero la diversidad e independencia de criterios entre sus miembros contribuye a que la selección y premiación de los galardonados se funde en el profesionalismo, la mejora continua y la defensa a ultranza de la libertad de expresión que comparte la membresía de la asociación nacional e internacionalmente.
Gota a gota
Durante el acto oficial de la premiación que se transmitió en línea simultáneamente en la Biblioteca Nacional de Costa Rica, la nueva presidenta de la Junta Directiva de AICA Internacional, Dra. Malgorzata Kazmierczak, puntualizó que la sección nacional de la organización con presencia en 96 países y más de seis mil miembros «es un ejemplo de excelencia y agente dinamizador en la escena internacional al poner sus talentos al servicio de otras secciones fuera de Costa Rica y estimular con estos premios y reconocimientos a los agentes y productores culturales y artísticos costarricenses», puntualizando que cada uno de sus miembros son una garantía para la libre expresión del pensamiento crítico en el arte y la cultura en la región centroamericana.
Por su parte, la coordinadora del Comité de Premios y Reconocimientos (CPR), Lic. Mariamalia Sotela Borrasé, señaló que. a diferencia de otros sistemas de premiación tradicionales:
El propósito del Premio AICA Costa Rica, es reconocer a creadores, gestores, críticos de arte y curadores, mecenas, publicaciones y eventos especiales realizados en torno a las artes visuales. Por ello, al operar la premiación con el rigor profesional e independencia que se viene aplicando en la selección y premiación de los galardonados ha venido convirtieron este galardón en uno de los reconocimientos más importantes dentro del campo de las artes visuales nacionales marcando un hito regional.
La Asociación Internacional de Críticos de Arte, AICA Costa Rica —primera en establecerse en Centroamérica—, otorga estos galardones anualmente como parte de un complejo proceso de monitoreo y evaluación de las actividades de artes visuales que se realizan en el país, iniciándose con la constitución del comité de los premios y reconocimiento, que para el 2023 integraron Mariamalia Sotela Borrasé, quien lo preside, junto con Amirah Gazel Romero y Rodolfo Rojas-Rocha, todos miembros de la asociación.
El galardón consiste en un certificado y un trofeo especialmente diseñado por el prestigioso diseñador Emmanuel Calvo Canossa, quien es poeta, investigador y crítico. Es un premio de prestigio que no ofrece estipendios económicos a los seleccionados.
No se trabaja con subsidios estatales, ni se reciben peticiones de terceras partes o presiones de cabilderos. Por ello, el evento público depende de voluntarios que aportan tiempo, esfuerzo y talento para hacer posible el éxito de la actividad que, en su segunda entrega, superó nuevamente las expectativas con más de un centenar de asistentes presenciales entre galardonados, autoridades de gobierno, representantes del sector cultura, coleccionistas y prensa, así como más de mil personas conectadas en la transmisión simultánea en línea por Facebook Live.
Resultados del 2023
El Premio AICA en la categoría a la Mejor Exposición Individual Estatal fue otorgado al pintor y dibujante Rolando Faba por su exposición «Salto al vacío» realizada en Museo del Banco Central – Plaza de la Cultura.
Se trata de varias series que testimonian una obra meditada que no se conforma con fórmulas estilísticas y evidencia una indagatoria de cinco años navegando entre lo orgánico y lo postconceptual. Confirma, además, una disciplinada exploración y aprovechamiento de recursos gráficos, pictóricos, y conceptuales. Contrasta, además, de manera eficaz la apariencia del vacío metafísico y la saturación visual material mediante gamas que apuntan a lo monocromo y acentos de color para crear dicotomías semánticas.
Y no menos importante, revaloriza la espiritualidad como concepto y tema de manera sui géneris, pero relevante.
En segundo lugar, el Premio AICA a la Mejor Exposición Individual Privada fue conferido al dibujante Roberto Murillo por su exposición «La nuda vida» realizada en la Galería Talentum.
Con esta breve pero sobresaliente muestra estamos ante un creador que, en la última década, se ha venido adentrando en las tinieblas del presente a partir de su propio universo tenebroso para comunicar mediante una gráfica figurativa rostros y cuerpos vulnerables e indefensos que intentan denunciar la angustia existencial.
Con la figura humana como elemento compositivo primordial —la mayoría de las obras son desnudos masculinos— representa el deseo en la angustia de sus personajes que gravita en sus creaciones hasta estructurar mediante contornos y volúmenes anatómicos su narrativa visual.
Su oficio como dibujante es prolijo y barroco, lo que lo separa de otros artistas gráficos de dentro y fuera de la región. Además, revaloriza la dimensión existencial como tema y concepto en su obra.
En tercer lugar, la categoría Mejor Exposición Colectiva, en museos, centros culturales y/o galerías privadas con base en una propuesta curatorial o museográfica de calidad e innovadora a partir de la participación de distintos artistas, con obras individuales y/o colaborativas, organizada durante el año de reconocimiento reconoció la muestra «1+1 es + que 2» de los pintores Álvaro Gómez y Alejandro Villalobos en la Galería Nacional (Museo de los Niños).
Aunque son únicamente dos artistas en la muestra, la misma está entrelazada armoniosamente como conjunto con base en una curaduría óptima, que sobrepasa la categoría de individual para expandirse conceptualmente a la de colectiva. Son dos acercamientos a la naturaleza diferentes, pero complementarios.
Estamos ante dos caras de la realidad visual que se amplifican en una presentación conjunta: una eminentemente pictórica y otra integrada mayormente por grabados y soluciones gráficas. Gómez se enfoca en la representación de la naturaleza con base en un paisaje dominado por las flores, mientras Villalobos aborda la interacción entre el clima y lo orgánico reflejando los cambios de estación y fenómenos como el viento.
La obra es diversa y muestra procesos maduros, los integrantes son ciertamente de generaciones similares, pero los enfoques claramente distintivos conceptual y técnicamente. Rompen, no obstante, con colectivos precedentes sin caer en la uniformidad del manifiesto.
Seguidamente, en la categoría Premio AICA a la Mejor Investigación Teórico-Estética se reconoció la obra Arte y Crítica en la Modernidad, Posmodernidad y Contemporaneidad en América Latina y el Caribe. Colección de ensayos 2023. Regional AICA América Latina y el Caribe. Edición digital bilingüe.
Se trata de una obra con peso crítico e histórico que reúne a 18 críticos de 10 naciones en un emprendimiento editorial colaborativo para analizar, discutir y ponderar el legado artístico y crítico de la modernidad, la posmodernidad y la contemporaneidad.
La obra editada por el coautor de esta, Juan Carlos Flores Zúñiga que se distribuye internacionalmente es accesible de forma gratuita desde su lanzamiento en octubre del 2023 con base en el diseño digital del costarricense Emmanuel Calvo Canossa.
Cada investigador y crítico incluido pasa revisión y hace cuestionamiento a las repercusiones, influencias, yuxtaposiciones, préstamos, consecuencias, y mistificaciones con base en una visión propia por país en el marco de dos hitos históricos, a saber: los centenarios del movimiento muralista mexicano y la Semana del Arte Moderno de Brasil.
Es criterio de este comité que estamos ante una obra seria, prolija y diversa en pensamiento crítico que contribuye decisivamente a una comprensión clara de la relación interdependiente entre el arte y la crítica basada en la revisión y el cuestionamiento del contexto que para los límites temporales de esta publicación cubre las décadas fundacionales del desarrollo de la modernidad artística y posterior contemporaneidad en América Latina y el Caribe (1920-2022).
A continuación, en la categoría de Premio AICA a Mejor Catálogo de artes visuales fue distinguido el Catálogo de «Salto al vacío» para la exposición de Rolando Faba escrito por la curadora María José Monge y editado en setiembre del 2023.
Estamos ante una investigación curatorial prolija y seria de casi cinco años realizada por la curadora María José Monge en formato bilingüe, que se sostiene a partir de conversaciones e interacciones entre la curadora y el artista en su estudio. El BCCR no ha escatimado recursos para hacer de esta una importante edición impresa profusamente ilustrada y fácil de leer.
No es una obra crítica ni aventura un análisis filosófico, sino que la autora articula monográficamente el proceso creativo de Rolando Faba, sus experiencias de vida y obra final, adoptando la perspectiva de comentar empáticamente desde los zapatos del artista, pero aun así resulta valiosa como experiencia documental.
El siguiente reconocimiento correspondió a la categoría Premio a la Mejor Labor Institucional, otorgado a la entidad que, durante el año del reconocimiento, haya realizado una significativa labor de promoción, difusión y desarrollo de las artes visuales en general se distinguió a la Fundación de Museos del Banco Central de Costa Rica.
Ha sido notable en el último año la apertura y mantenimiento continuo de espacios para la exposición, promoción y participación civil en temas artístico-culturales con seriedad y profesionalismo desde el Estado. Cabe también notar, la consistente visibilización del quehacer artístico y cultural tanto histórico como contemporáneo en sus museos mediante estrategias curatoriales y educativas de avanzada.
No menos importante es cómo el Banco Central de Costa Rica ha optimizado los recursos de personal, técnico y audiovisuales en medio de serias restricciones en la economía nacional para producir una oferta de alta calidad y diversidad.
La siguiente categoría Premio a la Proyección Internacional, se otorga a aquellos artistas con participación en eventos internacionales, o que hayan realizado alguna exposición significativa fuera del país durante el año de reconocimiento. En esta categoría se distinguió al artista Juan Ortiz-Apuy por sus exposiciones y labor de investigación y proyección en Canadá e Inglaterra durante el 2023.
Este costarricense ha establecido una carrera importante en Canadá e Inglaterra con base en sus instalaciones que se nutren de la problemática ambiental amenazando la diversidad del mundo natural. Sin caer en el didactismo ideológico reutiliza formas y colores de bienes de consumo para crear ambientes donde estos crean significados artísticos. Un aspecto relevante de su abordaje es cómo apela con eficacia a una nueva generación de jóvenes espectadores que quieren interactuar con los objetos transformados en la sala de exhibición como si fuera un museo.
Hay un tono refrescante en cada uno de los objetos reelaborados que ceden su utilidad a un propósito estético en sus exhibiciones fuera de Costa Rica. No obstante, su obra ha tenido una positiva acogida fuera del país y ha sido consistente en su trabajo de investigación y exposición periódico durante el año de evaluación.
Ortiz-Apuy estudió arquitectura en Costa Rica, pero se interesó en las artes visuales y siguió una carrera en artes visuales en Canadá. Allí es profesor en la Facultad de Artes de la Universidad de Concordia desde hace varios años. Expone regularmente en Canadá e Inglaterra.
La siguiente distinción fue en la categoría Premio a la Mejor Difusión de las Artes Visuales, otorgado a la persona, institución, medio de comunicación, publicación periódica o fundación con una reconocida y sostenida labor en la difusión de las artes visuales en general y costarricenses en particular que reconoció la Revista Nacional de Cultura publicada por la UNED.
Se trata de una de las pocas publicaciones impresas establecidas en el país que cuentan con periodicidad ya por tres décadas sobre la visibilización del arte, la cultura y el pensamiento. Formalmente y en contenido, se curan los contenidos, para poder presentarlos y divulgarlos con calidad inusual para el medio local.
Se aborda la producción cultural coetánea con oportunidad y con sus 81 números editados ha creado de hecho un repositorio de la historia de las artes visuales y la literatura sobre estas.
En la categoría Premio a la Mejor Labor Curatorial, otorgado al profesional en curaduría, que hayan realizado una contribución significativa al desarrollo del arte y la cultura nacionales mediante una labor conceptualmente sólida e innovadora y con alto valor educativo y artístico se concedió la distinción a María José Monge por su labor en curaduría de la exposición individual de Rolando Faba «Salto al vacío» en la Plaza de la Cultura.
Estamos ante un proyecto curatorial que abre una positiva vena documental sobre el proceso creativo y el acompañamiento del artista y el curador. Sobre un periodo de cinco años se concibió y desarrolló esta muestra. La curadora María José Monge comenta y registra el proceso integral de esta muestra sin juzgar los resultados o ejercer la autocrítica como se espera en medios académicos. En su lugar establece un dialogo empático con el artista para comunicar su técnica y concepto. Tanto el despliegue de las series que componen la muestra, la didáctica del recorrido como los apoyos audiovisuales, digitales e impresos han contribuido a visibilizar los resultados curatoriales que aseguran un lugar en la memoria para Faba y su obra experimental.
En la categoría Premio AICA a la Crítica Joven 2023 se reconoció a Valeria Zúñiga Brenes.
Por primera vez en esta edición, se ha incluido una categoría para reconocer a valores emergentes en la crítica de arte costarricense. A diferencia de las otras doce categorías, en esta se integró un jurado de tres miembros que ha emitido su propio fallo con base en ponencias en respuesta la convocatoria que cerró el 31 de octubre del 2023.
Como criterio de selección el jurado, integrado por Álvaro Zamora Castro, Juan Carlos Flores Zúñiga y Otto Apuy Sirias, requirió que los ensayos nominados y distinguidos con premio y/o reconocimiento debían seguir una narrativa ordenada, lógica y secuencial a menos que sea apropiado invertir algún pasaje del texto. Los autores podían hacer referencia a artistas, obras de arte individuales, exposiciones e incluir antecedentes históricos, memorias e incluso ficción si mejora la intención del ensayo. El tema era libre pero el abordaje debía ser una crítica de un artista, movimiento, género de expresión o temática artística de su interés, pero con relevancia y aplicación actual. Además, el ensayo distinguido debía ser un trabajo inédito y de autoría exclusiva.
El jurado por unanimidad seleccionó para el primer premio a Valeria Zúñiga Brenes por su ensayo «Rolando Faba: Salto al vacío». Además, declaró desiertos el segundo y tercer lugar en esta categoría.
Con respecto a las menciones, se otorgó solo una, también por unanimidad, en esta categoría, a Paula Artavia Vargas por su ensayo sin título sobre la exhibición de Rolando Faba ya citada.
En la categoría Mejor Labor Crítica, otorgado al crítico en artes visuales, que haya realizado una continua, consistente y significativa contribución, mediante canales de difusión públicos, con criterio e independencia, al análisis, interpretación y visibilización de la producción artística nacional e internacional durante el año se reconoció al crítico Luis Fernando Quirós Valverde quien es colaborador de la revista Meer desde hace casi una década.
El crítico seleccionado por mayoría corresponde a uno los pocos con trazabilidad en publicaciones sobre artes visuales enfocadas en las expresiones contemporáneas dentro y fuera del país.
Ha sido editor, diseñador y autor en revistas de carácter digital sobre el arte y la cultura dentro y fuera del país. Además, ha cumplido labores de comisariato artístico y curadurías en arte contemporáneo especialmente a partir de su emprendimiento MAYINCA que incluye procesos formativos en arte.
Quirós Valverde es Cofundador Colectivo de Arte Contemporáneo Museo del Pobre y Trabajador, fue miembro del Círculo de Críticos de las Artes de Costa Rica desde 2019 y luego cofundador de AICA Costa Rica en 2021. El acta fue remitida oficialmente el 20/12/23.
Finalmente, en la categoría Maestros Consagrados, otorgado a la labor de los maestros que por su trayectoria no menor de 40 años, constancia y aportes han alcanzado altos niveles de reconocimiento se ha premiado a Luis Chacón González.
Es un reconocimiento a una trayectoria de casi medio siglo que se nutre de lo abstracto integrando el paisaje como tema, produciendo una obra disruptiva con base en una mirada intuitiva que se apropia de la realidad física llámese playa, montaña, cascada, volcán, aves y animales para fragmentarla, despojarla de su simbolismo y reconstruirla en formas a partir del color.
Ha sido también un gestor cultural innovador por su impulso a la educación artística y el intercambio cultural a partir de la difusión de obras contemporáneas de vanguardia para lo cual logró establecer la Galería Nacional de Arte Contemporáneo (GANAC) y luego el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo.
Lideró el grupo neofigurativo «Bocaracá» compuesto por once artistas desde 1988 abriendo brecha en las expresiones contemporáneas y neofigurativas en el ámbito nacional e internacional el arte contemporáneo.
El comité de los premios integrado por Sotela Borrasé, Gazel Romero y Rojas-Rocha, cerró la recepción de nominaciones para la entrega completada el 31 de diciembre del 2023 en doce categorías. Luego, con la asistencia del fiscal de la asociación, Otto Apuy, se procedió a levantar un acta con todas las nominaciones recibidas, contabilizar el resultado final y comunicarlo oficialmente para su aprobación final, a la Junta Directiva.
En cuanto a la única categoría evaluada con base en ponencias «Crítica joven», el jurado cerró la recepción de estas el 31 de octubre del presente y comunicó mediante acta su fallo a la directiva. Este jurado estuvo integrado por Álvaro Zamora, Otto Apuy y Juan Carlos Flores Zúñiga. En sesión extraordinaria del 19 de enero del 2024 ambas actas fueron aprobadas.
Lo que AICA Costa Rica inició el año pasado localmente parece irse extendiendo como un pequeño fuego con la afirmación en 2024 de este proceso de premiación alternativo que tanto se necesita en una región cansada de «argollas», ávida de libertad, independencia y profesionalismo tanto en el ejercicio crítico como en la valoración de la producción artística e intelectual regional.